domingo, 29 de marzo de 2015

EL HOMBRE NORMAL


El ser humano ha transformado su verdadera realidad humana en una realidad productiva, ha pasado de ser un hombre vincularmente afectivo natural, a ser un hombre productivo o laboral; de ser humano, ha pasado a ser trabajador. Trabaja para alimentarse,  para disponer de una vivienda, de un medio de transporte o comunicación, ya sea el teléfono o el computador, pero su ferviente prioridad actual es el trabajo.
Trabaja para conseguir aquello que la naturaleza le ofrece de forma gratuita, pero como la sociedad ha creado en él, exigencias extraordinarias, trabaja para lograr esos excesos, por ejemplo: se puede descansar en el suelo  y cubrirse con un saco de dormir, pero la sociedad indica que es mejor tener camas con un colchón de marca. Esa indicación social produce en el individuo la necesidad de trabajar para comprar el colchón de marca. En lugar de descubrir su verdadera naturaleza, observando y analizando lo natural, prefiere disponer de un título universitario o nobiliario, para lo que debe trabajar y trabajar. En lugar de sembrar vegetales comestibles en su jardín, trabaja para comprar la palmera publicitada en las revisas de decoración. El ser humano actual, es mentalmente débil en la superación de tentaciones y cae en ellas una y otra vez. Tentaciones, que en su desarrollo acaban en algunos casos transformándose en adiciones. Se es adicto a las costumbres, aunque no favorezcan en nada la normalización del ser. Adicto a dormir todas las noches, adicto a comer tres veces al día, adicto al futbol, al televisor, al celular, a la bebida, al rechazo del diferente, al reclamo, etc. etc.
La condición de ser humano, al ser ignorada,  ha quedado en el olvido, se considera un ideal imaginario e imposible. Y se justifica su imposibilidad con el “todos somos distintos” o con el “cada uno tiene su ideal”, como si la naturaleza humana, fuese una suerte de elección particular. Y nos planteamos la pregunta: ¿Qué es lo que nos impide descubrir nuestra naturaleza humana? Al parecer es solo una la razón que justifica esta pregunta: lo que impide al hombre reconocer su verdadera naturaleza, es el eclecticismo en la versatilidad de información incierta, que confunde la conciencia del interesado en descubrirla. Lo que obliga a realizar un verdadero esfuerzo en el análisis de las constantes razones de que está compuesta la naturaleza humana. Ese es nuestro tema en este ensayo. Espero les sirva para aclarar un poco las ideas.



FUNDAMENTOS DE LO ESENCIAL            Por Martin Soria

En la naturaleza de la Creación, existen dos categorías de aspectos fundamentales: Inmutabilidad y variabilidad.
Lo inmutable o incambiable y lo cambiable o variable, se complementan en la unidad. Lo incambiable es constante, confiable y conectivo; lo variable es inconstante, impreciso y diverso, por lo tanto, lo inmutable es previsible y lo variable es  imprevisible.

Lo Incambiable                                                       Lo variable
Constante firme                                              inconstante débil
Confiable  absoluto                                      impreciso  relativo
Conectivo conciliador                              diverso  inconciliable
Previsible                                                               imprevisible

 En la naturaleza humana existen razones constantes y razones variables. Todo humano saludable es libre, autónomo y responsable, crece, tiene la capacidad de reproducirse y ejerce el control o dominio sobre sus decisiones. Se alimenta, respira, huele, oye, ve y camina; siente, comprende y es creativo, estos son aspectos constantes en la naturaleza humana. Y los aspectos variables son aquellos que tienen que ver con sus opciones, sus convicciones y sus experiencias; unos crecen más altos o más bajos, más gordos o delgados; se reproducen con más o menos hijos. Y dominan más o menos sus habilidades.
Tanto la inmutabilidad de lo incambiable como la variabilidad de lo cambiable poseen categorías de cantidad y calidad, tienen un máximo y un mínimo. La libertad puede optar por lo que es válido para uno, por lo que es válido para un grupo, o por lo que es válido para todos. La autonomía puede ligar con la justicia del criterio personal, del criterio grupal o del criterio natural. La responsabilidad puede cumplir necesidades morales, éticas o estéticas. Se puede ser responsable del cumplimiento del deber de ser mejor, de cumplir con las responsabilidades familiares o de cumplir con las responsabilidades sociales naturales.
En lo invariable y en lo variable, existe siempre un máximo. El máximo es siempre utópico inalcanzable, pero motivante.

Hay gente que baila pero Baryshnikov solo hay uno.
Hay gente que canta pero María Callas solo hay una.
Gente que toca el piano pero Frederick Chopin solo hay uno.
Hay gente que esculpe pero Miguel Ángel solo hay uno
Hay gente que pinta, pero, Antonio López solo hay uno.

Caminar hacia el horizonte, pareciera ser utópico porque nunca se alcanza, el horizonte camina siempre en la distancia y avanza en paralelo con nuestro caminar, pero ese horizonte que nunca se alcanza es el que nos motiva a caminar.

Lo variable es múltiple, se encuentra en la diversidad; es retornable, ocurre una y otra vez. Es abstracto, solo se establece en fragmentos, no en la totalidad y en ocasiones es absurdo, paradójico, ilógico o desatinado.
Lo invariable es único, se encuentra solo en esa cualidad, en ese momento y en ese lugar. Es concreto, lógico, justo y máximo. Es la cualidad máxima posible del ser.

Hay gente que quiere bailar, esculpir o pintar por diversión y gente que quiere ser artista, por vocación.  La diferencia entre uno y otro, radica en su determinación. Del artista vocacional surge una fuerza pasional que lo motiva a superarse sin sentir el sacrificio del esfuerzo. Del artista por diversión, surge una fuerza en cada esfuerzo a superarse que lo priva de divertirse y   lo motiva a retirarse. El arte es únicamente para quienes tienen solo una meta: “Lo Supremo” y esa meta, les permite superarse.
Lo supremo es producto del máximo esfuerzo, la máxima concentración, la máxima determinación. Sin esa actitud de realizar el máximo esfuerzo, la máxima concentración y la máxima determinación no se logra lo supremo. Por lo mismo, no se logra la meta de ser artista.

La frase: “todo cambia” es solo una frase cliché, no es cierta La frase correcta es: ¡No todo cambia! Cambia lo variable, pero no lo inmutable.
La “ciencia” o, mejor dicho, algunos científicos, nos han llenado la cabeza de frases sin sentido, como esta de que “todo cambia” que, por ser mil veces repetida, se tiende a asumir “cierta”, pero no lo es. ¡No todo cambia! Si cambiase todo, las matemáticas o la geometría no existirían. ¿Cómo justificar una razón matemática o geométrica si cambia? Si todo cambia, la hipotenusa de un triángulo rectángulo no sería igual al cuadrado de la suma de los catetos, ni la circunferencia sería 3,14 veces su diámetro, ni la tierra giraría alrededor del sol, ni tantas cosas más, por eso, ¡no todo cambia! Pero si se asume que todo cambia, también se puede asumir que todo es relativo. Una cosa lleva a la otra.  Y, ¿qué es relativo? Si por relativo se entiende que es algo que, es al mismo tiempo y en el mismo lugar  bueno y malo, cierto y falso, satisfactorio y frustrante, ¿cómo es eso posible? Algunos justifican esto con una ingeniosa salida: “es que lo que es bueno para mí, puede no ser bueno para otro”. ¿Por qué digo que es ingenioso? Porque están eliminando el  -mismo- de la pregunta. Ahora, lo bueno para mí, aquí, no es bueno para el otro, allí; no ocurre en el –mismo- momento ni en el -mismo- lugar. Nos ponemos frente a dos apreciadores y claro, a uno puede no parecer bueno lo que al otro le parece. Pero en ese caso, el valor de lo bueno, no cambió, solo tenemos dos apreciadores distintos. La visión distinta puede hacer que se reconozcan dos cosas diferentes, aun siendo la misma cosa y sin que esta varíe. Por lo tanto, no es que lo apreciado sea bueno  y malo al mismo tiempo y para la misma persona, sino que para uno es bueno cuando lo aprecia y para el otro es malo cuando lo desprecia. Pero la calificación de cada uno, de lo bueno y lo malo, no varía la propiedad de que el objeto apreciado sea siempre bueno para todo el que lo aprecia y siempre malo para  el que lo desprecie. Esa cualidad de ser, es constante, mientras que la evaluación de bueno o malo es variable.
¿De dónde surge lo bueno o lo malo? Lo bueno o lo malo, no existe contenido en el objeto apreciado o despreciado, la calificación de bueno o de malo, es emitida por el juez o sujeto que aprecia o desprecia al objeto. Cuando lo aprecia, indica que el objeto es bueno y cuando lo desprecia, indica que el objeto es malo, pero el objeto no cambió. Luego, el objeto no varía, ni varia la apreciación o desprecio. El sujeto que aprecia valora o valida al objeto y el sujeto que desprecia, invalida al objeto. No puede validar e invalidar lo mismo, al mismo tiempo,  el mismo sujeto. El principio de no contradicción nos dice que un mismo significado, no puede ser y no ser al mismo tiempo. Además, el principio del tercero excluido, nos dice, que entre el ser y no ser de un significado, no existe un tercero intermedio. Las medias tintas no existen en la verdad. Toda intención persigue una sola dirección. La solución a cualquier problema es solo una: aquella que lo resuelve. La conclusión de cualquier proyecto es solo una, aquella que lo cumple. El cumplir, el resolver o el solucionar siempre vale para solucionar, resolver o satisfacer esa necesidad.
Por lo explicado comprendemos que el valor no cambia, siempre vale, siempre complace, así como el desprecio siempre rechaza. Nadie puede unirse con lo que desprecia, o apreciar despreciando, ni puede  ser satisfecho con lo que odia.
El valor siempre complace, nunca cambia. Por lo tanto, ¡no todo cambia!
Podemos cambiar la forma del oro, pero no su oxidación, porque no se oxida. La no posibilidad de oxidarse es su característica inmutable y lo variable es la forma que podemos darle al oro a nuestro antojo.
El valor contiene la dualidad de ser inmutable en tanto a que se debe establecer y su establecimiento siempre complace, esa cualidad del valor es absoluta, pero es variable en intensidad, puesto que las cosas complacen mucho o poco o se deben de lograr metas individuales o globales, máximas o mínimas. Pero en ningún caso, se puede justificar que el valor sea relativo, en el sentido de que posee al mismo tiempo y para la misma persona la cualidad de agradar y desagradar.
Quien dice que todo es relativo y todo cambia, se declara a si mismo imprevisible, porque al ser parte del todo, está afirmándose cambiante. Una razón que se declara cierta y falsa al mismo tiempo no merece confianza.
El intelecto humano no está capacitado para reconocer lo falso, lo desprecia. ¿Cómo podría entonces alguien, afirmar que una verdad puede ser falsa al mismo tiempo y en el mismo lugar?

DIVERSIFICACIÓN DE LOS SIGNIFICADOS
El hombre originario, o primeros padres de la humanidad, no disponían de dos o más nombres para sus significados, cuando calificaban algo o lo nombraban, lo calificaban con una sola palabra. ¿Para qué complicarse o confundirse con dos o más nombres para la misma cosa? Si una cosa hubiera tenido dos nombres se confundirían en extremo, no podrían comunicarse. Eso les permitía comprenderse y confiarse con facilidad.  Cuando se juntaban  sentían una sensación de complacencia, a esa sensación la denominaban, pongamos por ejemplo: “felicidad”.  En ese círculo familiar único en ese entonces, todos entendían que el significado de felicidad era la complacencia o el sentirse bien. No existía otra palabra para esa sensación, por lo tanto, era fácil entenderse. Y cuando crearon un lugar habitable, lo llamaron –casa- y eso era comprendido por todos ellos como lugar habitable.
Pero, al parecer, estos primeros ancestros humanos, se separaron y los descendientes comenzaron a llamar las cosas a su modo, lógicamente, distinto al modo de los otros marginados. Y la historia de las separaciones continuó y continuó,  hasta nuestros días.
Ahora tenemos tantos nombres para la misma cosa, que nos resulta imposible comprendernos los unos a los oros. Los españoles llamamos casa a la vivienda, los ingleses la llaman  house, home, dwelling; los alemanes lo llaman: haus. Los checos lo llaman dum. Los franceses maison. Los irlandeses theach. Los islandeses husio. Y podéis comprender la cantidad de idiomas que existen con nombres distintos para cada cosa.
Esta multitud de nombres, impide la comprensión de los significados, porque el tipo de casa en cada nación también es diferente. Las casas de las planicies, suelen ser de ladrillo o barro o adobe. Las casas de cordillera, suelen ser de piedra con techo de pizarra, las casas de los bosques suelen ser de madera y allí donde dispongan de madera piedra y barro, son casas que integran todos esos materiales, por lo mismo, no podemos comprender con precisión, a qué se refiere cada uno con el término casa, entendemos lo esencial del termino: “lugar habitable”.
La comprensión de lo fundamental, en un medio ambiente saturado de explicaciones y significados diversos es muy difícil, por eso, Descartes recomienda la duda y propone un método de análisis para la comprensión del juicio justo.
En la actualidad, los significados de libertad, felicidad, amor, sexo, éxito, talento, educación, salud o  enfermedad, son abstractos, sin fundamento que los justifique. Por eso se establecen las polémicas diferencias de opinión, que finalmente generan reclamos, acusaciones o rupturas y enfrentamientos por la defensa de las mismas.
Quien carece del juicio justo, no dispone de la razón.

Imaginemos ahora el significado de felicidad, si existe la felicidad, ha de existir una máxima felicidad.  Y para eso, debemos diferenciar las experiencias de felicidad.
Existen tres categorías de felicidad. Primero debemos definir la felicidad con un adjetivo más concreto, podemos estar todos de acuerdo en que se siente la felicidad cuando algo nos complace, pero podemos sentirnos complacidos en tres aspectos fundamentales: nos complace una sensación, un conocimiento o un bienestar. Si alguien nos atiende, nos complace, si alguien nos entiende, nos complace y si alguien nos respeta, nos complace, luego existe un tipo de felicidad emocional, un tipo de felicidad intelectual y un tipo de felicidad conductual. La felicidad es una sensación que se desprende de la conquista de lo esperado. Pero existen esperanzas cotidianas y esperanzas fundamentales; esperanzas intrascendentes y expectativas trascendentes.
 No es lo mismo la máxima felicidad infantil que la del adolescente, la del padre o del abuelo. Pensemos en cual puede ser la máxima felicidad infantil. Podríamos decir, que la máxima necesidad infantil, va a depender de cada niño, pero todos los niños tienen una misma máxima felicidad infantil. Lo primero que se nos viene a la memoria es el regalo. A los niños les gusta recibir regalos, juguetes, bicicletas, patines, juegos etc. Pero, ¿sería feliz un niño con juguetes y sin hermanos? ¿Podría jugar sus juegos competitivos sin alguien con quien competir? Un hermano proporcionaría más felicidad a un niño que un juguete, pero, ¿si no tiene padres a quienes contarles que ganó en su juego o quienes le proporcionen los juguetes? No podría jugar con esos juegos, luego, la felicidad máxima del niño proviene de los padres.
Y ¿Cuál sería la máxima felicidad del adolescente? El adolescente entre los 12 y 18 años compite en sus juegos, pero, además de sentirse feliz con las victorias y logros que sus padres admiran en él, se siente también gratificado con el reconocimiento de sus amigos y en especial con el aprecio de sus complementos de género. Y cuando ha elegido su complemento particular, su pareja, lo que más le satisface es el reconocimiento de su pareja, incluso más que el reconocimiento de sus padres. Por lo tanto, la máxima felicidad del adolescente proviene del reconocimiento afectivo, intelectual y conductual de su pareja.
Y ¿Cuál sería la máxima felicidad de los padres? Si ya han logrado el reconocimiento de sus parejas, más que la satisfacción del éxito profesional entre sus pares, o la compra de la mansión o del Rolls Royce, lo que produce la máxima satisfacción a los padres, es el reconocimiento de sus hijos. ¿De qué sirve la mansión sin hijos que la disfruten? Michael Jackson era propietario de Neverland pero esa mansión solo causó la división entre los padres e hijos que la pretendían, Y ¿los logros laborales sin trascendencia? Muamar el Gadafi consiguió los máximos logros como líder libio, pero murió asesinado por los mismos libios.
Y ¿Cuál sería la máxima felicidad de los abuelos? Los abuelos se sienten muy felices con los nietos chicos, pero cuando los nietos logran madurar en el afecto por sus abuelos, los abuelos sienten el máximo de felicidad. No es lo mismo el nieto receptor que el nieto complementario. Cuando el nieto madura en el respeto y cumplimiento de su responsabilidad, cuando madura en la justicia de la razón que produce confianza y cuando madura en el afecto incondicional en atender, entender y estar atento a las necesidades familiares naturales, el abuelo se siente feliz con el nieto maduro.
Acabamos de ver distintas apreciaciones y significados de “felicidad”. Lógicamente el adolescente no puede comprender el significado de felicidad del abuelo, pero el abuelo maduro si puede comprender la máxima felicidad del adolescente. Luego, si el adolescente es inteligente, debería escuchar a sus mayores en los significados de lo que no puede comprender por su edad y falta de experiencia. Eso no significa que el significado de la felicidad cambie, porque en todas las categorías complace, pero las diferentes categorías de desarrollo de los receptores, produce diferencias en la recognición de la complacencia que establece la felicidad. Pero existe una máxima felicidad insuperable y esa es el producto del establecimiento del vínculo maduro intrafamiliar. El afecto, la confianza y el respeto entre amigos es complaciente y uno se siente feliz con los amigos; el afecto, la confianza y el respeto entre hermanos produce complacencia en la confraternización. El afecto, la confianza y el respeto entre marido y esposa, produce complacencia en la conyugalidad y se siente feliz; el afecto, la confianza y el respeto entre padres e hijos, produce complacencia en la filio-paternidad. La máxima felicidad, resulta de la sumatoria de todos ellos. El amado, confiado y respetado por los amigos, hermanos, cónyuges y padres, es quien posee la máxima felicidad.

Analicemos el significado de libertad. Libertad es un término muy usado a la hora de defender un pensamiento, una opinión o una acción. Se pensó, se dijo o se hizo, porque se dispone de libertad, pero si observamos con cuidado, qué es lo que se pensó, se dijo o se hizo, en todo caso se eligió lo preferido. Llegamos al conocimiento que nos interesa porque lo preferimos por sobre lo que no nos interesa. Se dijo la palabra que se dijo porque se eligió de entre otras y se prefirió decir esa palabra. O, se hizo lo que se hizo porque se eligió de lo que se podía hacer lo que se prefirió. Por lo mismo, libertad, no solo es la capacidad de optar, también es la propiedad de elegir lo preferido.
Cuando expongo esta particularidad de la libertad, suelen surgir algunas discrepancias. Algunos dicen que hacen cosas que no prefieren, o que dicen lo que no quisieron decir o que pensaron lo que no querían pensar, pero: ¿cómo es eso posible? Es lógico que existen actos reflejos que no decidimos conscientemente, y que son respuestas instintivas, por ejemplo, en las situaciones de peligro en las que opera el instinto de protección, pero la decisión en esos casos proviene de la naturaleza que prefiere la supervivencia por sobre el daño. Tanto la naturaleza de la creación, como la naturaleza humana, disponen de preferencias en el acomodo de los extremos o carencias. Claro que a eso no se le denomina libertad, se le suele llamar ecología, biología, o procesos naturales. Pero el ser humano que piensa, que se comunica y que actúa, utiliza su libertad.
La respuesta común al significado de libertad es que es “hacer lo que da la gana”. Y aquí es donde quiero ahondar. ¿Cuándo no se hace lo que da la gana? Y ¿qué significa lo que da la gana? ¿Cuándo la gana de lo que hacemos, decimos o pensamos, no es lo que se prefiere? Llevo varios años investigando esta pregunta y no logro encontrar ni una sola ocasión en la que se opte por lo que no es preferido. Algunos dicen que hacen muchas cosas que no quieren hacer, pero cuando se les pregunta, ¿por qué lo hiciste? Responden que porque no tenían otro remedio. No tener otro remedio significa que no tenían otra opción mejor. ¡No significa que no lo quisieran hacer, porque se hizo!. Pero, ¿por qué se hizo? Porque no existía otra posibilidad y esa posibilidad determinó la voluntad a hacerlo. Y  esa posibilidad era la preferida. No nos gustan muchas cosas, pero cuando las hacemos, nos determinamos, consciente o inconscientemente a hacerlas. Nadie, en su sano juicio, quiere dañar, mentir o matar a nadie, pero, cuando se determina la voluntad a agredir, mentir o apretar el gatillo, aunque cabe la posibilidad de que quien recibe el impacto de la bala, muera y antes o después pensemos que no lo queremos hacer; al disparar estamos optando por esa alternativa por considerarla preferida. Apretar el gatillo es una opción en la que opera la libertad.
Libertad entonces es la capacidad de optar. Podría definirse de este modo: “libertad es la capacidad de optar”. Pero, si cada uno opta por lo que quiere, se encuentra con muchas contrariedades derivadas de la capacidad de optar de otros por lo que estos quieren. Optar por lo que se quiere, cuando lo que se quiere no concuerda con lo que se debe, la obstrucción a la justicia penaliza la elección con el castigo del reclamo, acusación o rechazo del resto, no beneficiado con tu opción. Si se quiere oír la radio, porque tocan una canción que nos gusta y al otro no le gusta, nuestra libertad de optar no nos funciona. Entonces, ¿cuál sería el verdadero significado de libertad? Si defendemos la significación: “libertad es meramente la capacidad de optar, nos daremos cuenta de que no funciona. Pero si le añadimos algo, seguramente sería una definición más apropiada. Digamos que libertad es la capacidad de optar por lo que es siempre válido para todo. ¿A quién perjudicaría aquello que es válido para todo? A ¡nadie! Eso es: ¡a nadie! Aquello que es siempre válido para todo ¡no perjudica nunca a nada! Esa es la verdadera libertad. Así podemos deducir que el significado de libertad es: “Libertad es la capacidad de optar -por lo que es siempre y para todo- válido”. El camino del desarrollo de la comprensión del todo, comienza cuando abrimos los ojos al exterior, cuando superamos nuestro egocentrismo y comenzamos a pensar en los grupos familiares, tribales, comunales y sociales.

Vamos a ver ahora cuál es la fuerza más poderosa del universo. En el universo existen muchas fuerzas y energías y cualquiera podría opinar una u otra fuerza como la más poderosa, pero debe haber una que todos reconozcan superior, la más importante y poderosa. Unos piensan que es la fuerza de atracción, otros, que la fuerza centrífuga y si, ¡son potentes las dos! y sería muy difícil precisar cuál de las dos es más poderosa.

Lo importante es darse cuenta de que tanto la fuerza nuclear, como la fuerza de atracción, existen contenidas en la energía electromagnética que hace posible la acción y la atracción. Supuestamente, acción reacción son equivalentes, pero, ¿qué motiva el actuar de estas dos fuerzas? La acción es propulsora y la reacción es receptora, una da y la otra responde dando, pero tanto la acción como la reacción, operan por la unidad entre ambas, luego, la fuerza mayor es la unidad. Y en el caso de las conductas humanas, ¿Cuál es la fuerza mayor? La misma, la fuerza de la unidad. ¿Qué produce la máxima unidad en la naturaleza humana? Produce la reproducción. ¡La fuerza más poderosa del universo es la fuerza de la reproducción!
La reproducción de ideas, pensamientos o motivaciones, genera las necesidades, intereses o deseos por realizarlos. El deseo por la reproducción contiene dos aspectos: el espiritual custodiado por el celo y el físico custodiado por el instinto. El poder, la inteligencia y la sensibilidad esperan la unidad motivadora y ajustada a la naturaleza de la reproducción. Nos gusta reproducir sensaciones agradables, nos interesa conocer la justa razón de los significados y nos motiva el bienestar de lo que se declara bien hecho. La humanidad, así como el resto de las especies, existen para realizar una actividad reproductiva. Reproducen comportamientos constantes, actividades constantes y conductas constantes dentro de la diversidad de sus características individuales. Este comportamiento, en la especie humana es voluntario, porque dispone de la libertad para construirse o para destruirse, pero dentro del resto de las especies, que no dispone de esa capacidad para educarse responsablemente, lo realizan mediante el impulso del instinto de protección, conservación y reproducción. La especie humana dispone del celo emocional, intelectual y conductual supeditado al dominio de la conciencia.

Vamos a analizar el celo. Esta es otra palabra que todos creemos conocer pero, no todos lo conocemos a fondo.
La mayoría entiende que el celo es esa fuerza que surge cuando pensamos que vamos a perder a un ser querido, ya sea porque otra persona la está seduciendo o porque se nos va sin saber por qué. Pero lo que no saben todos, es que el celo es un servidor custodio de la unidad. El celo advierte de la posibilidad de perder la unidad, pero también opera para establecerla. Y no solo de la unidad en el afecto, también opera en la unidad del pensamiento y de las conductas. Existe un tipo de celo emocional que nos obliga a ligar y a proteger lo ligado. Existe otro celo intelectual que nos obliga a reconocer lo verdadero y a protegerlo y existe un tercer celo, el conductual que nos obliga a hacer las cosas bien y a proteger nuestros bienes. Lógicamente es el mismo celo, pero actúa en esas tres áreas, en la sensible, en la inteligente y en la creativa. Por ejemplo: cuando se ha creado algo bueno y viene alguien y lo desprecia, surge una fuerza extraordinaria dirigida a evitar esa descalificación o a defender la validez de lo creado. Esa fuerza es el celo. Cuando se tiene una idea considerada cierta y se nos desacredita, surge de nuevo esa fuerza extraordinaria para reafirmar lo que se considera cierto o para deshacerse del contrario. El celo instintivo de los animales es el servidor custodio de su unidad, es una poderosa fuerza inevitable que los une con su naturaleza. A nadie se le ocurriría pensar que cuando los perros entran en celo están obrando mal. Pero el celo humano es diferente porque opera en base a la libre opción de la conciencia humana y el individuo puede extremarse en el celo o reprimirlo a voluntad. En ambos casos el celo extremo se transforma en recelo.
El recelo, es el causal de los mayores trastornos de personalidad, porque provoca excesos o carencias. Por ejemplo: una madre celosa de sus hijos en extremo, recela porque teme la posibilidad de perderlos, de que la contraríen o de que se separen de ella y termina ejerciendo una sobreprotección extrema, convirtiéndose, de este modo en madre sobreprotectora. La sobreprotección, es un grave trastorno de personalidad que provoca mucho daño porque se origina en algo falso, en el miedo. El miedo no es real. Es distinto el sentido de protección del instinto que mueve el cuerpo frente al puñetazo del contrario para esquivarlo, que el miedo a enfrentarse al contrario, porque se piensa que le va a golpear. Le puede golpear o no, esas son solamente posibilidades, no realidades, por lo tanto el miedo es falso y eso, hace que el afectado por el temeroso reaccione de forma anormal.
La arrogancia es otro extremo intelectual receloso que surge en la defensa del conocedor. Curiosamente el arrogante no defiende la razón, defiende su persona. Ante la posibilidad de que le consideren un ignorante y se menosprecie su persona, arroga del conocimiento, eso es un trastorno de personalidad. Se teme perder la integridad natural, porque se teme, se arroga.
La agresividad por la defensa del poseedor de las pertenencias, es otro grave trastorno producido por el descontrol del celo.
Quiero que les quede claro que el recelo es producido por el miedo, pero no por el miedo a perder al otro, a la razón o a lo otro, sino por miedo a perder la integridad. Los trastornos de personalidad son una evidencia de la persona inmadura, insegura e insensible a las necesidades máximas globales. Para el insensible, los demás son adversarios, para el inseguro los demás son una amenaza y para el inmaduro los demás son inexpertos.

El celo extremo o recelo es el causal de la mayor parte de los delitos. Desde el celo por el ideal religioso, político o económico, hasta el celo por la integridad humana. Pero no debemos confundir el celo con los instintos, aunque funcionen en modo similar.
El celo es comparable al termostato que frente a una situación alarmante, se activa para proteger. Protección contiene dos aspectos importantes de conocer: uno, el de mejorar las condiciones para evitar una agresión y dos, mostrar al otro la defensa de uno mismo. Cuando se reúnen los recursos para evitar la agresión, el peligro o el dolor, el otro, en este caso el enemigo, no se siente amenazado, porque no conoce los recursos. Pero cuando el enemigo reconoce los recursos defensivos, se siente agredido por ello y surge en él la necesidad de defenderse. En ese caso, la defensa protectora del primero agrede la seguridad del segundo. Este fundamento ocurre en todo caso. Por ejemplo el sobreprotector que teme perder algo y hace alarde de su protección agrede al protegido. El arrogante que teme perder la razón y se impone ante el otro, lo agrede. El violento que amenaza con su fuera al contrario lo agrede. Las guerras surgen por el desconocimiento de este fundamento. La protección ha de realizarse en silencio, sin que nadie lo sepa.

Veamos que son los instintos. Instinto es otro servidor custodio, pero en este caso, de los procesos vitales. Mientras que el celo es el protector custodio de la unidad emocional, intelectual y motivacional, el instinto es el protector de los procesos vitales. Existe el instinto de protección, el instinto de supervivencia y el instinto reproductor. El instinto de protección alerta del peligro con una dosis de ansiedad o de angustia, dependiendo de, si se encuentra ante el peligro o dentro del peligro. Ante una situación peligrosa surgen –ganas- de protegerse, ya sea saliendo corriendo, espantándonos o gritando, esa fuerza se reconoce con el nombre de ansiedad. Pero cuando el peligro invade y nos encierra en él, se siente otra sensación distinta a la ansiedad, esa sensación es la angustia. Se ansia tener plata, cuando la cuenta bancaria está a punto de traspasar los números rojos, pero, cuando se está en la línea de sobregiro, se siente angustia por no saber cómo pagar la deuda. El instinto de protección alerta del peligro, pero se debe distinguir entre peligro y riesgo. El riesgo es previo al peligro. Diariamente se corren riesgos al trasladarse en el auto, o al pasear por sitios peligrosos y en esos riesgos, no surge la ansiedad en una escala de protección extrema. Surge y nos alerta, pero no con la intensidad que aparece cuando se nos viene encima un auto o cuando vemos la pistola del que nos quiere agredir. Por lo mismo, podríamos decir que riesgo es el indicio de un peligro.
El instinto de supervivencia, nos indica cuando debemos alimentarnos, descansar o ejercitarnos. El cansancio despierta el instinto de mantenimiento o supervivencia y nos pide que descansemos. Lo mismo hace cuando estamos descansados y nos motiva a salir corriendo o a nadar en el verano frente a las altas temperaturas.
El instinto de reproducción nos motiva al encuentro con los complementos de género. El exceso o carencia en el acomodo de estos tres instintos produce trastornos. El instinto de protección excesivo puede desarrollar fobias, y la carencia del instinto de protección genera accidentes por imprudencia. El exceso del instinto de mantenimiento o de supervivencia en la alimentación puede producir bulimia u obesidad y la carencia, anorexia. Así como el descanso extremo deriva en la flojera y el ejercicio extremo en trastornos cardiovasculares. El instinto reproductor sin control, provoca la frivolidad, la lujuria, o la deslealtad e infidelidad a la pareja. Y la castidad impide la generación de la descendencia. Por lo tanto, los instintos, así como el celo, deben ser controlados por la conciencia.

Y ¿qué es la conciencia? La conciencia, distinta de la consciencia, que es: reconocer o estar en conocimiento de lo que se observa; conciencia es el rector custodio de la normalización humana. La conciencia se tiene y se desarrolla. Tenemos conciencia del afecto materno o paterno, pero se desarrolla el afecto paternal o maternal en el individuo con el paso de los años y la sensibilidad, conocimiento y experiencias establecidas. Un niño no tiene conciencia del máximo valor hasta no madurar en él. Pero si tiene el potencial de madurar. La conciencia de cada individuo tiene dos aspectos: la absorción de lo inmutable y la absorción de lo variable. Hay personas interesadas en lo inmutable y personas interesadas en lo variable, así como hay personas interesadas en lo universal trascendente y otras en lo personal intrascendente. El desarrollo de la maduración de la conciencia, va a depender mucho de la actitud de cada uno. Todo humano nace con el potencial de madurar, pero no todos maduran. Hay personas que maduran rápidamente y personas que maduran lentamente, todo va a depender de la actitud de cada uno. Se tiene conciencia del ser, conciencia del ambiente, conciencia social. Esa conciencia trinitaria del ser, de lo social y del ambiente es lo que se denomina sentido común. El sentido común de las personas es lo que les dice qué deben pensar, qué deben decir, que deben hacer, o qué tipo de comportamiento, pensamientos o conductas deben respetarse en la sociedad o cómo se debe mantener el equilibrio ecológico o medio ambiental. La conciencia es como el juez, que en base al conocimiento de las personas, juzga las cosas de un modo u otro. Pero el juez se debe a la ley y el individuo, cuya comprensión de las normas es deficiente, juzgará de modo equivocado, por eso, es muy importante que el ser humano descubra y comprenda las normas de la creación y la naturaleza humana, para que en consecuencia juzgue de manera acertada. Luego, la educación fundamental debería abogar por el conocimiento de las normas de la creación y de la naturaleza humana, por sobre el aprendizaje de tradiciones partidarias o conocimientos técnicos de matemáticas. La actitud del individuo ha de orientarse en el descubrimiento de las normas de la naturaleza, para crear una conciencia coincidente con la normalidad. Cuando se descubren los fundamentos de la totalidad, se puede juzgar la ubicación y función de cada porción de la que se compone. Cuando se conoce como está ordenado un puzle, se sabe dónde va cada pieza. La conciencia ha de ser consciente del orden global. Y para descubrirlo debe tener la actitud de comprenderlo.

Y ¿qué es la actitud? La actitud es una disposición a atender, entender o estar atento al descubrimiento, al conocimiento o a la responsabilidad que se ha de cumplir. Se tiene la actitud en función de las preferencias de cada uno, pero como antes dijimos, libertad es la capacidad de optar por lo que es siempre valido para todo y la verdadera actitud sería aquella que responde al beneficio de la totalidad. Aquello que es bueno, cierto y valido para todo, no perjudica nunca a nada. Luego, la actitud ha de ser siempre la de beneficiar a la totalidad de las especies. La actitud, como la conciencia, contiene dos propiedades, puede generar y ser generada. De la que genera se tiene control pero  la que es generada cuesta más de controlar. Por ejemplo, la actitud de dar una patada al contrario del equipo rival es determinada por el autor conscientemente, pero la intención de protegerse de la patada generada por el agresor provoca una  actitud  mezcla de instinto de protección y voluntad defensiva. La actitud de atender puede ser voluntaria o provocada por una necesidad exterior. La actitud de entender puede ser originada por el interés o por la razón. La actitud de estar atento puede ser originada por una intención personal o por la situación exterior, por ejemplo una explosión o un temblor. La actitud es una disposición voluntaria, activada por una decisión personal o por la fuerza de las circunstancias.
El ánimo depende de la actitud del individuo. Si la actitud es motivada por una necesidad,  un interés, o un deseo, anima a conseguirlo. Nos animamos a comer cuando tenemos hambre, a buscar amigos cuando nos sentimos solos, o a apagar el fuego cuando se nos quema el aceite de la sartén. La actitud anima.

¿Cuáles son las normas de la creación? Hemos mencionado que existen normas de la creación y normas de la naturaleza humana, pero en realidad, son la misma cosa. En la creación existe un fundamento esencial que se da en todo. Todo existe en una totalidad a la que denominamos –cosmos-. El cosmos es un orden y para que se establezca cualquier orden se necesita conectividad. (1)La conectividad es la regla fundamental del universo. Todo existe conectado. Si todo está compuesto  por parcialidades conectadas en él, la lógica nos indica que todo acto que sea contrario a la conectividad, es un acto también contrario a la totalidad de la creación. El resentimiento, el rebatir o el  rencoroso rechazo, son conductas anti conectivas. Todo aquello que interfiere en la unidad entre lo particular con la totalidad, es antinatural. La conectividad es el centro motor de la industria cósmica. Pero para que se establezca la unidad o la conectividad es preciso de dos que se entregan a la unidad. A esos dos, se les denomina (2) dualidad interconectiva. La segunda norma de la naturaleza es que existe en dualidad conectiva.
El valor se compone del deber de conseguirlo y del derecho a disfrutar de la conquista. La humanidad, junto con el resto de las especies se compone, de la dualidad masculina y femenina; los átomos, están compuestos por la dualidad positivo, negativa. La dualidad que facilita la unidad existe en todo lo creado, frente atrás, arriba abajo, izquierda derecha, momentos en el tiempo, lugares en el espacio, todo exige de la unidad entre dos.
¿Qué nos indica esto? Que se debe respetar la dualidad natural y que se deben considerar siempre a ambos en toda evaluación. No se pueden exigir los derechos de los trabajadores, sin considerar también el beneficio de los emprendedores. No se pueden considerar los beneficios económicos sin considerar al mismo tiempo los beneficios de los trabajadores. Las respuestas necesitan siempre de preguntas.  La dualidad obliga a considerar en igualdad de condiciones a los beneficios de las especies, así como los beneficios de la naturaleza. Uno y todo han de ser siempre beneficiados.
Curiosamente, la dualidad interconectiva obliga al centro que los une, por lo mismo, el (3)dominio sobre el centro es una norma constante e inmanente en toda relación. El activo retributivo se establece en base a la intención que espera ser satisfecha en toda acción. El centro del actuar es el valor.  Toda actividad se justifica en la razón que la declara necesaria: justificación, satisfacción o beneficio, son el centro de la actividad. De donde se deduce que, todo actuar es motivado por el valor. En las relaciones humanas, de igual modo, deberían centrarse todas las relaciones que se establecen, en la conquista del valor. Pero el domino sobre el centro impreso en la actividad, obliga a rechazar aquello que no vale. Esto demuestra la existencia de una norma en la actividad, la de la repulsión a lo que no es considerado valido. (4)La norma de repulsión no significa que se rechace algo por agresión, no. Se rechaza porque solo motiva lo que vale. ¿Qué aprendemos de esta norma? Pues que se debe dejar a un lado aquello que no beneficia a todo. Otra norma que se encuentra en la naturaleza, es que las cosas no nacen maduras, el átomo es una sucesión de fuerzas, las piedras son asociaciones de átomos, las sustancias son una acumulación de moléculas, los cuerpos son compuestos de órganos y los cuerpos maduran a lo largo de procesos de tiempo y estructuras en el espacio. Esta norma del proceso de desarrollo, opera en tres etapas: etapa inicial, etapa intermedia y etapa final.  Todo proceso implica inicio, medio y término. Lo que nos indica que en todo actuar existe implícita la norma del (5)proceso de desarrollo en tres etapas. De donde se deduce, que nada nace perfecto, y que todo proceso implica tres etapas, una de formación, otra de crecimiento, y maduración; por lo mismo, se deben respetar los procesos de desarrollo sin exigencias. Pero en cada proceso existen seis actitudes naturales. Antes de iniciarse cualquier proceso, se establece la separación entre lo estático y la actividad; pero para iniciar algo es necesario tener fe en su consecución. Para lograr cualquier conquista, es necesario establecer la unidad con esa pretensión, pero no basta con eso, también es necesario que se establezca la repartición entre lo activo y lo pasivo, o la división entre el sujeto y el objeto a conseguir. Y mientras se instituye la conquista, se establece cierta cautividad en el proceso de consecución. Y finalmente se produce una preparación para la unidad. A esta norma se la denomina (6) norma del número seis. De esta norma se desprenden los periodos de la historia de cada conquista.
La naturaleza cumple de manera constante y continua, siempre del mismo modo y porque cumple, decimos que responde a las necesidades máximas. Por lo tanto, la última de las normas de la naturaleza, es la norma de la responsabilidad. La (7) norma de la responsabilidad se establece en todo lo creado.
Una vez descubiertas y reconocidas las siete leyes fundamentales de la naturaleza de la creación, debemos asumirlas y cumplirlas todos los humanos, para establecer la normalidad de la sociedad. Hemos descubierto que la naturaleza opera en función de ciertas normas. Normas contenidas en el valor.

Qué es valor. Valor no solo es una cualidad contenida en el objeto que satisface al sujeto que lo aprecia, el valor es un sistema operativo. Es una especie de máquina auto regenerativa. Valor no es solo una cosa, son muchas en una. Es un sistema operativo, cuya finalidad es la unidad. El valor contiene en sí mismo, la unidad conectiva, la dualidad en deber y derecho, el dominio sobre el centro o equilibrio entre el deber y el derecho. Contiene repulsión de lo que no es válido; proceso de consecución del cumplimiento del deber. Actitud en seis estados y responsabilidad. Estas siete normas existen contenidas en el valor y son el fundamento del funcionamiento natural. Porque se debe, se realiza su conquista y cuando se establece esa conquista, se disfruta del beneficio de lo conseguido. La naturaleza es responsable, solo cumple lo que se debe, esa es la gran enseñanza que se nos da. ¡Cumplir con el máximo deber valido para todo! La humanidad debe aprender de las normas naturales y cumplirlas por completo. La norma más importante es la de responder siempre y en todo al cumplimiento del máximo deber valido para todo. Solo de ese modo se puede superar el egoísmo actual y establecer la conquista de la verdadera humanidad filantrópicamente madura.

El estudio del valor se llama axiología. Y, a lo largo de la historia, se ha asociado el valor con el deber ser, que tiene como características el deber de sentir lo necesario, el deber de reconocer lo verdadero o saber la justa razón  y el deber de realizarse naturalmente normado o normal. El valor es un deber, pero también es un gozar del beneficio de lo que se ha cumplido. Cumplir da derecho, el derecho a la autoría que produce autoridad. La autoridad es una palabra que se ha desconectado de su verdadero sentido “autor”. En la actualidad, autoridad se asocia con el delegado responsable de ciertos cumplimientos sociales, pero cuando ese delegado cumple, se genera en él, el derecho a autoridad por ser autor del cumplimiento. La autoridad del padre se establece cuando cumple con las premisas del paternazgo. De ese modo se apodera de la posición de autor y se le denomina apoderado. El poder sobre algo se establece al construirlo o realizarlo.
Valor es un dinamismo dual, se debe establecer y se goza del beneficio establecido. Así, quienes han viajado y conocido muchos lugares y aprendido muchos idiomas, adquieren el beneficio de poder comunicarse más fácilmente que quienes no los aprendieron. Eso genera cierta autoridad. Autoridad es un sentimiento de respeto por el mérito del personaje. Y ese mérito, amerita al conseguirlo. Todo logro posibilita gozar del beneficio de su conquista. Esta dualidad logro-beneficio, contiene un atractivo magnetismo también dual. Por la expectativa del deber y por la expectativa del derecho. El deber se espera y el derecho al beneficio, también. Ambas expectativas son las que motivan el actuar. La expectativa despierta del beneficio y el beneficio, es derivado del cumplimiento de la expectativa.
Expectativa y beneficio son dos fuerzas motivantes poderosas.
La expectativa y el beneficio motivan a conseguirlos.
Intencionalidad y expectativa son términos con una significación diferente pero con un elemento en común. La expectativa espera y la intencionalidad propone. Pretender y proponer son dos aspectos que comparten la finalidad de ser satisfechos. Toda pretensión espera ser satisfecha y toda proposición espera ser satisfecha, por lo mismo, la satisfacción contiene la posibilidad de satisfacer, realizar o justificar.

Intencionalidad – acción-      propone-    se debe –     se realiza
Expectativa      -   reacción – pretende –  se disfruta - beneficia

Intencionalidad y expectativa  van de la mano, lo mismo que acción reacción, o pretender y proponer y el deber y derecho, así como la realización y el beneficio. No se pueden desligar.

¿De dónde surgen la intencionalidad o la expectativa? Surgen de la conciencia del valor. La conciencia necesita ser consciente para realizarse y adquiere la consciencia mediante el establecimiento del valor. Por eso intenciona y pretende el establecimiento del valor. Se propone porque se pretende un beneficio y porque se pretende un beneficio se propone. Todo acto validado desarrolla la consciencia de la conciencia. El inconsciente no dispone de conciencia del valor. Sin una razón justificativa no se dispone de consciencia, esa es la razón que justifica al logos (conocimiento) como facultad de ser consciente. Pero también se es consciente del dolor, o del gozo, sin comprenderlo. O somos conscientes también de lo cumplido. Estas tres áreas de la consciencia han de estar interconectadas en todo momento y propósito. Si se es consciente del dolor, pero no se reconoce el causal del daño, no se puede curar o restituir. Así como si se conoce la causa del dolor, sin la experiencia de haberlo sufrido, tampoco se puede comprender al que lo padece. Por eso al adolescente le resulta  imposible comprender la madurez.

¿Qué es Adolescente? Es quien carece (adolece) de madurez. Así como no se puede medir o evaluar el arte clásico con los criterios de la abstracción, tampoco se puede evaluar la madurez con el criterio del adolescente. El vocablo –abstracto- proviene del término “obstar” que significa “carecer”. Lo abstracto es aquello que “carece de”. Adolescente proviene de adolecer que también significa “carecer de”. En el caso del adolescente humano, se sobreentiende que carece del reconocimiento de lo que significa ser maduro, por no tener aun la experiencia de serlo.
Ser maduro implica ser capaz de controlar las virtudes de la prudencia, firmeza y templanza; ser capaz de controlar los extremos del celo emocional, intelectual y conductual. Ser capaz de controlar los instintos de protección, conservación y reproducción. Y reconocer las normas de la Naturaleza y su aplicación en la vida diaria para establecer la naturaleza humana, respetando siempre el cumplimiento del máximo deber necesario para el beneficio de todo. Esa incondicionalidad en la disposición de entregarse voluntariamente al cumplimiento del máximo deber necesario, no la tiene el adolescente y por eso adolece de madurez.
El padre hace lo que sea necesario para salvar a sus hijos. Esa actitud de hacer lo que sea necesario es la actitud del maduro. Pero no solo lo que sea necesario para uno, sino que se debe disponer de esa actitud siempre y en todo. Responder siempre a lo que sea necesario es la disposición madura, de la cual carece el adolescente.  Por eso,  puede ser adolescente, aquel padre que esté dispuesto a hacer todo lo que sea necesario por sus hijos, pero que no esté dispuesto a hacer todo lo que sea necesario por los demás, o por todo. Maduro es quien empatiza en sus sentimientos con el sentir del grupo en el que está, quien siente como se siente el grupo y comparte su sentir. Maduro es quien piensa en el ordenamiento y beneficio grupal; quien piensa en todos y quien responde al cumplimiento de las necesidades sociales. Ser digno de ser persona es una categoría que se logra al ser maduro. El maduro es modesto, sincero y decente.
Cuando se dispone de la caracterización completa de la totalidad, los fragmentos ajenos a la normativa de la totalidad, “pierden” su “dignidad”. Por ejemplo: se puede decir que ofender es indigno, pero contrariar puede tomarse como ofensa y la verdad es contraria a la mentira; la responsabilidad también contraria a la irresponsabilidad, y la inmadurez también es contraria a la madurez. Podemos decir que caricaturizar a un líder es ofensivo para sus adeptos, pero, supongamos que ese líder es corrupto. ¿Descalificar a ese líder corrupto, sería agredir su integridad? No, porque nadie es digno de mentir, de corromper o de desordenar. Un mal comportamiento no se puede decir que sea digno. Digno es aquello que vale, no aquello que no vale. Se dice que se debe respetar la dignidad de las personas, pero si la persona no es normada, o madura, no puede atribuirse la dignidad de una persona madura. ¿Sería indignante corregir a un errado en su ideal porque el ideal humano natural contraría su ideal individual? o, ¿Sería indignante corregir un pensamiento falso, cuando ese pensamiento no corresponde con la verdad? O ¿sería indignante rectificar una conducta cuando esa conducta no es la apropiada? Tenemos que ser prudentes a la hora de juzgar las cosas para no caer en falsos testimonios.
No se viola la dignidad de un delincuente al contrariar su delito porque ningún delito es digno de ser cometido. Una cosa es viola la dignidad de lo normado, en cuyo caso la norma siempre es digna y otra muy distinta violar la dignidad de lo indigno, en cuyo caso no sería una violación de la dignidad, sino un correctivo. Negar la conducta anormal de una persona no viola su dignidad. Ofenderle o agredirle, si la viola.
Si se corrige la conducta adolescente, porque carece del conocimiento o del funcionar responsable, no se está violando su dignidad en ese correctivo, a pesar de contrariar el criterio o comportamiento adolescente.
Adolecer del ideal maduro o del conocimiento de las normas naturales o del cumplimiento responsable, garantiza la indignación del maduro que reconoce ser indigna esa conciencia inmadura, o ese criterio injusto o ese comportamiento irresponsable. El orientar, resolver o corregir no viola la dignidad del inmaduro, porque su comportamiento irresponsable no es digno de un ser maduro.

¿Cuál es el modelo de ser maduro? Desgraciadamente, la tradición humana no nos ofrece ningún modelo de hombre naturalmente maduro porque nadie descubrió las normas de la naturaleza y por esta razón, al ignorar las normas, nadie pudo normalizarse en ellas y se creó una ilusión idílica de madurez a la que se le denominó “dios”. Dios es un vocablo cuya significación abarca dos grandes áreas fundamentalmente diferenciadas: la concreta y la abstracta, en otros términos, la descifrable y la indescifrable. Unos creen en un “misterio” y otros en un “principio fundamental”. La tradición del misterio, ha generado diversos ritos o costumbres para ligarse con el misterio y pensar que se logra algún beneficio de ese rito. Como por ejemplo: hacerse la señal de la cruz, los sacramentos o las ofrendas. Años atrás se consideraba un misterio la luz y la oscuridad y se adoraban al sol y la luna como generadores de esa dualidad. Cinco mil años atrás se adoraba al sol y a la luna en Stonehenge, mil años después seguían adorando al sol en Egipto. Los Mayas y los Aztecas también adoraban al sol y a la luna cuatro mil años después. Durante milenios se adoraron misterios desconocidos. Jesús nos ofrece un Dios distinto, un Dios diferente del funcionar biológico o fisiológico, Él nos habla de un Dios espiritual. Nos indica un modelo de plenitud, justicia y responsabilidad. Con esta orientación nos invita a conocer un modelo concreto de maduración, que pocos han comprendido, pero que si lo analizamos, podemos llegar a la conclusión de que es una posibilidad real. Se trata de un modelo de perfeccionamiento humano. Nos dice que el humano ha de cambiar su conducta egoísta por una conducta altruista al servicio del bien común. “amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” es una frase contundente al entendimiento de las normas naturales. Nos dice que por sobre todas las cosas, es necesario ligarse con la totalidad normada, es decir, con el “Dios” símbolo de la normativa natural, con esa naturaleza plena, justa y completa que garantiza el orden cósmico. Lo que obliga a tener una conducta, un criterio y una sensibilidad universal. Claro que también obliga a negarse a sí mismo, por el bien común. Eso es concreto. Si todos los humanos responden al cumplimiento del máximo deber necesario, al cumplir con lo que beneficia a todo, no se perjudica a nada. Ese funcionar es el ideal esperado por el ideario humano.
Las ideas que benefician a la totalidad de las especies, garantizan la normalización del que las idea. Dios, ha pasado de ser un misterio físico, a ser una imperante necesidad funcional, pasando por ser un criterio ideológico. El antiguo Testamento, dio paso al Nuevo Testamento para establecer finalmente el Testamento Completo. ¡El misterio ha sido finalmente revelado!

¿Por qué razón no se logra establecer el ideal humano? Porque no se han reconocido los trastornos de personalidad. La psicología ha descubierto anormalidades complejas en determinados caracteres, pero se ha orientado en el descubrimiento de las diferencias y no de las afinidades, por eso, la cantidad de trastornos de personalidad son innumerables. El estudio de la diversidad, acabó transformando a la conciencia en diversa, perdiendo de este modo, el sentido común.
Cuando se descubre y reconoce la naturaleza humana, podemos apreciar en los humanos tres condiciones fundamentales del carácter: la sensibilidad, el raciocinio y la voluntad. Estos tres aspectos comunes en cada humano, deberían operar al unísono,
en consecuencia, es decir, se siente una necesidad, se reconoce su justificación de ser satisfecha y se cumple con el deber de resolverla. Actualmente la condición humana no funciona así, o solo opera así en algunos casos pero no en todo. De esta falta de coordinación, se derivan los trastornos de personalidad. Por esta razón, el humano busca al coordinado respetuoso de lo necesario, y responsable de conquistarlo; busca al confiable cuyo raciocinio sea justo y busca al sensato que capta lo necesario. Si preguntamos, tanto al hombre como a la mujer, ¿qué esperas de tu pareja? Absolutamente todos, de una u otra manera esperan lo mismo, al ser responsable, confiable y amable. Esa es la caracterización normal de un individuo. El problema, es que no siempre y en todo caso se es amable, confiable y responsable y esa es la conducta anormal. El individuo sin dominio de la actitud, se extrema o no cumple con suma facilidad.
El afecto o la  amabilidad extrema o carente produce trastornos emocionales. Un hijo carente de afecto puede deprimirse o revelarse y en ambos casos provoca trastornos al resto. La carencia de afecto o la sobreprotección son muy dañinas para la conciencia humana. Relega al individuo a la ansiedad por lo que no tiene o a la angustia por lo que perdió. La sobreprotección o carencia de afecto perturban la autoestima. Y quien los sufre, o se exige en demasía,  buscando  ser el centro de atención, que sacie su carencia, o no tolera frustración alguna por sentirse victima e insuficiente, por sentirse en menos ante su sobreprotector. La sobreprotección y la indiferencia son trastornos de personalidad. Son un exceso o carencia de afecto.
A nivel afectivo, estos dos extremos producen desviaciones en la conducta y en el comportamiento humano. La sobreprotección surge del temor a perder al ser querido o, a lo querido, porque también existe la sobreprotección por las cosas y eso afecta tanto como la sobreprotección afectiva. El nuevo rico, cuando se excede en hacer gala de sus pertenencias, es un sobreprotector que busca cuidar en exceso su auto, su casa, su éxito laboral, etc.
O el indiferente ante los logros del contrario también es una manifestación extendida del indiferente afectivo. Los trastornos de personalidad no se limitan a las personas, se extienden al ambiente.
La caracterización sobreprotectora se origina en el temor a perder. El miedo es una sensación de ansiedad extrema o de angustia. Se teme  lo desconocido,   lo peligroso,  aquello que puede producir dolor o daño. Las personas que han sufrido ese dolor o ese daño, lógicamente tienden a proteger a sus seres queridos de esa posibilidad y ese temor los motiva a sobreprotegerlos. Unos padres que fueron agredidos o vieron como agredían a alguien y temen que eso les suceda a sus seres queridos, adquieren la conducta sobreprotectora. Lo mismo ocurre con quienes temen perder a ese ser. Son muchas las causas que generan y derivan en la actitud de miedo.
Ante todo, debemos comprender que el miedo no tiene razón de ser, no existe. Se tiene miedo, o antes del peligro o después del peligro, por eso no existe, porque se trata únicamente de una suposición alarmante. Se supone que en la oscuridad puede ocurrir algo, pero, no ocurre por la oscuridad. Se supone que el animal venenoso nos va a morder, pero eso solo ocurre en casos extremos, ya sea sobre la provocación o por la falta de protección. Debemos diferenciar entre el miedo y el instinto de protección y entre el riesgo y el peligro. El instinto de protección es una reacción automática que nos protege del peligro y el miedo es una actitud humana voluntaria. El riesgo existe en todo lo que emprendemos, ya sea el riesgo al fracaso en la conquista o el riesgo a perder lo conquistado. Y el peligro es una situación capaz de provocar un daño o dolor. El sobreprotector teme y debe superar ese temor. Solo cuando comprende que el miedo es fruto de una actitud personal extrema a protegerse, y cuando comprende que no siempre ocurre lo que se teme, el individuo que padece de sobreprotección, podrá superarse y perder el temor.
El indiferente teme también pero en este caso, teme perderse a sí mismo. Teme perder su “integridad” su convicción, su conducta. El indiferente anula al otro para preferirse a sí mismo porque siente que el otro no es tan importante como él. Al indiferente, el otro o lo otro le da igual, no le importa. El indiferente se encierra en su burbuja de cristal y prepondera su actuar, su criterio o sus sensaciones por sobre el cómo se sientan los demás, qué piensen los demás o qué hagan los demás. Es un activo pasivo, que provoca la carencia de afecto en el otro. Deja que las cosas sucedan sin participar en ellas. Suele ser adicto a sus propias convicciones, adicto a sus costumbres y adicto a sus nociones de lo importante. El indiferente se origina por varias razones, una de ellas es precisamente la de tener padres, maestros o jefes sobreprotectores, o indiferentes, porque puede crearse por imitación o subordinación. Pero también se originan en personas que no toleran frustraciones. Personas a quienes la superación les parece una necesidad para los otros pero no para ellos. La responsabilidad ha de cumplirla el otro no él, o ella. La cooperación o participación es del otro, no de ellos.
Tanto el modelo de indiferencia afectiva, como de sobreprotección, provocan la agresividad en el contrario. Derivan en el reclamo, la acusación y el rechazo del inmediato. Por eso se consideran trastornos de personalidad.
Los trastornos generalmente, no son percibidos por las personas que los padecen, son acusados por quienes conviven con ellos. Esa es la razón por la que cuesta mucho corregirlos. Existen caracteres que necesitan del sobreprotector y en esos casos, con esas personas no sufren la evidencia del trastorno. Por eso hay personas sobreprotectoras ideales para sus parejas pero imposibles para sus jefes o compañeros de trabajo. Lo mismo ocurre con los indiferentes ante otros indiferentes. Los indiferentes son enemigos de la responsabilidad, son desconfiados y despegados, suelen tener pocos amigos y muchos enemigos. Los sobreprotectores son más sociables y respetuosos de sus responsabilidades, más confiados y confiables, pero, temerosos de los rivales afectivos. El sobreprotector se inicia protegiendo sus pertenencias, continúa protegiendo sus amistades, y termina sobreprotegiendo a sus hijos. Existen momentos de extrema manifestación sobreprotectora, por ejemplo: Cuando los padres dejan por primera vez a los hijos en el jardín infantil, o cuando dejan a los niños en casa de los amigos, pero, el máximo extremo se manifiesta frente al matrimonio de los hijos. En ese momento, el sobreprotector teme perder la potestad sobre los hijos y se inician sistemas sutiles de vigilancia para no perder al ser querido, que pueden trastornar las relaciones familiares.
Otro trastorno de la personalidad es el que tiene que ver con el mal uso del intelecto. La arrogancia y la ignorancia, derivados del extremo o carencia intelectual. La inteligencia es esa caracterización humana de resolver problemas y de ajustarse a la razón, pero, en sus extremos, cuando se defiende la razón por la defensa del individuo y no de la razón, se cae en el defecto de la arrogancia. Arrogar es poner la razón a un lado para defender a quien la defiende. Ese: “te digo que es verdad” cuando no se es capaz de convencer con raciocinio, es un ejemplo de arrogancia. La arrogancia suele estar ligada a la falta de recursos para explicar así como también a la ignorancia de las razones en un medio en donde se supone que se deben conocer. El arrogante teme que le descubran su ignorancia, por eso asume el escudo de  arrogar para intimidar al posible “superior”. El arrogante agrede al otro al informar de algo sin fundamento o justificación. El ignorante agrede al otro al carecer de justificación, en ambos casos se hace necesario comprender las razones fundamentales de la naturaleza. Ignorar razones específicas sobre matemáticas o historia no modifica el ordenamiento natural y por lo tanto, no son trascendentes, pero ignorar el ciclo menstrual de la mujer puede causar graves trastornos familiares. La ignorancia de lo fundamental es lo que se acusa como trastorno. Ignorar la jerarquía de valores puede producir el desajuste de las relaciones y eso daña la sana convivencia. Ignorar el significado de libertad o de responsabilidad también genera trastornos, pero ignorar el nombre del balón de oro de la temporada 2015 no genera absolutamente nada. Se tiende a pensar que el culto es quien conoce esas banalidades, pero el verdadero culto, es quien reconoce lo fundamental, no lo superficial.
Otro trastorno es el de la violencia e inoperancia, estos trastornos tienen que ver con el exceso o carencia de voluntad. El agresivo en sus conductas, así como el inactivo irresponsable dañan al otro y trastornan la sana convivencia. La agresividad o violencia así como la irresponsabilidad o inoperancia son derivados del miedo. Todos los trastornos de personalidad tienen un elemento en común, el recelo. Recelo es un celo extremo que busca protección. Se busca protección al sentirse inseguro. La inseguridad es un temor. El agresivo teme que le agredan y el irresponsable o inactivo teme que lo que deba hacer no sea lo correcto, o que no le aprueben su actuar. Todo trastorno depende de otro real o imaginario que lo evalúa y determina ser agredido.
Cada una de estas tendencias a repetir la sobreprotección, o la indiferencia, la arrogancia o la ignorancia y la violencia o falta de respeto, son las caracterizaciones de los trastornos de personalidad.
Después están los trastornos fisiológicos derivados de malformaciones neuronales, cerebrales o genéticas que requieren de terapias químicas o fisiológicas. Los trastornos de personalidad requieren de terapia sicológica, pero de un terapeuta maduro en el entendimiento de las normas naturales. De poco sirve un terapeuta que ignore los fundamentos de la naturaleza humana. ¿Qué podría corregir si desconoce los fundamentos de la norma natural humana? Y ¿Quién puede corregir la sobreprotección o indiferencia, la arrogancia o ignorancia y la violencia o inoperancia en la persona? Lógicamente, solo esa persona.

El amor es una fuerza que une y el miedo es una fuerza que desune. El amor motiva al ejercicio, el miedo paraliza o expulsa.
El amor es motivado por una sensación de complacencia; el miedo es motivado por una sensación de incomodo o displicencia. Ambas fuerzas son poderosísimas, más incluso que la vida. Por amor o por miedo se cometen asesinatos y suicidios.
Un individuo normal es libre, autónomo y responsable, es decir, es un ser independiente con una individualidad e identidad propia, sin adoctrinamientos, ni fanatismos, ni costumbres ajenas a su propia identidad natural.
Cuando el individuo se encuentra sometido a la sobreprotección de un alguacil de prisión, que lo agrede, lo abandona en soledad, o le arroga con sus juicios personales y lo vigila durante un tiempo, el individuo que padece esta tortura, es obligado a depender del alguacil, a someterse a sus deseos y a perder la seguridad en sí mismo. Se convierte en dependiente, inseguro y sometido.

NORMAL
Libre  capta por si solo                                           Sobreprotector
                                                                                     Indiferente
Autónomo  reconoce por si solo          IMPIDEN        Arrogante
                                                                                       Ignorante
Responsable  responde por si solo                                  Agresivo
                                                                                      Inoperante


                                     DEPENDIENTE    
                                       INSEGURO
                                       SOMETIDO

El miedo es el causal de los trastornos de personalidad.
El instinto de protección provoca una fuerza intencional necesaria para la protección del ser, en un momento o lugar determinado por las circunstancias de ese peligro, pero el miedo, no se circunvala en esa escena peligrosa, se origina en la excentricidad de una posibilidad. Libertad es la capacidad de optar por lo que es válido y el miedo es la incapacidad de optar por presentir, prejuzgar, o pretender que la alternativa es mala, injusta o peligrosa.
Tanto los excesos como las carencias producen una fuerza intencional necesaria para ajustar o equilibrar dichos extremos.
Fuerza que tiende a reducir el exceso  a completar la carencia. Esta fuerza surge de la norma natural a la conectividad.

EXCESO    produce fuerza para  reducir el exceso.

NORMA      en función de la conectividad.

CARENCIA  produce fuerza para  completar la carencia.

El ser humano debe conectarse con lo absoluto de su naturaleza. La humanidad existe inserta en una serie de conectividades competitivas, comunicativas y cooperativas que facilitan la elección de lo mejor, el entendimiento de la razón y la conquista de lo máximo. Esta triple necesidad conectiva es manifiesta en la sociedad mediante juegos competitivos, la competitividad laboral, económica y de jerarquías de poder. Competir es un modo de explicar que existe un mejor, un mayor, un más fuerte, más grande o más inteligente. La búsqueda del más y del mejor es una constante en todo lo creado, ¿Cuál es la razón que justifica la competitividad? La existencia de lo absoluto. Lo absoluto es pleno, justo y máximo. La competitividad, la comunicación y la cooperación son medios para el establecimiento, comprensión y comunión con lo absoluto.
En la actualidad, la religión, la filosofía  y la ciencia están basadas en complejos y relativos planteamientos o ideas sin fundamento de lo absoluto y no convencen al interés de la inteligencia emocional responsable del humano maduro.
El criterio maduro, no se satisface con una razón parcial e insuficiente; un juez no puede fundar su veredicto en base a convicciones parciales e injustificadas, debe encontrar la justa razón. La verdadera razón que justifica la competitividad, la comunicación y la cooperación es la conectividad con lo absoluto.
Nos comunicamos esperando del otro la verdad absoluta, si no, no confiamos. Cooperamos con otro por establecer un bien, de no ser considerado bueno, no se coopera, saber que se va hacer algo que no beneficia no motiva a cooperar. El máximo bien es el que más nos motiva. Y competimos por la superación y lo supremo es lo absoluto, lo máximo, lo justo. La especie humana es en eso coincidente con el resto de las especies, todas ellas operan mediante la selección natural por lo mejor. La selección natural no es un proceso evolutivo, es el proceso de la naturaleza de lo absoluto. El cosmos es un ordenamiento absoluto, no un proceso evolutivo sin una finalidad definida. La evolución es un error. Las especies se desarrollan para cumplir su función dentro del ordenamiento cósmico, no evolucionan de una especie a otra, supuesta mejor, para justificar un sin razón. Eso es falso. Todo acto responde a la razón que lo justifica necesario. El azar es un vocablo, sin razón que lo justifique. Azar, misterio, casualidad, contingencia, suerte, magia, milagro, son vocablos para designar una incógnita, no tienen razón alguna que los justifique.

Emoción, intelecto y voluntad. Estos tres aspectos de la naturaleza humana son distintos en su dimensión al del resto de las especies. Toda especie contiene intencionalidad, selectividad y poder. Toda especie dispone de cierta intención frente a las posibilidades del exterior. Los electrones van y vienen de una dimensión a otra y de un elemento a otro, las moléculas responden a ciertos estímulos o valencias, las sustancias se ligan o no se ligan, las células responden ante sustancias químicas de una u otra forma, los animales intencionan sus respuestas, así como nosotros disponemos de la misma cualidad intencional. Pero el ser humano capta la máxima necesidad, la necesidad global, y el resto de las especies carece de esta capacidad.

Emoción es la capacidad sensible que nos permite captar lo necesario. El ser humano capta lo máximo necesario para el bien de todo. Nuestra mentalidad globalitaria es universal. Nuestra sensibilidad capta del pasado y se proyecta hacia el futuro, es una capacidad atemporal y más allá del lugar. Podemos sentir pena por el hambre de los etíopes, rabia por la dictadura comunista de Corea del Norte, desconfianza por las contradicciones de la presidenta de Argentina y satisfacción por las jugadas de Ronaldinho en el partido de hace años en Barcelona. Nuestra sensibilidad es universal.
La emoción capta sensaciones. Sensación es un exceso o carencia de la normalidad. Sentimos sensaciones de miedo cuando se carece de seguridad, sensaciones de hambre cuando se carece de alimentos, sensaciones de fatiga cuando se excede en ejercicio, etc. la sensación es una reacción a los excesos o carencias. El sentimiento es la intelectualización de una sensación. Se emite el conocimiento de una sensación y si el receptor la reconoce, lo adquiere, pero si no lo reconoce no lo puede admitir, por ejemplo: la experiencia de un terremoto puede ser compartida con aquel que tuvo la sensación del terremoto, pero quien no lo ha experimentado no lo puede comprender. Puede eso si imaginarlo, pero no siempre corresponde la imaginación con la realidad.
Emoción es una capacidad, no es una sensación, no se trasmiten emociones, se transmiten sensaciones. Emoción es la capacidad de percibir sensaciones. Emoción es la capacidad sensible que nos permite captar lo necesario. Lo no necesario se rechaza, no se admite.

¿Cómo se desarrolla la sensibilidad emocional? La única manera de desarrollar la sensibilidad emocional es captando la máxima necesidad válida para todo. Cuando vamos a la cocina y vemos un plato de frutillas, o cerezas, inconscientemente sacamos la más grande y más madura, a nadie se le ocurriría preferir la más pequeña y descompuesta. Nuestra sensibilidad obliga a captar la máxima necesidad valida, cuando esa validez es solo válida para uno, al repetir esa conducta, el individuo se transforma en egoísta, cuando esa validez es compartida y beneficia a todo, ese individuo es declarado responsable. Por lo tanto, emoción es la capacidad sensible que nos permite captar la máxima necesidad válida para todo y ese es el proceso de desarrollo de la sensibilidad humana. Sensible y sensiblero son dos cosas distintas, el sensible capta necesidades, el sensiblero es un ñoño que no controla sus sensaciones. Newton era sensible a las razones de la gravedad; Picasso era sensible a las necesidades sociales del arte contemporáneo. Alejandro Magno era sensible a las necesidades de las conquistas.
El desarrollo de la sensibilidad obliga a captar las máximas necesidades del momento y lugar.

¿Qué es el Intelecto? Intelecto es la capacidad que tiene el humano de reconocer la razón que justifica una existencia. ¿El resto de las especies tienen intelecto? No, no tienen esa capacidad de reconocer la justa razón de una realidad, lo que no quita que sepan cómo utilizar los medios para conseguir lo que quieren pero no por su intelecto, sino por su instinto. El instinto de conservación posee cierta dosis de selectividad y esa selectividad puede ser educada por imitación. Por eso un perro puede, si se le repite la rutina, conducir un patinete o saltar por un aro, o un chimpancé puede por imitación sacar las hormigas del hoyo con una pajita, incluso un cuervo puede lanzar nueces a la carretera para que los automóviles rompan la cáscara, pero eso no pertenece al domino del intelecto, sino al instinto de conservación.
Intelecto es la capacidad humana de reconocer el juicio justo de una razón y para eso dispone del potencial de resolver problemas concretos o abstractos.

¿Cómo se desarrolla el intelecto? El intelecto se desarrolla descubriendo y reconociendo la razón que justifica un hecho. Si el individuo dispone de las razones que justifican una realidad, su memoria solo dispondría de inteligencia pura y recordaría fácilmente sus pensamientos. Cuando se llena el intelecto de razones injustificadas, se pierde la memoria, porque no se dispone de inteligencia. Cuando no se está seguro de lo que se sabe, no se puede confiar de la memoria y esta es una de las razones del porqué algunas personas pierden fácilmente su memoria. El intelecto se desarrolla conociendo la verdad sobre las cosas. El intelectual inteligente es quien no cede hasta encontrar las razones que justifican lo que sabe. De ese modo puede explicar su conocimiento con suma facilidad.

¿Qué es la voluntad? Voluntad es la disposición independiente de que dispone el ser humano para hacer. Ya hemos explicado el significado de libertad y dijimos que es la capacidad de optar por lo que es válido para todos. Ese es el verdadero deber que dictamina la libertad. Consecuentemente la voluntad es la capacidad humana de cumplir con el máximo deber válido para todo. La voluntad se motiva en el cumplimiento del máximo deber. Cuando en un partido de tenis, se gana un punto, el ganador espera motivado a ganar su siguiente punto, y por el contrario desmotiva al que lo pierde. Por supuesto que quien pierde, ha de motivarse voluntariamente para superarse. La voluntad es una actitud que motiva al cumplimiento de un deber.
La capacidad de responder al cumplimiento del máximo deber necesario se denomina voluntad.

¿Cómo se desarrolla la voluntad? Puesto que es una disposición humana a responder voluntariamente al cumplimiento del deber, se desarrolla descubriendo y respondiendo al cumplimiento de lo máximo necesario.
El individuo que espera construir su cuerpo y desarrollar sus músculos, motivado por el beneficio que le reporta el mostrar su cuerpo musculoso, se determina voluntariamente a la repetición constante de los ejercicios. El artista que, motivado por el beneficio que genera una exposición, se motiva voluntariamente a realizar una serie de cuadros. La voluntad siempre se determina en la expectación de un beneficio. Para desarrollar la voluntad es necesario reconocer el beneficio que se deriva del cumplimiento del deber. Y el cumplimiento del máximo deber necesario, que por ser válido para todo, no perjudica a nadie, desarrolla al máximo la voluntad. Rafael Nadal, Lionel Messi, Michael Schumacher, Usain Bolt, son ejemplos de una voluntad extrema para la conquista de lo máximo. Todos ellos se fijaron en el proceso de su desarrollo metas cada vez más grandes. El cumplimiento del máximo deber, desarrolla al máximo la voluntad.

Educar y educarse
La educación es distinta de la instrucción o adoctrinamiento del pensamiento academicista. En el colegio, se instruye en conocimientos técnicos que sirven para superar una evaluación académica, pero, eso no significa que por ser puntaje nacional esté garantizada la felicidad del individuo. El individuo bien educado es prudente frente a las alternativas, firme en la determinación de sus decisiones y templado frente a las diferencias que pudieran frustrarlo. Es capaz de controlar el celo extremo sobreprotector o indiferente; la arrogancia y la ignorancia y la agresividad e inoperancia. El ser maduro y bien educado controla y domina el instinto de protección, superando la ansiedad y la angustia, supera el instinto de conservación alimentándose a sus horas, siendo puntual en sus disciplinas y descansando y ejercitándose en lo adecuado para mantenerse saludable. Y por último, el educado, controla el instinto reproductor hasta disponer de los recursos de maduración y nutrición, protección económica y moral, necesarios para el desarrollo saludable de toda su familia; disponiendo del conocimiento de la naturaleza humana normal y del propósito en la vida para lograr la felicidad mediante el establecimiento vincular intrafamiliar completo, vincular, en confianza y respeto, entre padres e hijos y entre hermanos y cónyuges.
Los fundamentos de la educación son tres: (1) la similitud entre docente y alumno en el entendimiento de los significados. (2) el tiempo necesario para ejercer los procesos de entendimiento o disciplinas de consecución. (3) El valor establecido mediante el cumplimiento de deberes que satisfacen el desarrollo educativo.
Educar es criar. Criar es madurar al individuo en lo normal hasta que este se considera normado. El puntaje académico no tiene nada que ver con educar. Eso no garantiza la felicidad del estudiante, solo se trata de la conquista de una meta impuesta por los gobernantes de turno para justificar la validez de ciertos procesos, pero no transforman al individuo en normal.
El planteamiento educativo ha de orientarse en el desarrollo de las capacidades sensibles, cognitivas y productivas para el bien común. Ejercitándose es captar las máximas necesidades, las razones justas y el comportamiento responsable con el deber de beneficiar siempre a todo. Quien beneficia siempre a todo, no perjudica nunca a nada. Ese ha de ser el lema de la educación.


CARACTERIZACIÓN DE LOS ROLES MASCULINO-FEMENINOS
1-¿Qué espera el hombre de una mujer y que espera la mujer de un hombre?
2-Para descubrir y comprender cuál es el rol masculino o femenino, debemos dejar a un lado las costumbres o tradiciones sociales y fijar nuestra atención en el descubrimiento de la Naturaleza Humana.
3- La Naturaleza Humana es dual: Masculina y Femenina.
4-NATURALEZA HUMANA MASCULINA (predominios fundamentales)
1-INMUTABILIDAD IDEALISTA - (invariabilidad)
2-EMPRENDIMIENTO Y LIDERAZGO –
3-INCONDICIONALIDAD AFECTIVA-
4-AUTORIDAD RESPONSABLE Y RESPETABLE-
5-NATURALEZA HUMANA FEMENINA (predominios fundamentales)
1-VARIABILIDAD EN IDEAS-
2- EMPRENDIMIENTO Y LIDERAZGO-
3-INCONDICIONALIDAD AFECTIVA-
4-AUTORIDAD RESPONSABLE Y RESPETABLE-

1-¿Qué espera el hombre de una mujer y la mujer de un hombre?
Respuestas a esta pregunta hay muchas y diferentes. En este cúmulo de posibilidades, existen respuestas aleatorias y una sola respuesta principal y de eso nos vamos a encargar en este análisis. Vamos a analizar la respuesta que justifica dicha necesidad.  La necesidad de compartir el  uno con el otro parece ser una realidad inexcusable, pero ¿qué es lo que cada uno espera del otro?
Por sobre todas las cosas ambos buscan y esperan protección cooperación y reproducción. Estas tres palabras tienen un profundo significado.
Protección.- Tanto el hombre como la mujer esperan y generan protección en el vínculo afectivo. El hombre y la mujer defienden lo que quieren y el más querido es el más protegido.
Cooperación.- Tanto el hombre como la mujer buscan y esperan cooperación vincular. Para la vinculación se necesita a dos; para el entendimiento y la confianza se necesitan dos; para el beneficio se necesita a dos.
Reproducción.- Aunque este sea un tema difícil de aceptar por la cantidad de propaganda contraria que se ha manifestado, la realidad es que ambos  esperan realizar la función reproductiva, por sobre todas las cosas. El peso de la reproducción es enorme. El ser humano es creativo por naturaleza, pero su máxima creación es el hijo. Incluso aquellos que no quieren asumir la responsabilidad de madurar un hijo, cumplen la función que lleva a generarlo. Y curiosamente, cuando se realiza el ejercicio y no se asume la responsabilidad conyugal, la mujer reclama, acusa o rechaza al hombre con un: ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me utilizaste? Lo que demuestra que la necesidad fundamental no era pasar un buen rato y nada más. La responsabilidad era cumplir con la normativa que justifica la necesidad reproductiva. Estas preguntas no suelen salir por la boca del hombre, porque el responsable es él y no ella. Él es quien siembra y ella cultiva, el responsable del fruto sembrado es el sembrador.
Los hombres esperan un depositario de su propia identidad y la mujer espera la recepción de esa identidad masculina que la completa y realiza madre.
Ambos esperan un ideal compartido, el ideal natural de la creación, el ideal que los realiza humanos naturalmente normados. Cuando hablamos de lo normal, debemos comprender que se refiere a lo normado, al ser legítimo, legal, justo en su naturaleza. Ambos esperan el ideal, porque en ambas conciencias existe el ideal para ser descubierto y reconocido y ambos esperan al otro que se ha madurado y cumplido en él.
Se busca al ideal, al justo y al responsable. Ideal es quien atiende, entiende y está siempre atento al cumplimiento del máximo deber necesario que beneficia a todo. No es una utopía, hacemos del ideal una utopía, pero es la idea que nos originó.
La idea de ser humano es la de ser responsables y respetuosos del máximo deber, ser justos en la razón que justifica toda realidad y ser sensibles a la captación de las máximas necesidades, válidas para todo. ¿Qué ocurre cuando vemos que alguien no captó lo necesario? Lo reclamamos, acusamos o rechazamos. ¿Qué ocurre cuando nos mienten? Lo reclamamos, lo acusamos o rechazamos y ¿Qué ocurre cuando alguien no cumple lo que debe hacer? Lo reclamamos, lo acusamos o rechazamos. ¿Qué nos dice este comportamiento? Que lo normal es ser responsable, certero en la razón y sensible de las necesidades.
2-Para descubrir y comprender cuál es el rol masculino o femenino, debemos dejar a un lado las costumbres o tradiciones sociales y fijar nuestra atención en el descubrimiento de la Naturaleza Humana.
Vemos notorias diferencias conductuales entre un japonés y un inglés o entre una latinoamericana y una alemana, pero esas diferencias tradicionales, en el comportamiento, criterio, y tendencia social, no se pueden tomar por modelos de “conducta natural”.
Ni el comportamiento japonés ni el latinoamericano, se pueden decir que sean modelo de identidad natural humana.
Variables tradicionales o culturales hay muchas, cada grupo humano tiende a repetirlas, pero una cosa es el hábito de conducta que genera una determinada tradición y otra muy distinta, la función que dictamina la naturaleza masculina o femenina.
Algunos intelectuales piensan todavía que los roles son únicamente antojos circunstanciales propuestos por la voluntad popular de una determinada cultura. Pero los roles existen, no por la decisión de un orientador que ofrece una teoría inventada para justificarlos, sino por una finalidad ontológica,  antropológica, biológica y psicológica que dictamina y decreta su función, sin exclusión alguna. El rol se debe a la finalidad que ha de cumplir, que por dictamen, obliga a su conquista. Cuando se ignora la finalidad de un determinado proceso, los recursos del proceso pierden su justificación.
La confusión que se establece en torno a la definición de los roles, proviene de la ignorancia del sentido común absoluto. Al ignorar la finalidad de la especie humana, se ignora en ello la función que cada rol ha de cumplir.  El rol lo dictamina la naturaleza de la función.
 Así como existen roles masculino y femenino, también existe el rol de abuelo, padre, e hijo. Y el de suegro, esposo y nieto. Se deben descubrir estos dictámenes de la naturaleza humana y revelarlos.
Aquel acostumbrado a pensar que todo es malo, no puede beneficiarse de las cosas porque las considera malas. Va a encontrar siempre el lado negativo o catastrófico de la situación. Aquel acostumbrado a temer al ajeno, no puede unirse nunca con nadie porque lo teme o piensa que lo va a dañar, maltratar u odiar. Y aquel que por costumbre duda de toda razón o verdad y no confía en su criterio, o carece de sentido común y piensa que todo es relativo, jamás desarrollará la inteligencia porque  duda y así no puede admitir las razones que justifican una realidad. Sin respeto, confianza y conexión con la verdad, no hay comprensión posible.
La Naturaleza es conectiva en su base fundamental. La naturaleza es un ordenamiento cósmico completo. Ninguna de las especies creadas es incompleta o imperfecta. A ningún animal de ninguna especie le falta o le sobra algo. Toda especie crece, se multiplica y asume el dominio de ciertas facultades a cumplir, ya sea por instinto (Naturaleza Directiva Inherente) o como en el caso de los humanos, que por ser libres, han de ser responsables y responder haciendo uso de su libre voluntad.
Todas las especies están compuestas de inmutabilidad y variabilidad.
Esta dualidad absoluta y por todo compartida, es una facultad de la Naturaleza. Toda especie satisface una necesidad, la que lo justifica necesario y cada individuo de dicha especie, varía en su individualidad y decisión, frente al cumplimiento de su dictamen natural. La Naturaleza, además de conectiva y dual existe dominada por un centro que valida cada alternativa. Libertad es la capacidad de optar por lo que es naturalmente válido y el valor es el centro motor de toda actividad.
Si se asume que la Naturaleza es conectiva, dual y dominada por el valor, debemos comprender que cada singularidad de la dualidad ha de funcionar en la justicia del valor. La Naturaleza Directiva Inherente en las especies, responde a la razón que justifica necesario el comportamiento natural de la individualidad masculina o femenina, emisora o receptora de los elementos de que se compone.
El macho insemina y la hembra fertiliza. Sin siembra no hay cultivo y sin cultivo la siembra no madura. La permanencia de las especies depende enteramente del funcionamiento natural de esta dualidad. Luego, la función del activo es diferente y complementaria de la función del receptivo. Acción reacción son complementos, no opuestos. Toda reacción es proporcional a la acción que la genera.
Generar una reacción física, dependerá de la acción física que se le aplique, y una reacción psicológica también se genera en la intención que la provoca.
Cuando se comprende que la Naturaleza Humana es responsable, justa y satisfecha en su estado normal, se debe comprender como lograr ser responsable, justo y satisfecho en la naturaleza humana.
3-La Naturaleza Humana es dual: Masculina y Femenina.
Existen dos aspectos a considerar en la determinación de  roles masculinos y femeninos: Uno es la satisfacción de la necesidad biológica natural y otro, la satisfacción de la necesidad afectiva natural.
El ser humano natural está compuesto de mente y cuerpo, o finalidad y estructura a lo que se denominan espíritu y materia. Es libre, autónomo y responsable, dispone de capacidades sensibles que le permiten captar lo necesario (emoción) y optar por la mejor alternativa, dispone de inteligencia (intelecto) para reconocer la razón que más se ajusta a la naturaleza de las cosas y dispone de altruismo incondicional frente a la creatividad de lo que considera que se debe cumplir (voluntad) . También dispone de  un aparato de protección, conservación y reproducción compuesto por tres custodios, a los que denominamos instintos: Instinto de protección, conservación y reproducción de  su naturaleza.
La emoción, el intelecto y la voluntad responden al criterio de una conciencia consciente y los instintos responden a una función automática, pero que puede ser controlada por la consciencia del criterio de cada uno.
Al disponer de una sola finalidad dual, la de ser feliz en el establecimiento responsable de la unidad, vertical y horizontal (unión entre causa y consecuencia y entre emisor y receptor), el ser humano debe descubrir su finalidad y cumplirla.
La felicidad es un estado vincular intrafamiliar completo. Felicidad es el producto de lo conseguido, de lo cumplido o de lo establecido.
Para establecer la felicidad emocional es necesario haber cumplido con satisfacer la máxima necesidad vincular humana. La máxima necesidad vincular humana es producto de atendender al otro. Atenderlo con amabilidad y simpatía, con la actitud de satisfacer al prójimo.  Para establecer la felicidad intelectual es necesario descubrir y reconocer la máxima razón justa de la naturaleza humana. Esto quiere decir que es preciso y obligatorio ser honesto, ser sincero, no mentir nunca. Y para establecer la felicidad creativa, es necesario haber cumplido con el máximo deber necesario para la realización del verdadero ser humano, lo que exige beneficiar al prójimo para beneficiar a la naturaleza humana. Beneficiar al otro sin que ese beneficie se justifique natural no sirve para unir al otro con su naturaleza.
Para poder lograr el cumplimiento del deber de ser humano, la naturaleza humana ha dispuesto dos funciones, la masculina y la femenina, caracterizadas por sus correspondientes roles complementarios. Una no es mejor o peor que la otra; en valor son las dos complementarias y no pueden existir aisladas o independientemente la una de la otra, pero cumplen finalidades distintas.  Pensar en cual es más importante o valiosa, si la avispa de los higos o los higos es una lógica aberrante porque una sin la otra no podrían existir. Pero la avispa cumple una función la de polinizar al higo y el higo otra, la de servir de nido para la fecundación de la avispa. Del mismo modo, el hombre cumple con la función inseminal y la mujer cumple con el cultivo de su inseminación.
La naturaleza es dual no singular. El valor es singular pero se establece mediante la unión. Sin unión no hay unidad.
Toda necesidad se justifica en la razón que satisface.
Toda razón se justifica en el cumplimiento de la necesidad que la valida.
Todo deber se justifica en el cumplimiento de la necesidad que lo determina.

Todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder en función del cumplimiento del propósito  que lo pretende porque lo determina válido. La finalidad justifica esa función y toda función es dual. Contiene dirección y recorrido. La finalidad es asumida por el dirigido y el recorrido es establecido por su dirección. Es importante comprender esto, sin contaminarlo con aspectos de valor porque en valor valen los dos lo mismo. Quien se dirige, sin recorrer la dirección no puede conseguir su meta y el recorrido no se establece sin lo dirigido en una dirección.
La finalidad y función reproductiva son determinadas por la naturaleza masculina, que voluntariamente admite la decisión y determinación a sembrar. Ningún hombre puede ser violado por ninguna mujer hasta que el hombre, voluntariamente haya admitido, asumido y aceptado la decisión de eyacular. Eso nos dice, declara y demuestra, que sobre la naturaleza masculina recae la responsabilidad del sembrado.
La naturaleza humana dictamina una finalidad y el cumplimiento del deber de establecerla. La finalidad humana es la felicidad. Y la responsabilidad del ser humano es la de descubrirla y realizarse en ella.
El humano maduro reconoce que la felicidad máxima se desprende del establecimiento vincular máximo en el respeto y responsabilidad, en la confianza y juicio justo de la máxima razón y en la satisfacción de las máximas necesidades fundamentales.
Necesidades fundamentales humanas son: el respeto, la confianza y la incondicionalidad ante las necesidades filio-paternales, fraterno-conyugales y paterno-filiales. Sin este cumplimiento vincular el ser humano pierde la posibilidad de experimentar la satisfacción fundamental de su responsabilidad y pierde el respeto vincular de sus familiares.
Una familia unida en el criterio, en el comportamiento y en la orientación humana, es una familia saludable y vinculada en el respeto por la naturaleza humana.
Para establecer ese núcleo gestor natural, es necesario que cada uno de los miembros de que se compone la familia, reconozca y compartan la razón que los justifica naturales.
La Naturaleza humana dispone de servidores custodios naturales que procuran, la prudencia en la elección de alternativas válidas, firmeza en la determinación al cumplimiento del deber y templanza para establecer el equilibrio de las diferencias.
Masculino y femenino son aspectos diferentes complementarios, pero son distintos. Cada uno de ellos ha de ser satisfecho y en eso cada uno, ha de cumplir una determinada función natural.
La función biológica masculina predominante para la Naturaleza Humana es la inseminal. Si el primer hombre no hubiera inseminado a la primera mujer, la humanidad no habría existido. Bajo el punto de vista de la naturaleza humana la tarea fundamental del primer hombre era la inseminación de la mujer para el mantenimiento de la especie humana. En esta tarea dictaminada por la naturaleza de la creación, la naturaleza masculina ha de cumplir un rol distinto al de la naturaleza femenina.
El hombre siembra y la mujer cultiva. El sembrador ha de descubrir cómo, cuándo y con quien cultivar.
¿Cómo? Madurando en el control del celo emocional, intelectual y motivacional. Y sobre el dominio del instinto de protección, conservación y reproducción. Vamos a explicar esto.
Celo es el servidor custodio de la unidad. Sentimos celo de nuestras pertenencias y eso es válido, guardamos celosamente a los que nos pertenecen o nos aman y ese sentido de protección es válido, pero cuando nos extremamos en esa protección, la sobreprotección controla y se impone, subordinando al protegido, quien al sentirse sometido se desprende del sobreprotector; en ese caso, el celo se transforma en recelo. El celo une y el recelo desune.
El exceso de protección imprime en el protegido la sensación de limitarlo o reducirlo al someterse al excesivo protector. Pero el carente de protección, el indiferente ante la protección de lo que posee, lo pierde. Ambos casos generan trastornos. Por lo tanto, la sobreprotección y la indiferencia deben ser controlados por la conciencia del deber de proteger. Esa labor custodia es llevada a cabo por el celo.
El exceso de énfasis en la defensa de una razón, comparte con el contrario la sensación de inseguridad que motiva su defensa y provoca el reclamo, la acusación o el rechazo. Pero la carencia del conocimiento de la razón, también termina con el interés del que espera conocimiento. Por lo mismo, se debe controlar el celo intelectual y orientarlo en descubrir siempre la razón.
El exceso de poder también imprime en su violencia la respuesta agresiva. Quien se impone, obliga o exige en forma agresiva, limita la libertad, autonomía y motivación del contrario, quien le pierde el respeto. Y quien carece de respeto, no responde al cumplimiento del deber. Consecuentemente decimos que la sobreprotección e indiferencia, la arrogancia e ignorancia y la imposición agresiva y la inoperancia, son trastornos de personalidad originados en la falta de control del celo, que debe ser controlado por la conciencia para evitar transformarlo en recelo. El celo une el recelo desune.
Existe un tipo de tensión emocional, intelectual y motivacional alarmante que se activa frente a las amenazas, a la seguridad (inseguridad), al daño a la integridad (desintegración de la integridad) o al estado de normalización pacifica, originando un desconsuelo o desacomodo, a esa sensación se le denomina celo. El celo, es previo a la sensación de daño o dolor y posterior a la sensación o sentimiento de ser amenazado. El celo surge como respuesta a la amenaza y posteriormente se percibe el resultado del actuar celoso o receloso.  

Yo      amenaza      celo                recelo                 sensación

4-NATURALEZA HUMANA MASCULINA (predominios fundamentales)
1-INMUTABILIDAD IDEALISTA - (invariabilidad)
La naturaleza masculina es predominantemente Idealista, inmutable, con un amplio sentido de justicia social en su criterio, y respetuoso del cumplimiento de las responsabilidades globales.
La naturaleza femenina es predominantemente pragmática, variable, con un gran sentido de justicia particular en su criterio, y respetuosa de las responsabilidades particulares.
La naturaleza humana masculina espera y disfruta con la variabilidad, análisis y particularidad femenina.
La naturaleza humana femenina espera y disfruta de la inmutabilidad y firmeza masculina, con el amplio sentido de justicia social masculino y con  el cumplimiento de las grandes responsabilidades sociales cumplidas por el hombre.
Estas diferencias han de ajustarse al dictamen de la Naturaleza Humana. Los extremos, tanto en idealismo como en pragmatismo, o en sentido de justicia social o particular o en la actitud de respeto o responsabilidad, originan trastornos.
La naturaleza humana masculina es conquistadora y para conquistar necesita fijar la atención en lo que  espera conseguir. Por eso, idealiza su conquista, justifica que esa conquista garantiza la admiración del resto para llevarla a cabo y determina firmemente su motivación a conseguirla.
Por el contrario, la naturaleza femenina es evaluativa e investigativa, puesto que debe ser conquistada y para entregarse al conquistador, ha de evaluar si este garantiza su protección, confianza y estabilidad.
La Naturaleza Humana Femenina, autoriza, califica o descalifica la inmutabilidad o firmeza del varón en el cumplimiento del Ideal Humano Natural.
Una de las cualidades que la naturaleza femenina exige en el hombre es la fidelidad y la fidelidad es producto de una conducta inmutable o invariable. La mujer, al pedir al hombre que sea fiel le está diciendo que no cambie en su elección.  Otra de las cualidades que la mujer busca en el hombre es protección y eso exige firmeza y determinación. Ni la firmeza, ni la determinación, admiten la variabilidad, por lo mismo, la naturaleza femenina exige al inmutable. La mujer pide franqueza y sinceridad y para ser sincero el hombre ha de ser inmutable. También exige respeto y responsabilidad y para cumplir, no se puede dejar a medias lo que se debe. Esa necesidad femenina por la inmutabilidad masculina es un dictamen natural.
Decisión e indecisión son frecuentes tanto en el hombre como en la mujer, pero la naturaleza masculina tiende a ser más firme en su determinación que la naturaleza femenina. La indecisión del hombre, la variabilidad o la indisciplina, producen desconfianza en la naturaleza femenina.
La naturaleza femenina tienta y provoca para atraer al hombre, pero si el hombre no es firme después de ser atraído y tentado, asumiendo el hecho conyugal, es declarado cobarde, mentiroso e irresponsable por la mujer. La tentación es siempre inocente, caer en la tentación sin asumir la responsabilidad, declara culpable al que cae en ella.
La naturaleza humana masculina persigue la inmutabilidad, fidelidad y determinación completa en el cumplimiento de su deber de ser responsable, confiable y admirable. El dictamen natural nos indica que esta finalidad es invariable. La Naturaleza humana Masculina es inmutable, confiable y admirable. Ante esa naturaleza, se complementa la naturaleza femenina evaluativa, analítica y cuidadosa.
Incluso a nivel hormonal la diferencia es notable, la naturaleza femenina varía cada 28 días, la naturaleza masculina no sufre cambios.
2-EMPRENDIMIENTO Y LIDERAZGO –
La naturaleza masculina gusta de competir por la supremacía social en sus capacidades y habilidades. El reconocimiento social del héroe, del campeón, del virtuoso etc. es una caracterización de la naturaleza humana masculina. El hombre disfruta al ser admirado, reconocido o valorado. La naturaleza femenina se siente atraída por el virtuoso, poderoso, razonable o sensible ante las expectativas sociales. La mujer gusta del líder social, del maestro de maestros y del maduro admirado.
Existen numerosos ejemplos heroicos de hombres que dan sus vidas por sus ideales religiosos, políticos o nacionales. Por supuesto existen también ejemplos de mujeres que también han dado sus vidas por ideales, como por ejemplo, Juana de Arco o Agustina de Aragón, pero estamos caracterizando estadísticas mayoritarias.
En EEUU democracia que contaba con igualdad de posibilidades, en la Segunda Guerra Mundial se ofrecieron muchísimos más hombres voluntarios para ir a la guerra que mujeres, pero estas se ofrecieron voluntarias para producir armamento y recursos necesarios para la guerra. Suponemos que la disposición natural del hombre es la de protector de la mujer y no al contrario. Por algo la naturaleza ha dotado a los hombres con un sistema óseo y muscular más poderoso.
Uno de los reclamos más frecuentes en la naturaleza femenina es debido al estancamiento, a la rutina: “Todo lo tengo que proponer yo, tu nunca propones nada” es una frase conocida por los maridos.
La motivación de la naturaleza masculina a la postulación a altos cargos sociales se basa generalmente en las ideas, mientras que la motivación de la naturaleza femenina a ocupar los mismos cargos, generalmente, son motivados por los grandes beneficios que de ellos se derivan.
Por ideas los hombres son capaces de dar su vida, mientras que en la naturaleza femenina, no es tan común esa defensa de sus ideales. Si es común la defensa de sus ideas, pero no la de los ideales. Un ideal es un planteamiento globalitario en el que se ordena a la totalidad. Esa necesidad por ordenar a la totalidad suele ser manifiesta con más frecuencia en la naturaleza masculina que en la femenina. De ahí se debe que en las conversaciones entre hombres surja el tema de la política, de la religión o de las competencias deportivas, mientras que los temas predominantes en las conversaciones femeninas, se orientan en la evaluación de los precios, en la evaluación de las conductas o comportamientos y en los procesos de consecución.
La mujer se acomoda mejor con un esposo líder que un hombre frente a una esposa líder y no es solo una cuestión cultural o social, incluso a nivel de bajo perfil, la mujer se siente digna de responder a un hombre que lidera al grupo familiar, por sobre el hombre subordinado al liderazgo de su esposa. Por eso suelen reclamar al marido empleado con el ejemplo del emprendedor que lidera la compañía: “Mira la casa de tu jefe y mira donde estamos nosotros, ¡podrías imitarle un poco!”.
3-INCONDICIONALIDAD AFECTIVA-
La naturaleza humana masculina es incondicional frente a la creación porque la observa desde la perspectiva del autor. Es él quien la va a trasformar en realidad y por eso, asume su responsabilidad creativa. Lo único que espera es que su creación responda a su propósito. La naturaleza masculina, cuando se determina y asume el compromiso conyugal, no se cuestiona su decisión frente a lo que se determina porque se enfoca en la finalidad y asume que su conquista depende de su comportamiento y su criterio. Y si de verdad está determinado es porque está convencido de ello.
La naturaleza de lo creado es en todo caso diferente del creador hasta su conquista completa y es condicionada por lo que el creador realice con ella.
En la relación hombre mujer, el hombre se fija en aquello que estimula su atracción y generalmente es la belleza. Un hombre es feliz con una mujer bella, que le respete (responda a sus necesidades) y le cocine. No necesita nada más, el resto lo busca y procura él.
La mujer busca otras cosas en él. Busca al atractivo emprendedor que la proteja, la mime, la escuche y la admire. La naturaleza femenina espera todo del hombre, espera al responsable, inteligente y sensible. Al ser libre, autónomo y responsable que cumpla su rol de abuelo, padre y esposo.
En un matrimonio, es natural que la naturaleza masculina se queje de la falta de respeto de su esposa así como también es natural que la esposa se queje de la falta de responsabilidad del marido.
Biológicamente hablando, la morfología masculina muestra en su anatomía, recursos de poder y fuerza superiores a los recursos de poder y fuerza contenidos en la naturaleza femenina. Estos recursos permiten la conquista de la supremacía y del respeto que la naturaleza humana dictamina.  Cuando hablo de supremacía, no me refiero a ser superior, sino al cumplimiento de su responsabilidad. Cualquier mujer se siente motivada, confiada y atraída por un hombre responsable, juicioso y sensible al cumplimiento de las necesidades familiares y sociales naturales.
4-AUTORIDAD RESPONSABLE Y RESPETABLE-
 Autoridad (de autoría) y respeto (de respuesta al autor) son dos aspectos complementarios fundamentales en la naturaleza creativa.
La naturaleza masculina gusta de proponer y la naturaleza femenina gusta conservar. Ejemplo: la naturaleza masculina en una guerra gusta eliminar al contrario, la naturaleza femenina, en una disputa, gusta mantener al contrario para hacerle la guerra. La naturaleza masculina gusta en  la creación de obras; la naturaleza femenina gusta en la conservación de las obras. Los grandes modistos crean modas que las mujeres imitan. La imitación y la conservación son características predominantemente femeninas. La innovación y la rebelión son características predominantemente masculinas.
La naturaleza masculina tiene una menor tendencia cotidiana al enfrentamiento porque considera que en la contienda puede ser eliminado, mientras que la naturaleza femenina, al no considerar la posibilidad de ser eliminada, posee una mayor disposición al enfrentamiento, predominantemente verbal o psicológico. El enfrentamiento masculino, por naturaleza tiende a ser físico. El enfrentamiento femenino tiende por naturaleza a ser psicológico.
La autoría del cumplimiento del deber de vincular a los miembros de la familia recae sobre la naturaleza masculina. El hombre debe seducir con afecto a la mujer, para que esta responda y se enamore. Ninguna mujer se enamora de un odioso despreciable, se enamora del buen humor del hombre, de su sensibilidad para descubrir lo que ella necesita. La mujer no se enamora del indiferente, ni del celoso sobreprotector que la vigila y limita su libertad, se enamora del amante cariñoso que la seduce con los detalles. Esa labor, la de ser afectuoso en la oferta incondicional de los detalles que enamoran es enteramente de la naturaleza masculina. El hombre agradece el respeto a su entrega, eso lo enamora.
Cuando el hombre se enfrenta a una mujer fácil y tentadora que lo seduce, generalmente se aprovecha de ella, pero no la asume conquistada porque no es autor de la conquista, y la relación se desajusta y divide. La mujer que evalúa esta situación, descubre a un sometido, no a un autor y pierde su respeto por carencia de autoridad en el hombre.

5-NATURALEZA HUMANA FEMENINA (predominios fundamentales)
1-VARIABILIDAD EN IDEAS-
La naturaleza femenina es variable, tiende a particularizar y a evaluar posibilidades antes de decidirse por una de ellas. Evaluar toma tiempo y capacidad de juicio. El juicio justo que justifica el establecimiento vincular conyugal reside en el marido. Él es quien determina su decisión y determinación a sembrar. Él es quien determina si se entrega o no al cultivo. Ya sea consciente o inconscientemente el hombre es el que se determina a inseminar y gestar la conyugalidad, por lo mismo, él es el que reconoce la razón que justifica su actuar. La esposa no tiene como saber si la determinación del hombre es o no sincera en la determinación de establecer un vínculo intrafamiliar. Solo el tiempo y las obras del marido demostrarán si es o no es responsable y consecuente con la determinación de vincularse con ella y con su descendencia. Esta circunstancia obliga a la mujer a dudar de la determinación del marido que actúa de modo irresponsable frente a la vinculación. Por eso reclama cuando el hombre se distancia de ella, la miente o carece de amabilidad.
El ideal de establecer una familia ideal, recae sobre el responsable en la determinación a cumplirlo y ese responsable es quien decide plantar su semilla. Así como el responsable del disparo que asesina a una víctima es aquel que jala el gatillo y no quien lo provoca con sus insultos, el responsable de embarazar a una mujer, es quien deposita en ella la semilla, no quien lo tienta a sembrar. La tentación no es responsable de la caída, el responsable es el que cae en ella.
El ideal de la creación se encuentra en el creador, no en su creación, El ideal familiar existe en quien se determina a originar la familia y quien origina la familia es quien insemina el vientre para que  dé fruto. La inseminación es un producto resultante de la voluntaria determinación del hombre. Al hombre no se le puede violar, porque la erección es producto de la determinación y la determinación es el resultado de una decisión voluntaria.
Se tiende a suponer que porque existe la eyaculación precoz, esa eyaculación es involuntaria y no nos damos cuenta de que para que se establezca la erección previa a la eyaculación, es necesaria la determinación voluntaria al apetito intergenital. Los apetitos del instinto son todos controlados por la conciencia que los supera o se entrega voluntariamente a ellos.
La intimidad masculina es diferente a la femenina y eso hace que sea difícil comprenderse. El hombre en su determinación a establecer una relación copulativa, adquiere la responsabilidad de su autoría. De cumplir el ideal de establecer una familia vinculada en la confianza y respeto, adquiere la autoridad. Si no logra ganarse el respeto y la confianza de su familia, no califica autor de su familia y pierde su posición y función de autor. Al no cumplir su función, defunciona originando de ese modo una familia disfuncional.
2- EMPRENDIMIENTO Y LIDERAZGO-
La naturaleza femenina gusta competir en el desarrollo de su atractivo para conquistar al hombre y lo consigue mediante el respeto y agradecimiento, que son conductas receptivas.
La naturaleza femenina gusta de protección, interés y atención. Sus reclamos más comunes son: “no eres atento conmigo” “no me entiendes” “la plata no nos da para cubrir los gastos”. Los reclamos denotan la insuficiencia en atender, entender y estar atento a las necesidades fundamentales de la naturaleza femenina.
Biológicamente hablando existen dos funciones complementarias en la reproducción: la del emisor y la del receptor del contenido reproductivo. La naturaleza masculina emite una descarga genital y la naturaleza femenina recibe dicha carga para fertilizarla. La fecundación es una labor cooperativa entre la emisión de un sembrador y la fertilización de la semilla por un campo de cultivo. El campo de cultivo es generado por la naturaleza femenina y la emisión inseminal corresponde a la naturaleza masculina. En la función reproductiva, la inseminación es activo emisora y la fertilización es activo receptiva. Por lo mismo, la naturaleza femenina espera recibir y la naturaleza masculina espera emitir.
La naturaleza femenina emprende y lidera la tarea de atraer al emisor, para eso se decora, se instruye y se prepara. La variabilidad natural y su atención por los detalles la motivan a los cambios en el vestir, en el responder con atención, entendimiento y cuidados. Los cuidados naturalmente femeninos tienden a procurar la atención, el interés y respeto del marido. El entendimiento natural femenino tiende a reconocer las particularidades de la familia. La atención naturalmente femenina tiende a captar las necesidades particulares de la familia.
La naturaleza biológica masculina está dotada de una mayor fortaleza ósea y resistencia muscular, lo que produce en la mujer el atractivo de sentirse protegida. Mientras que la consistencia ósea femenina, es más pequeña y delgada, así como sus músculos son más blandos  y su cuerpo redondo produce en el hombre la sensación de belleza compasiva que motiva a protegerla.
El instinto de protección responde a las necesidades en donde surgen  riesgos de peligro. La constitución física femenina es por naturaleza más frágil que la naturaleza masculina, lo que imprime en ella la necesidad de protegerse.
Afectuosamente hablando, la norma indica que se debe compartir el atenderse mutuamente, el entenderse y estar atentos el uno a las necesidades del otro. En este dinamismo, se pueden comunicar en libertad y respeto.
La naturaleza femenina espera del hombre protección, interés y atención. Las frases como: “No piensas en mi” “eres un terco que no me entiende” o “no me siento segura contigo”, son tipificaciones femeninas. Que indican y declaran la insuficiencia del hombre en el cumplimiento de su deber de ser autor de su obra vincular.
La naturaleza masculina espera la belleza,  confianza en el entendimiento y respeto de la mujer. La belleza es una respuesta al afecto, la confianza en el entendimiento es una respuesta al comentario interesante (juicio justo) y el respeto es una respuesta al deber cumplido.
La naturaleza femenina es más expresiva que la  naturaleza masculina, dispone de memoria del detalle superior a la naturaleza masculina y eso genera el interés de la naturaleza masculina. La naturaleza masculina tiende a ser más parco, estadístico y globalizado; tiende a generalizar, mientras que la naturaleza femenina tiende a particularizar. En ese sentido son complementarias.
La naturaleza femenina lidera en lo administrativo, es capaz de retener fechas, cantidades, sabores, olores y texturas que en la naturaleza masculina pasan desapercibidas. La naturaleza femenina es sensible al tacto al olor corporal, a la temperatura del otro, al estado de ánimo, etc, en eso lidera al hombre. La naturaleza masculina, si se decide a sensibilizarse en el sabor, por ejemplo, puede lograr ser un destacado enólogo, pero eso ocurre cuando se determina a profundizar en los sabores, pero en general, los sabores, los olores, la textura o temperatura del otro no son objetos de interés en la naturaleza masculina, por eso pueden entrar en un ambiente asqueroso y limpiar pocilgas de cerdos o insertarse en las profundidades de una cueva sin percibir la humedad o el gas metano del lugar.
La naturaleza perceptiva femenina es mejor dotada que la del hombre por su función natural de ser madre y para eso ha de captar el olor corporal del niño, su temperatura, su degustación, etc etc.
3-INCONDICIONALIDAD AFECTIVA-
La naturaleza femenina es incondicional frente a los hijos y condicionada frente al marido. Responde y respeta al marido responsable y respetuoso, pero rechaza al irresponsable, confía en el marido sincero pero desconfía del mentiroso y acepta al que es fiel y rechaza al infiel. Esta conducta es compartida con la naturaleza masculina, pero de formas diferentes. La naturaleza masculina asume la protección de la mujer para que no pueda ser infiel. Si la esposa no es sincera, o no es inteligente, asume la responsabilidad de educarla y si no responde al cumplimiento del deber la naturaleza masculina asume el rol de ser ejemplar para motivarla. En ese aspecto, la naturaleza femenina condiciona al hombre al cumplimiento de su deber, para entregarse y responderle con respeto.
La naturaleza femenina no puede motivar al hombre a ser la protectora porque no dispone de los recursos de poder para defenderlo de los animales, de las inclemencias del tiempo o de los enemigos. Y si en alguna ocasión lo realiza, le falta la naturaleza constante en la defensa y protección del hombre.
La incondicionalidad afectiva de entregarse, responder y respetar es una caracterización de la naturaleza femenina. La mujer se siente bien ante la responsabilidad del hombre, lo respeta. Pero si asume la responsabilidad de proteger al hombre, este se siente desplazado en su responsabilidad, puesto que su naturaleza masculina, lo dictamina autor del núcleo familiar. Si él es quien decide y se determina a iniciar el proceso de reproducción,  es lógico también que lo termine y lo establezca.
4-AUTORIDAD RESPONSABLE Y RESPETABLE-
La naturaleza femenina es atraída por la autoridad a la que responde con respeto, mientras que la naturaleza masculina tiende a conquistar por sobre respetar.
Si se le pregunta a una mujer cual es la principal cualidad que destacaría de un hombre, seguramente respondería: “son muchas, no es solo una” Destacaría la amabilidad, sentido del humor, fidelidad, honradez empatía, solidaridad etc. etc. Si se le hace la misma pregunta a un hombre, la mayoría responden: “que sea bella”.
A la naturaleza masculina le cuesta menos sintetizar que a la femenina. En la elección de una prenda, el hombre ve una que le gusta y la compra, la mujer debe verlas todas antes de decidir cuál es la que va a comprar. ¿Por qué? Porque la naturaleza femenina es evaluativa, debe evaluar la conducta, el criterio y la sensibilidad del hombre para saber si es él o si ha de encontrar a otro mejor, antes de entregarse. La mujer se entrega, el hombre conquista.
La selección natural de la especie es siempre por el más dotado. La dote que la naturaleza femenina espera, después de la fertilidad y fidelidad, son: el poder, la inteligencia y el afecto. La dote que la naturaleza masculina espera, después de la fertilidad y la fidelidad son, la belleza, la confianza y el respeto.
La naturaleza femenina es atraída por un compañero de perfil público y respetable que la dignifique, rehúsa el complemento masculino de bajo perfil o sometido. La naturaleza femenina gusta del hombre libre, autónomo y responsable y rechaza al que no responde al cumplimiento del máximo deber necesario, al ignorante de la razón y al sometido a la imposición o dependencia de otros.
Es común que la naturaleza femenina responda al cantante que habla del amor y que la naturaleza masculina responda al héroe o campeón que ganó la guerra o el campeonato. Hoy vemos a los chicos skater, biker y en lomboard, porque disfrutan con el riesgo de la conquista, y a las chicas utilizando su webcam para comunicarse con sus amistades, porque disfrutan evaluándolas.
La naturaleza femenina es atraída por la creatividad del hombre. El hombre que cumple denota que puede. Quien puede y cumple, sabe cómo lo hizo y su sabiduría y poder interesan y motivan respeto.
La naturaleza masculina no suele decir “no piensas en mí” porque asume que el varón es quien debe pensar en lo que la mujer necesita. Tampoco suele exclamar a la mujer que no le entiende, porque suele pensar que ha de ser él quien la explique y mucho menos va a decirle que se siente inseguro con ella, porque supone que eso es lo que él debe crear.
Como vemos, la generalidad de la naturaleza masculina es a ofrecer y la de la naturaleza femenina es a responder. Autoridad y respeto son dos aspectos complementarios de la naturaleza. Sin responsabilidad no hay respeto y sin respeto no existe autoridad. Cuando hablo de autoridad, no me refiero a impositor, ni a quien obliga, sino al autor que por su construcción establece su autoría.
La fortaleza de la naturaleza masculina existe para cumplir la misión de apreciar la belleza de la naturaleza femenina, así como la belleza masculina existe para ser apreciada por la naturaleza femenina. En la apreciación agradecida  y compartida se halla la satisfacción de ambos.
En una relación normal, el propósito de la relación ha de ser por ambos compartido, sin esa premisa es imposible establecer la relación. El emisor que propone la relación, basada en el beneficio de un propósito  compartido, ha de seducir con afecto, (amabilidad), persuadir con verdad (en justicia) y motivar con el ejemplo (de lo bien hecho) al receptor, sea este un hombre o una mujer. Si atiende, entiende y está atento a la necesidad del otro/a y lo o la satisface, lo o la convence y lo o la motiva a responder, la relación se establece y comparten el beneficio de lo pretendido o propuesto. No existe posibilidad alguna de insatisfacción, inseguridad o desconfianza o rechazo; ¡no existe posibilidad alguna! Este es el secreto para establecer una satisfactoria, correcta y perfecta relación interhumana.
En este tipo de relaciones, ni el uno impone o somete, ni ajusticia ni miente, ni rechaza o rehúsa al otro.
Tanto el hombre como la mujer contienen sensibilidad, inteligencia y motivación, pero la emoción el intelecto y la voluntad de ambos es distinta en cada caso.
La sensibilidad masculina persigue y capta con facilidad la máxima necesidad, por eso son más propensos a generalizar, a crear imperios, religiones y filosofías, porque deben descubrir el ideal humano. Esa es su responsabilidad. Y deben realizar a su familia en el cumplimiento del ideal humano. El Ideal humano no es el ideal de un hombre en particular, es la Idea que justifica la naturaleza humana.
La sensibilidad femenina persigue y capta con facilidad los detalles y las particularidades, por eso son más propensas a la defensa de aspectos parciales, porque deben evaluar los pormenores de la masculinidad.
La inteligencia masculina es abstracta, matemática, física, química, antropológica, ontológica, axiológica, epistemológica, porque debe descubrir y reconocer los principios de la creación y las normas de la naturaleza. Es una inteligencia emocional.
La inteligencia femenina es concreta, pragmática, analítica, porque debe evaluar  los procesos, y facultades masculinas que garanticen su realización como esposa y madre.
La voluntad masculina es heroica, altruista y filantrópica, porque debe cumplir con el máximo deber de entregarse por el bien de todo.
La voluntad femenina es respetuosa de las normas, tradiciones y propuestas que garanticen el bien común. La naturaleza femenina se adapta con más facilidad a la orientación y dirección de un director, que la naturaleza masculina.
ROLES DE ABUELOS PADRES E HIJOS.
Una familia necesita para ser establecida de la unión, confianza y respeto entre tres generaciones. Abuelos, padres e hijos han de establecerse vinculados, confiados y respetados. ¿Cómo se logra esto? Cumpliendo sus roles naturales fundamentales.
El rol de los hijos.- Los hijos son creados y criados por los padres y gracias a los abuelos, que alimentaron, protegieron y garantizaron la vida a sus hijos, por lo mismo, se deben a ellos en todo su proceso de desarrollo.
Cuando un adulto es salvado de morir por una persona, siente que  le debe todo. Ese sentimiento de respeto y agradecimiento por quien te salvó la vida es el mismo que se debe mantener sobre los padres durante toda la vida.
 Los hijos deben reconocer que sus padres les salvaron la vida durante su infancia. Cada comida, cada aseo, casa visita al doctor, cada mesada para compartir con los amigos, fueron momentos en los que los padres salvaron la vida de los hijos, por lo mismo, los hijos viven gracias al cuidado, entendimiento y cariño de sus padres. Los hijos deben su vida a los padres. El respeto por los padres ha de ser siempre demostrado por los hijos. Los padres pueden equivocarse, pero quien puede juzgar que se equivocan, es porque está vivo y eso se lo debe a sus padres. Ignorar lo que los hijos saben no transforma en ignorantes a los padres; supieron educar al hijo para logar el entendimiento que ellos no tienen. Si los padres se comportan diferentes a los hijos, eso no los transforma en torpes o ridículos, puesto que lograron la correcta conducta de madurar al hijo. El rol de los hijos es el del respeto absoluto hacia los padres. Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la realización de un propósito, la finalidad es el cumplimiento del propósito, no la vida, la vida es un medio para establecer la máxima conectividad vincular en la confianza y respeto mutuo.
El rol de los padres.- Los padres son los responsables de los hijos, por lo mismo, tienen potestad sobre ellos y deben apoderarse de su completo desarrollo. Los padres deben vincular, confiar y respetar en las normas naturales a los hijos. Para eso han de atender, entender y estar atentos a las necesidades fundamentales de los hijos de madurar en su integridad natural normada. Corrigiendo los excesos y carencias emocionales, intelectuales y conductuales.
El rol del padre.- El padre, asume esta caracterización en el momento en el que decide y se determina a sembrar, o inseminar a la esposa. En ese momento, asume su responsabilidad paterna y conyugal.  El padre ha de mostrar a los hijos su caracterización masculina responsable, protectora, razonable y sensible en la captación de lo necesario y la respuesta a su realización. El padre ha de descubrir y responder a las máximas necesidades sociales tribales y familiares. Ha de ser leal al Ideal de la Naturaleza Humana y responsable de su cumplimiento. Ha de atender, entender y estar dispuesto siempre al cumplimiento del máximo deber necesario. Para eso ha de ser capaz de controlar y dominar las virtudes, el celo y los instintos.
El rol del marido,- Como gestor sembrador del gen, el marido asume su responsabilidad conyugal. Debe ser leal al cumplimiento del máximo deber conyugal, siendo leal al ideal de la naturaleza humana conectiva. El marido debe atender, entender y estar dispuesto siempre al cumplimiento del deber de vincular, confiar y respetar la naturaleza humana femenina y complementarla de su masculinidad, orientando, convenciendo y corrigiendo los extremos o carencias de la esposa. Sobre él recae la responsabilidad de establecer la unidad vincular afectiva. Él es el sujeto que deposita la semilla y como sembrador maduro, ha de disponer de los recursos emocionales, intelectuales y motivacionales exigidos para el establecimiento de la unidad. Antes de depositar su gene, el marido debe disponer de su completa maduración en el dominio de las virtudes de ser prudente, firme y templado y estar maduro en el control de los extremos emocionales, intelectuales y motivacionales, así como ha debido demostrar a sus padres el control y dominio de los instintos de protección, conservación y reproducción. Si el control de las virtudes, del celo y los instintos no califica humano maduro capaz de  criar, educar y madurar hijos naturalmente saludables en lo espiritual y en lo físico. El marido ideal es un hombre maduro en el control del celo y los instintos que responde siempre voluntariamente al cumplimiento del máximo deber valido para todo.
El rol de la madre.-La madre, al responder asumiendo voluntariamente la responsabilidad del cultivo, ha de cumplir su rol de proteger la salud mental y física de los hijos, educarlos en el respeto paterno y madurar la actitud, conocimiento y afecto vincular del hijo hacia su padre, de este modo el padre, al reconocer la función correcta de la madre y respetarla, hará que los hijos también la respeten, confíen en ella y se vinculen con ella. Esta función no se ha conocido en la historia humana, por eso los hijos pierden el respeto de los padres. Se ha pensado que el respeto se logra mediante la autoridad impositiva y eso no es así. El respeto se logra mediante el reconocimiento y validación del padre por la madre. Para eso el padre ha de ser un verdadero humano.  La madre y esposa ideal es aquella que controla y domina el celo y los instintos y que responde siempre voluntariamente al cumplimiento del máximo deber valido para todo.
El rol de la esposa.- la esposa, al responder asumiendo la responsabilidad del cultivo, ha de cumplir su rol conyugal siendo leal al ideal de la naturaleza humana, protegiendo, corrigiendo y orientando a su marido en el cumplimiento de las funciones naturales. Para eso, ha debido madurar en el control y dominio de las virtudes de la prudencia, firmeza y templanza y ha debido antes, madurar en el control del celo emocional, intelectual y conductual, así como también ha debido madurar en el control y dominio de los instintos de protección, conservación y reproducción.
El hombre y la mujer sin control de los extremos emocionales, intelectuales y conductuales y sin dominio sobre los instintos son seres desvinculables,  impredecibles e irresponsables. Por lo mismo, no se hacen dignos del respeto, ni de la confianza ni del afecto. La esposa no se debe al marido, ni a los hijos, se debe a la naturaleza humana femenina. En la naturaleza humana se justifican los cuidados, orientación y conducción de cada miembro de la familia. Por sobre todo es necesario ser normal, eso facilita todo lo demás.  
PARAMETROS ACTUALES DE NORMALIZACIÓN
La tradición democrática contemporánea acarrea una enorme colección de facultades extraordinarias contrarias a las normas de la naturaleza humana, que obstaculizan o impiden el desarrollo de la normalización. Cargamos todos con el peso de una historia, cuya tradición se basa en la arbitrariedad de postulados. Actualmente no se define valida ninguna verdad sobre la idea del ser humano. Se piensa que todo ideal humano es relativo o que el ser humano no es producto de idea alguna y por lo tanto, no tiene ideal que cumplir, o se piensa que el ideal es una utopía. Lo que impulsa a considerar que el ideal de cada uno es lo normal.
El sentido de libertad actual es el de optar por lo que se quiera, en lugar de optar por lo que se debe hacer para mejorar a la totalidad. De este modo no existe posibilidad de respeto a la mayoría, ni al más maduro, experto o importante. Esto nos pone en la situación de pensar que es normal hacer lo que cada uno quiera. Si cada uno prefiere hacer lo que quiere por sobre lo necesario, que por ser necesario se debe hacer, se establece un escenario de irresponsables, en donde todos se ven obligados a reclamar, acusar y rechazar al otro.
Democracia en la actualidad no solo indica elegir en libertad, sino también dejar de elegir, obrando de ese modo en forma irresponsable. Este término democracia se ha llevado al extremo de ser igual a tolerar cualquier cosa, por eso existen dentro de las democracias partidos políticos y religiones totalmente opuestas al ideal democrático del respeto por la libertad. Partidos estos que mientras no logren una mayoría, no pueden impedir la libre elección, pero en el momento en el que asumen la mayoría, operan contra las libertades democráticas. Esta tendencia nos indica que dentro de una democracia es normal que exista un partido comunista o una religión islámica, por ejemplo. Si se aceptan postulados autoritarios contrarios a la naturaleza humana, estos postulados terminarán con las libertades democráticas. La democracia sin límites se transforma en demagogia.
En la actualidad, el amor es sinónimo de ambigüedad, lo mismo pasa con el significado de sexo. En ninguno de estos dos casos se define de una forma justa sus significados, por lo mismo, se puede hacer el amor sin sexo o el sexo sin amor, porque no existe un acuerdo generalizado en sus significados. De este modo hacer el amor es cualquier cosa afectuosa y tener sexo por cualquier sitio distinto al genital es algo normal. Cuando la finalidad del amor no es la unidad, ni la unión, el amor pasa a ser solo un apetito y cuando el sexo se olvida de su finalidad intergenital, se transforma en masturbación asistida.
La educación actual se enfoca en la excelencia académica en lugar de en la maduración del individuo, por eso nos parece normal que los niños sufran trastornos de personalidad, es lo común. En lugar de criar a los hijos, se les ceba como a cerdos con lo primero de que se dispone. Se considera más importante una ración de matemáticas que una ración de ontología. Se piensa que ser ingeniero, médico o abogado es la finalidad de la educación y se olvidan los fundamentos de la naturaleza humana. Por eso participamos todos de la generación perdida.
Nos hemos acostumbrado a la idea del divorcio, y del aborto voluntario, como si eso fuese la mejor opción para la sociedad, por desconocer la naturaleza humana. Lo que conlleva los derivados trastornos de familias disfuncionales, monoparentales la poligamia secuenciada o asociaciones entre personas del mismo género, a eso se le denomina normal por ser común, pero no es lo normado en consecuencia con las normas de la naturaleza humana original.
Se considera que el delito debe ser castigado con la privación de libertad, sin darse cuenta de que ese modo no se restituye, ni el delito ni al delincuente. Pero la mayoría cree que con la cárcel o con la pena de muerte, se paga lo que se debe. Estas ideas son dignas del inocente, e indignas ante la mentalidad del maduro en la conciencia natural. Considerar que el castigo orienta al que lo sufre, es como pensar que el error construye maravillas. Quien no conoce la frase: ¡con el error se aprende! Con el error se aprende que hay que evitarlo, eso es lo que se aprende, pero no construye, ni demuestra nada más que eso, que es un error.
En un ambiente sin orden, sin justicia y sin orientación, es lógico que todos sufran trastornos mentales y somaticen las consecuencias de los mismos. La realidad obliga a una tremenda confrontación entre los bandos más conservadores de la norma y los no conservadores de la misma. Ese enfrentamiento es inevitable. El cómo, cuándo y dónde se iniciará y se terminará, solo el tiempo lo sabe. Pero su inevitabilidad es absoluta. La humanidad está muy confundida y en esa confusión, es fácil enfrentarse de un modo inadecuado. La historia de las trasformaciones ha trasformado al hombre en transformista y la naturaleza humana es una sola, que obliga a convertir en natural al que pretenda madurar y ser persona.
Persona no es todo aquel que nace, persona es solo el que se hizo. Ser persona es un grado que solo quienes captan las máximas necesidades válidas para todo, reconocen la justa razón de las cosas y responden al cumplimiento del máximo deber valido paras todo.
Persona es el título de un estado emocional, intelectual y conductual establecido.
COMO UBICARSE EN UNA RELACIÓN
Las relaciones humanas o interpersonales se establecen en base a una pretensión o propósito. Frente a la pretensión o propósito se establecen posiciones de emisor y de receptor. Al emisor, que es quien pretende o propone le vamos a llamar sujeto y a quien responde le vamos a llamar objeto (no por considerarlo objeto o cosa, sino por denominarlo activo receptor) El sujeto es quien pretende o propone y el objeto es quien responde a la pretensión. Para que una relación se establezca, el sujeto ha de atender, entender y estar atento a las necesidades del receptor (objeto). Si el sujeto seduce con afecto, persuade con la razón y motiva con el ejemplo de lo adecuado, el objeto o receptor, responderá motivado, confiado y seducido (atraído por el sujeto). De este modo se establece la respuesta adecuada a la emisión. Cuando el objeto no se satisface o no confía o no responde motivado, el sujeto ha de atenderle más, entenderle más, o estar más atento a sus necesidades, intereses o deseos. Solo de ese modo se consigue establecer una correcta relación interpersonal.
El saberse ubicar, va a depender, de si se emite o se responde. Se debe reconocer si soy yo quien pretendo o propongo o de si soy yo quien ha de responder. En una conversación, esas posiciones van intercambiándose, en tanto quien habla es el emisor y quien contesta es el receptor, pero la intención de la comunicación, determina al emisor y al receptor. Claro que existen posiciones de jerarquía por conocimiento o experiencia que determinan la posición de emisor o receptor, por ejemplo: En una conversación intrascendente con el jefe de la oficina, se pueden alterar las posiciones, pero en definitiva el jefe es el jefe y si la conversación se extrema en algunos significados la lógica nos dice que se debe uno ubicar en la posición de receptor ante el jefe, o de lo contrario se puede perder el trabajo. Lo mismo frente a los padres, abuelos o tíos de mayor edad o experiencia. Si se entiende el mecanismo de la relación, es muy fácil ubicarse en ella. Los problemas surgen cuando se ignora este mecanismo y se cae en ser desubicado.
Cuando ambos en una relación reconocen y se ubican en sus posiciones de sujeto o de objeto, la relación produce  atracción, confianza y respeto motivante a seguir en esa relación.
Pero se debe comprender qué es la atracción interpersonal, qué es la confianza y qué es el respeto motivante.
Pongamos un ejemplo: en una máquina no se confía, o funciona o no funciona, la máquina no dispone de libertad para funcionar un día y otro no, aunque a veces pase, porque está suelto un cable u otra causa que lo provoque, pero en las máquinas no se confía. Tampoco atraen, más allá de la necesidad que nos mueve a comprarlas o tenerlas y no se las respeta, aunque se crea que se les tiene respeto por lo que puedan producir.
La atracción interhumana es voluntaria, contiene una dosis de libertad. Atraen aspectos sensibles, cognoscitivos o motivantes. Aspectos estos indescriptibles, irreconocibles o inexplicables. ¿Qué es lo que nos atrae en una mujer o en un hombre? ¿Sus ojos, sus proporciones, su pelo, su plata? Ninguna de estas cosas en exclusiva y todas ellas conforman un poder al que denominamos atracción. ¿Nos atraen las condiciones internas o las externas? Generalmente ambas y no podemos desligarlas, luego, ¿qué origina la atracción? La atracción la origina la sumatoria entre necesidad, interés o deseo más la expectativa de la satisfacción, confianza y respeto. Podríamos decir que la expectativa de un beneficio es la que origina el poder de la atracción.
¿Qué origina la confianza? Confiar proviene de fiar algo en común, uno le fía algo a otro que le fía algo a uno. Esa es la base epistemológica de la confiabilidad, pero ¿qué es lo que produce la confianza? Precisamente eso, el fiarse mutuamente. Si me fio de ti y te fías de mí, se establece la confianza.
¿Qué origina el respeto o la motivación a realizar algo? La motivación y el respeto se desprenden de la pretensión de un beneficio. La expectativa de un posible beneficio motiva a conseguirlo.
Tanto la motivación, como la confianza o la atracción, son derivados del beneficio pretendido. En el caso de la atracción, confianza o motivación a beneficiar al otro humano, estas tres categorías dependen de la libertad de optar. Uno puede sentirse atraído por la belleza de otra persona, pero eso no significa que la otra persona se sienta igualmente atraído por uno. La atracción de uno puede encontrar resistencia en el otro. La confianza de uno puede no ser confiada por el otro y la motivación de uno puede desmotivar al otro.
Para que se establezca la atracción mutua, ambos han de sentirse cautivados por algún bien pretendido o compartido. Lo mismo ocurre con la confianza. Para que se establezca, ambos deben reconocer la misma razón o coincidir en algo compartido. De igual modo se motivan mutuamente dos personas cuando pretenden un beneficio compartido.
No es fácil ubicarse frente a las necesidades, porque se está habituado a “originar” las necesidades. Las necesidades no se originan, las necesidades se establecen y el necesitado responde.
En el arte, el arte es el que “obliga” y el artista es quien se debe a la naturaleza del arte. Cuando el artista niega la naturaleza del arte y hace algo distinto a lo que denomina arte, lógicamente está tergiversando la naturaleza del arte. El artista se debe a la naturaleza del arte y no la naturaleza del arte a la voluntad del artista.
Lo mismo ocurre con el hombre. El individuo que no se entrega al cumplimiento de la naturaleza humana, se deshumaniza. Se puede decir responsable, se puede decir intelectual, se puede decir amable, pero si no cumple con el deber de controlar los instintos y el celo, no ha logrado la categoría de ser humano. Si ignora la naturaleza de las relaciones interpersonales, no puede decirse maduro en la sociedad. Si ignora su realidad conectiva, se desconecta de su naturaleza. Cuando se reclama, se acusa o se rechaza al otro por las diferencias que sean, se está obrando contra natura. El ser que no conoce la razón justa de una realidad, miente. El ser que no sabe que el afecto es atender, entender y estar atento a las máximas necesidades del bien común, comete el delito de trastornar al inmediato. Si se desconoce la naturaleza de los trastornos de personalidad, no se puede restaurar en la moderación y en el equilibrio moral, ético o estético. Se defunciona.
El hombre es diferente del resto de las especies en el dominio del celo y los instintos. Dominar los instintos no es fácil. Se pueden dominar una u otra vez, pero el verdadero humano los domina siempre. El dominio del miedo, del apetito, del deseo no es tarea simple, se precisa de mucho entrenamiento constante. Esa determinación existe en cada uno, pero solo aquellos que se determinan a su realización, se establecen maduros. El resto sigue siendo adolescente aun en la vejez de sus cuerpos. No se es maduro por ser viejo, se es maduro cuando se dominan los instintos y el celo.
EJERCICIOS
Qué se puede hacer para que un individuo, con tradiciones, costumbres, comportamiento, criterio y actitud trastornada, pueda restaurar su condición a la de ser maduro? Ejercicios.
¿Qué tipo de ejercicios? Ejercicios de desarrollo de las virtudes. Ejercitar la prudencia en la elección de alternativas válidas para todo. Ejercitar la templanza frente a las diferencias del otro o de lo otro. Ejercitar la firmeza en terminar o cumplir aquel deber máximo en importancia.
Ejercita las virtudes de la prudencia, firmeza y templanza.
Ante cualquier alternativa que debas tomar, evalúa si es la máxima en importancia y si beneficia a todo. Piensa en lo que vas a hacer y piensa si es lo que debes hacer. Si es lo que debes hacer porque es lo adecuado, toma esa decisión y cumple con lo que sea necesario para establecerlo. No lo dejes a medias, termínalo. Determina jerarquías de prioridad, examina si es realmente lo más necesario o lo más importante, o lo más urgente. No hagas nada sin evaluarlo antes. Por ejemplo: Te gusta una pareja, motivado por el instinto te atrae. No dejes que el instinto te obligue a hacer lo que no debes. Piensa en la familia de la pareja y en la tuya y determina si es lo adecuado. Piensa si deberías conocer a su familia antes de entregarte a una relación prematura o si es suficiente con conocer a la pareja aislada de su entorno, de su pasado, de sus costumbres y experiencias. Analiza la situación, porque el producto de una decisión sin fundamento puede establecer una familia disfuncional que afectaría el convivir de dos familias enteras. Piensa y examina, analiza todas las posibilidades antes de tomar una decisión importante. Prevé las consecuencias antes de iniciar cualquier opción. Esa es la caracterización de un ser maduro. Puede que te equivoques, pero lo que no puedes es decirte maduro sin haber analizado antes  las consecuencias.
Se templado. Toda relación produce diferencias, el sujeto es diferente al objeto, el emisor es diferente al receptor. Quien pretende es distinto al pretendido, quien propone encuentra en el desarrollo de lo que crea, diferencias lógicas del proceso. Témplate frente a las diferencias. Templarse no es tolerar, templarse es detenerse a ver cómo asumir las diferencias sin perder la finalidad conectiva. Repito templarse no es tolerar. Es solo darte tiempo necesario para entender la diferencia y atenderla con lo adecuado. En una conversación surgen diferencias en criterio, en convicciones, en significados, esas diferencias no son para anularlas o contrariarlas, son meras diferencias de opinión o convicción y seguramente existe una razón que las justifica. Descubre esa razón y entiende porqué se muestran distintas a las tuyas. No te opongas, contradigas o descalifiques las diferencias que encuentres, analízalas antes y busca la justa razón. Puede que la justa razón no sea la tuya y el diferente seas tú, o puede ser que la razón no la tenga ninguno de los dos. Pero la razón justa es la que se ajusta y es la que se debe proponer persuadiendo al otro con esa razón. Persuadiendo, no obligando, ni imponiendo.
Se templado en la construcción de tus proyectos. El error es solo un accidente que te indica que por ahí, no se debe continuar, o que eso no se debe hacer. Del error no se aprende, se aprende que no se debe hacer, solo eso. El error es solo un error.
Se Firme. Firme no es el duro que se impone en las situaciones, firme es quien termina lo que inicia. Se firme en tus conductas. Aquello que comiences, termínalo por completo. Si inicias un trabajo termínalo, si pretendes una conquista, conquístala. Si cocinas, lava los platos. Piensa que aquello que dejas a medias ha de termínalo otro y a ese otro lo “obligas” a cumplir un deber que no pretende o no corresponde. Se puntual, no hagas perder el tiempo al otro. Se certero, no dejes al otro interesado en tus convicciones, explícale por completo hasta que reconozca lo que dices. Si tienes una buena idea, transfórmala en imagen.
Estos ejercicios crearán en ti el dominio sobre las virtudes y te harán virtuoso.
Ejercita el control y dominio del celo.
Celo es el servidor custodio de la unidad afectiva, cognoscitiva y constructiva. El celo espera el bienestar, el beneficio, la confianza y el respeto responsable. Pero el celo extremo, sobreprotege o se muestra indiferente, arroga del conocimiento o ignora el conocimiento y agrede o se muestra inoperante. Estas seis categorías trastornan al otro.
El celo extremo se denomina recelo. El recelo provoca tensión extraordinaria. Esa tensión, comienza siendo una mera alarma del posible trastorno. En ese instante en el que se siente esa alarma tensional es necesario detenerse y controlarla. Se siente tensión cuando la pareja pone en duda tu posición de compañero. Esa duda puede ser provocada por alguna dosis de inseguridad en ella, pero esa duda, agrede tu integridad. En ese instante es mejor no responder y analizar antes qué es lo que provocó esa inseguridad.
En una conversación, una opinión contraria te contraría y te tensa, detente en ese instante y analiza porqué. No reacciones a otra reacción, eso provoca más tensión. El celo te alarma de que existe un extremo que se debe adecuar, no extremarlo más. Recuerda que la moderación es la conducta adecuada en toda relación. El celo es un protector custodio, pero el recelo es vengativo, castigador, es violento y agresivo. El recelo surge cuando el celo se extrema. Si alguien se acerca a tu pareja con la intención de enamorarla, el celo te advierte del problema, pero es el recelo el que te obliga a castigar o a agredir al otro, o la pareja. No agredas. Analiza la razón que justifica tal problema y lo resuelves, no lo intensifiques. El hombre se define humano sobre el control y dominio del celo emocional, intelectual y motivacional.
Ejercita el control y dominio sobre los instintos.
Existen tres tipos de instintos, el de protección, el de conservación y el de reproducción.
El instinto de protección alarma de un peligro. Peligro es diferente de riesgo. El riesgo no produce daño o dolor, el peligro sí. Se está en una situación de peligro cuando el riesgo al daño es inminente. Dentro del riesgo existen diferencias entre el riesgo mayor y menor, cuando el riesgo es extremo podemos decir que entramos en la zona de peligro. La reacción al peligro es involuntaria y provocada por el instinto de protección. La actitud de miedo frente al riesgo es una actitud voluntaria y producida por la conciencia del individuo. Cuando el individuo e capaz de controlar el miedo y tener una actitud valiente de enfrentar el riesgo, se califica maduro. Deja que se encargue el instinto de protección de protegerte del peligro. Siempre lo hace, no falla nunca. Pero sentir miedo por un riesgo es un signo de cobardía.
El instinto de conservación se encarga de alarmarte frente a las necesidades biológicas alimenticias, de descanso o de ejercicio. Todo individuo crece y en ese desarrollo ha de alimentarse, ejercitare y descansar. La alimentación ha de ser la suficiente, sin excesos o carencias. El mismo instinto te indica lo que necesitas en cada momento. Te pide café o chocolate en el invierno o cítricos en el verano. Déjate llevar por el apetito de lo que el instinto de conservación te dice que comas.  Hay personas que no quieren mariscos porque su cuerpo dispone de yodo suficiente o que no les gustan las lentejas porque su cuerpo tiene demasiado hierro, pero también existen quienes desprecian los alimentos que realmente necesitan, pero que no los quieren porque se acostumbraron a pensar que esos alimentos no les gustan. Esas mañas deben corregirse. Si después de analizar la composición química de tu cuerpo descubren en ti falta de hierro, pues tendrás que comer las lentejas aunque no te gusten.
Aliméntate únicamente en las horas de alimentarse, no comas fuera de hora. Bebe por lo menos un litro de agua diario para hidratarte. Comer verduras o comer carne, dependerá del apetito del individuo. De ningún modo se restringe el qué comer. Si viajas alrededor del mundo, en cada lugar se comen cosas distintas y lo que para unos es un asco, para otros es una delicatesen.
Duerme solo lo justo y necesario. El dormir es necesario solo para descansar. Tampoco es una norma natural el dormir por las noches y despertar por el día. Si tienes algo importante que hacer, puedes restringir el descanso a lo necesario para descansar. Hay personas emprendedoras que solo duermen 2 o tres horas diarias y disponen de una salud y fortaleza extraordinarias. La tradición nos ha metido en la cabeza costumbres que poco o nada tienen que ver con la naturaleza humana, como la de dormir 8 horas. Pierdes un tercio de tu vida.
El ejercicio diario es algo que se debe tener en cuenta. Dormimos largas horas, porque mentalmente estamos agotados. La agotación mental es en muchos casos producida por el estrés, por la falta de control de la ansiedad, o de la angustia. Si controlas estas dos tensiones, puedes descansar con menos tiempo. Cuando tienes un buen proyecto o un ideal, el descanso cansa. Piensa en qué haces cuando te llama tu pareja, que vuelve de otro país y quiere que la vayas a buscar a las 4 de la madrugada al aeropuerto. ¿Cuesta en ese caso dormir un par de horas, o no cuesta?
El instinto reproductor motiva a la permanencia de la especie. Somos libres de construirnos o de destruirnos, de funcionar o ser disfuncional, de reproducirnos o de eliminar nuestra descendencia, somos libres de hacer lo que consideremos válido, pero existe lo valido para uno y lo válido para la naturaleza humana. Bajo mi punto de vista, podría pensar que es mejor ser célibe y dedicarme a la contemplación, pero bajo el punto de vista de la naturaleza humana, estaría negando la propiedad de trascender, de dejar un legado, de dejar descendientes que aprecien mi valentía, porque hay que ser valiente para asumir la responsabilidad de reproducirse de una forma madura.
El instinto reproductor alarma de la posibilidad reproductiva, mediante el atractivo de la pareja. La pareja dispone del complemento genital que cada uno necesita. ¿Por qué se necesita del complemento genital? Por varias razones. La madurez del individuo implica que asume la responsabilidad de la naturaleza masculina como la de la naturaleza femenina. Ya estudiamos los roles de cada uno y la variabilidad e invariabilidad son complementos de la conectividad. El individuo que carece de la experiencia del complemento se siente inseguro de lo desconocido y el maduro lo percibe como adolescente. Si os dais cuenta, la diferencia entre solteros y casados es enorme. Las sensaciones de un soltero frente a una mujer es muy distinta de las sensaciones de un casado frente a la misma mujer. La opinión de un padre con hijos, cuando habla sobre la infancia es muy distinta a la opinión de un soltero sin hijos frente al tema de la infancia. El padre adquiere una actitud de atender, entender y estar atento a las necesidades del otro porque tiene esa experiencia con sus hijos, el soltero no tiene esa experiencia, conocimiento o aptitud. El matrimonio es el medio de hacer madre a la que adolece de descendencia y al hacer madre  a la adolescente, califica al padre. El hombre necesita a la mujer para madurar y la mujer necesita al hombre para madurar. Pero no se madura solo con tener hijos, sino con hacerlos naturalmente maduros. ¿Por qué explico esto? Porque sin esta comprensión no se puede controlar el instinto reproductor. El instinto reproductor contiene dos genitales complementarios, uno masculino y otro femenino. Genital proviene de generar, genera otro ser. Esto no quiere decir que solo se deban tener relaciones reproductivas, sino que se debe utilizar el instinto reproductor para que cumpla su función. Si no reproduce, ese es otro tema, pero la copula, ha de ser asumida con la responsabilidad de asumir las consecuencias de lo que se realiza.
Caer en la tentación del apetito intergenital prematuro, desgracia a la pareja, a las familias de la pareja, a las dos.
¿Cuándo es prematura una relación intergenital? Cuando los que la establecen no han madurado en el control y dominio de las virtudes, del celo y de los instintos y cuando desconocen o ignoran los fundamentos de la naturaleza humana. Sin ese recurso, ni pueden convivir en paz, confianza y unidad, ni pueden educar al descendiente, ni pueden constituirse maduros.
El apetito intergenital ha de ser controlado y dominado para ponerlo al servicio del bienestar global. Ha de beneficiar a todo, debe beneficiar a la naturaleza humana, a las familias y a los individuos que establecen la copula. Por este orden, primero se debe estar seguro de estar maduro, segundo se debe disponer de la aceptación familiar por ambos lados y tercero, una vez cumplidos estos dos requisitos, se puede establecer la relación sin que nadie reclame acuse o disponga de razón alguna para rechazar a la pareja.
El hombre ha de conquistar la cima del dominio sobre las virtudes, los instintos y el celo para establecer la tarea de vincular en el afecto, en la confianza y en las conductas naturales, responsables que ameritan respeto a todos los miembros de su tribu. De este modo califica maduro y consigue la tan esperada felicidad vincular. Sin ese establecimiento, la familia sería disfuncional, los descendientes padecerían trastornos de personalidad y la misión del hombre quedaría truncada y reducida a la desgracia de la soledad.
El enemigo número uno de la humanidad es el egoísmo. Entre el egoísta y el valiente existe solo una diferencia, la actitud. El ser humano ha de controlar la actitud y ponerla al servicio de la naturaleza humana.
LA NATURALEZA HUMANA
La naturaleza humana es fundamentalmente conectiva.
Es dual, masculina femenina, mente y cuerpo, invariable y variable. Y está dominada por el centro. Está dominada por un centro común a todos los humanos, esperado por todos los humanos y compartido por todos los humanos, me refiero al valor. El valor de lo pleno, lo justo y lo completo es el centro motor de toda actividad humana. Nos llena sentirnos plenos, nos llena saber la justa razón de las cosas, nos llena cuando cumplimos con el deber necesario. Todo lo que hacemos lo hacemos porque lo decidimos hacer y en esa decisión existe una libertad intencional que siempre y en todo elige lo preferido. Y eso que prefiere, lo prefiere porque es válido para su bienestar, para su seguridad o para su sensibilidad. Por lo mismo la dualidad entre sujeto objeto, o entre hombre y mujer, existe supeditada al dominio de un centro al que denominamos valor.
El valor contiene deber y derecho, el deber de establecerse y el derecho a disfrutar del beneficio de lo realizado.
La Naturaleza humana repudia o rechaza aquello que no contiene valor. Libertad es la capacidad de optar por lo preferido, es decir, por lo que es válido. Por lo mismo, la libertad impide o rechaza lo no preferido.
La naturaleza humana progresa, crece, madura en etapas de inicio, medio y término. Cada una de estas etapas, necesita cumplirse en sus necesidades fundamentales. La infancia es el momento en donde construir el respeto y la responsabilidad. La adolescencia es el momento en donde construir la confianza y la adultez es el momento en donde construir los vínculos afectivos que producen la felicidad. Cada etapa ha de ser cumplida y satisfecha para madurar. Pensar que ser maduro es cumplir los 21 es una estupidez.
La naturaleza humana procesa cada determinación en seis actitudes fundamentales. Al hacer algo es necesario separase de lo que se estaba haciendo, tener fe en lo pretendido, unirse en mente y cuerpo con lo pretendido, separarse en activo retributivo, en emisor y receptor de lo que se pretende o propone, cautivarse en el proyecto y prepararse para la unidad con la consecuencia realizada o conseguida. Estos 6 aspectos: separación, fe unidad división, cautividad y preparación para la unidad son las normas fundamentales de la historia que estudiaremos posteriormente.
La naturaleza humana es responsable. El resto de las especies no dispone del dominio sobre las especies, ni de dominio sobre el celo o los instintos, ni dispone de libertad, el ser humano sí. Nuestra sensibilidad capta la máxima necesidad, no solo la máxima necesidad de nuestra manada o de nuestra especie, capta la máxima necesidad ecológica y universal. Nuestro intelecto no solo reconoce la razón humana, reconoce razones universales  y abstractas, razones presentes, pasadas y futuras. Razones legales e ilegales. Nuestro intelecto es capaz de reconocer la justa razón fundamental de la naturaleza entera. No existe intelecto superior en ese sentido, ninguna inteligencia es capaz de reconocer una verdad superior a la justa razón. Y nuestra voluntad, unida a la voluntad de otros, es capaz de realizar las más grandes transformaciones, megaconstrucciones o la destrucción de la especie. Tenemos en nuestras manos el poder de construirnos o de destruirnos. Porque debemos cumplir una misión voluntariamente se nos ha dotado con responsabilidad. La construcción de una naturaleza humana madura, depende de cada uno de nosotros. Si todos hacemos el esfuerzo voluntariamente en restaurar nuestros trastornos de personalidad, podremos construir el futuro. Si no lo hacemos, padeceremos la desgracia de nuestros errores.
Recordemos que el mayor enemigo de la naturaleza humana es el egoísmo. Si logramos vencerlo, dispondremos de todos los beneficios humanos.
El egoísmo se origina en el temor, el miedo impide la conectividad. Las fuerzas del amor y del miedo son similares en su poder, el temor cusa trastornos. Cuando conoces a un individuo egoísta, debes reconocer que la causa de su egoísmo ha sido originada por el miedo. Miedo a perder lo que tiene, o miedo a perder su integridad, o miedo a ser agredido, ofendido o amenazado.
En ocasiones pensamos que el temor a la justicia realiza al justo pero no siempre es así. El temor a la justicia también realiza al delincuente. El temor a la verdad realiza al sincero, pero también realiza al mentiroso. El temor al amor, realiza al conectivo, pero también realiza al desconectado. El temor a multitudes, realiza al insociable. El temor al deber realiza al irresponsable. El temor a la política realiza al anarquista. El temor a la opresión realiza al rebelde. El temor a la venganza realiza al justiciero. El temor a la amenaza realiza al agresor. El temor al conservadurismo realiza al imprevisible. El temor a la vulgaridad realiza al excéntrico.
Vemos como el temor puede beneficiar o perjudicar según se oriente. El temor a la pobreza realiza al rico. El temor a la cobardía realiza al valiente. El temor a perder realiza al ganador. El temor a la subordinación realiza al líder.
La actitud es la que orienta las sensaciones en una u otra dirección. Por eso es necesario controlar la actitud. El temor a la mediocridad realiza al artista. El artista persigue lo pleno, lo justo, lo máximo. ¿Por qué busca estos valores máximos? Porque reconoce que lo contrario no le gusta. No le gusta ser un insatisfecho, un desajustado o un insuficiente. El negar lo insuficiente, lo desajustado y lo insatisfactorio lo motiva a buscar lo máximo, lo justo y lo pleno. La pasión no es ni más ni menos que una fuerza motivante extrema, debida o provocada por las carencias, por las desgracias.. Por eso es muy común encontrar en la biografía del artista, algún tipo de sufrimiento extremo. Sufrimiento, por ejemplo, por ser socialmente rechazado o por ser diferente, o por cualquier otra razón. La conectividad exige de compensación y cuando se extrema en un aspecto provoca la compensación del contrario. Si no se tienen necesidades, lógicamente se realiza al insensible. Por eso es fácil, por ejemplo, que una persona que no ha necesitado nunca hacer dinero, porque siempre lo tuvo; esa persona no pueda comprender el esfuerzo que realiza su empleado para ganarse la vida. O a la inversa, que comprenda el que nunca tuvo al que siempre lo tuvo. Sufrir no es malo, cuando se entiende que de ese sufrimiento surge la necesidad por superarlo. Esa es la norma de la compensación que nos permite el desarrollo de la sensibilidad.
La inteligencia es la capacidad de resolver problemas, pero no solo eso, también es la capacidad de reconocer verdades o razones. Reconocer es volver a conocer, es decir que para reconocer algo, algo debes tener dentro que coincida con lo conocido, a ese algo, lo llamó Kant “conocimiento a priori”. Curiosamente cuando le dices a alguien que el amor es la fuerza que une, les parece lógico y lo determinan cierto. ¿A qué se debe esto? Esto se debe a que en la conciencia existe ya una noción de prototipo. Nuestra conciencia contiene la naturaleza humana en “noción” (sentido común) y todo aquello que es humanamente conocido por el ser humano lo reconoce. Si decimos que existen 4 géneros humanos, el masculino el femenino, el homosexual y el lésbico, la conciencia de la naturaleza humana lo rechaza porque no existe en “noción” y determina que el homosexualismo o el lesbianismo son meras masturbaciones asistidas, porque en ellas no interviene la relación intergenital.
El intelecto humano necesita de la “noción de prototipo” para poder reconocer. Pero podemos crear “nociones adquiridas” no naturales, que cumplen la función de establecer el reconocimiento. Por ejemplo: adquirimos la noción de que todo es relativo y cuando alguien nos dice que la belleza es relativa, la aceptamos porque asumimos previamente que todo es relativo y la belleza es una porción del todo, luego es lógico pensar que la belleza es relativa. Esta conciencia adquirida origina muchos problemas en el aprendizaje y desarrollo del intelecto o de la inteligencia. La conciencia de la naturaleza nos dice que no todo es relativo, y que la belleza siempre agrada o complace, pero la noción adquirida de que todo es relativo nos confunde, porque se pensó que era cierta. Ante esa confusión, hay quienes son sensibles al sentido común y piensan que se equivocaron al admitir que todo es relativo y quienes son insensibles al sentido común y continúan defendiendo que la belleza es relativa. Hasta que comprenden que la belleza siempre complace y no displace nunca, por lo mismo, la belleza es absoluta, no relativa. Lo relativo o variable es el deseo del apreciador de considerar o no considerar bello lo que observa.
El intelecto humano exige de la razón justa. El exigente en comprender la justa razón se realiza inteligente.
La voluntad humana cumple con el deber, obligado por su libertad. Libertad es la capacidad de optar por lo que es válido para la naturaleza. Aquello que beneficia siempre a todo, no perjudica nunca a nadie. La libertad “obliga” a optar por lo valido para todo, por lo que es justo y por lo completo. La voluntad humana es responsable, por lo mismo, debe optar por cumplir el máximo deber valido para todo. El máximo por sobre el mínimo, el deber, por sobre  el deseo, la necesidad por sobre el gusto. Seamos maduros y responsables, controlemos el egoísmo hasta anularlo por completo. Somos productos sociales. Nacemos en una familia, no nacemos solos. Todo nacido tiene un padre y una madre y cuatro abuelos, como mínimo. Si para originarnos hubo de ser necesario de esas seis personas con nosotros, podemos afirmar que somos seres sociales, no independientes o singulares. Por lo tanto nos debemos a esas seis personas involucradas en nuestro nacimiento y nuestro comportamiento afectará siempre a esas seis personas. Luego, debemos ser conscientes del bienestar de los siete. Toda opción, al menos debería beneficiar a los siete miembros de la familia básica. Sin considerarlos nos transformamos en desconsiderados y lógicamente nos reclamarán, acusarán o rechazarán.
La relación intergenital la realizan dos personas, pero afecta a siete. Afecta al marido, a la esposa, al abuelo y a la abuela del esposo al abuelo y a la abuela de la esposa y al no nato. Todos ellos esperan tener hijos responsables, justos y satisfechos y todos ellos esperan tener nietos responsables, justos y satisfechos. ¿Con qué derecho creemos que podemos desgraciarlos? Piensa en ti, ¿te gustaría tener hijos insatisfechos, inseguros e irresponsables? ¿Te gustaría tener hijos imprudentes, destemplados y flojos o desgraciados? Si nuestra conciencia nos dice que deberían ser satisfechos, seguros y maduros, dispón tu voluntad en la dirección de construirlo. ¿Cuánta gente hace ejercicios espirituales, yoga, pilates, o siguen una determinada religión o filosofía de desarrollo humano y no logran tener una familia vinculada, confiada y madura? Son muchos los interesados en madurar, el problema es que no saben cómo. Ahora tú lo sabes. Ya sabes cómo desarrollarte y madurar, sabes que la felicidad se desprende de la creación del núcleo familiar maduro en la vinculación, en la confianza y en el respeto mutuo. Trabaja por construirlo. Ese es el camino de la realización, ese es el camino0 de la felicidad.
No te decepciones por el cómo está el mundo, haz tu mundo desde la base del conocimiento de la naturaleza humana y poco a poco seremos mayoría. Solo necesitas estudiar una hora diaria y compartir el estudio con tu inmediato. Busca alguien a quien orientar y cuando ese alguien se oriente, que busque a otro a quien orientar y veremos pronto al ser humano maduro. El cielo está siempre con aquellos que se atreven a cambiar.
CONDUCTA ORDINARIA Y EXTRAORDINARIA
La conducta ordinaria del humano, espera al ser extraordinario que capta y descubre las máximas necesidades humanas y las resuelve, o realiza por completo. Ese hombre extraordinario no es otro que tú mismo. En ti, existen las posibilidades de ser un ordinario o ser extraordinario. El ordinario capta necesidades grupales o individuales. El extraordinario capta las necesidades universales naturales. El ordinario vive por la vida; come, trabaja, alimenta a sus hijos y cumple el rol de ser miembro de un determinado partido. El extraordinario vive por la naturaleza humana entera; descubre su naturaleza y su rol masculino o femenino, domina las virtudes de la prudencia, firmeza o templanza. Controla y domina los instintos y el celo. Atiende, entiende y está siempre atento al cumplimiento del máximo deber valido para todo. Es un ferviente seguidor de lo entero, no de un partido. Por ser perseguidor de lo entero, madura en su integridad y se realiza. El ordinario solo crece, engorda y envejece, no madura. Frente al ordinario existe siempre la alternativa de transformarse en extraordinario. El extraordinario no tiene la más mínima posibilidad de transformarse en ordinario porque la diferencia entre lo que experimenta con la experiencia del  ordinario, es demasiado grande. ¿Qué rico millonario que ha experimentado disponer de libertad y recursos económicos, podría sentirse atraído por esclavizarse a las carencias? Lo mismo pasa con el extraordinario, que descubre, que captando las máximas necesidades y resolviéndolas adquiere el respeto la confianza y el afecto de los demás. ¡Jamás volverá atrás!
El ordinario vigila y cuida sus cosas, el extraordinario vigila y cuida sus logros naturales. El ordinario es campeón del torneo de futbol, tenis, natación. El extraordinario es campeón del respeto, del interés y del vínculo. El extraordinario es héroe en el valor, genio en el conocimiento y padre espiritual. El ordinario es un cobarde, inseguro y egoísta. ¿Comprendéis la diferencia? El líder extraordinario se preocupa de entregar,  atender, entender y estar atento a las necesidades naturales de todos y cada uno de sus seguidores. El líder ordinario espera aumentar el número de sus seguidores para recibir el mayor beneficio posible de ellos.
¿Cómo un ser ordinario puede convertirse en extraordinario? No es tarea fácil. Debe anular el ego, eliminarlo, pero no por la fuerza de la opresión, o represión mística, ni por medio de la rebeldía, sino por la actitud de conectarse con las necesidades globales y su determinación consciente a resolverlas o solucionarlas. La actitud altruista responsable por el beneficio de todo, es la única capaz de eliminar el ego.
El ser ordinario ejerce una lógica en la adquisición de juicios y en la evaluación de pensamientos que no necesariamente es la correcta en proporcionar la verdad.
Razón es el producto derivado de la concordia entre una noción y un significado.
Verdad es el producto derivado de la concordia entre una noción y su significado.
Todo lo pensado se debe a una razón (Leibniz) y toda razón, se justifica en el valor que la declara justa. Pero la declaración de ser justa puede provenir de un experto maduro o de un inexperto inmaduro. Lo que es razonable para el inexperto inmaduro puede no ser razonable para el experto maduro. Por ejemplo: Es razonable que al niño le guste investigar y motivado por ese deseo de conocer quiera meter sus dedos en el enchufe. Pero, el experto maduro tratará de evitar que eso suceda. ¿A qué se debe esa actitud limitante del adulo? Se debe a la lógica del pensamiento.
¿Qué es la lógica?
Lógica es la facultad de proyectar una deducción o inferencia. Todo tipo de pensamiento lógico se determina por inducción o deducción. Se inducen conclusiones generales a partir del estudio de particularidades, por ejemplo: Juan tiene un auto amarillo,  una moto amarilla y una bicicleta amarilla, luego, todos los medios de trasporte de Juan son amarillos.
Por deducción se determinan las particularidades en base a una generalidad, por ejemplo: los medios de transporte te trasladan, luego, la bici, la moto o el auto, son medios de transporte.
En el pensamiento lógico existen tres posibilidades:
1-Que A sea igual a A .  ej: todo hombre es humano.              
Por Identidad.
2-Que A no sea A. ej: Un insecto no es humano. 
Por Contradicción.
3-Que A es B o no es B. El insecto, o vuela o no vuela.
 Por Exclusión.
Cuando el individuo que juzga lógico o no lógico un pensamiento, dispone del máximo sentido común, se puede pensar que su juicio es adecuado. Pero cuando el individuo carece de la norma, su juicio será injusto, aun siendo lógico o razonable. Ni la lógica ni la razón, acreditan por si solas la verdad, aun siendo facultades para su encuentro. Es lógico que todo aquel que juega tiene más probabilidades de ganar, pero no todos los que juegan ganan. Y es razonable que quien ha perdido todo en un aluvión, tome de su vecino algo que necesite, pero no es legal. El uso de estas facultades de la razón o la lógica innatural, produce muchos trastornos.

CUAL ES LA CAUSA DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
Si comprendemos cómo debe ser un individuo natural, la lógica nos dice que nuestros antepasados ignoraron la naturaleza humana y por esa razón, al reproducirse, no supieron cómo madurar a sus descendientes.
Uno se casa sin tener claro cómo debe educar a sus hijos. Lo ordinario es pensar que se aprende con los años o con las experiencias paterno filiales, pero en  realidad, no es así. No, por tener descendientes o por vivir muchos años, se descubre la naturaleza humana. Lo común es pensar que los hijos se educan en la escuela y que si van a una “buena” Universidad, serán exitosos. Quizá logren el éxito, pero eso no garantiza su felicidad. Es común pensar que si se les educa en la moral de una determinada tendencia preferida por la familia, los hijos se educarán. Pero, tendencias de moral hay muchas y lo que necesitan es la moral natural humana, esa solo es una. El humano ha de hacerse humano, no budista, confucionista, cristiano o socialista. Religar es un proceso, la conquista es ser conectivo. El partido no es entero, es sólo eso un partido. Para realizarse entero, es decir integro, es necesario comprender la naturaleza humana y realizarse en ella.
Los antepasados de la humanidad ignoraron los fundamentos de la naturaleza humana y la especie humana permanece adolescente. Los humanos contemporáneos adolecen de su naturaleza humana, aun siendo viejos. Se cree por fe en un origen misterioso al que le denominan “dios” Pero, ese misterio es incomprendido e inexplicable. Si por ideal se tiene un misterio inexplicable, ¿cómo se puede uno realizar en él?
El patrón del origen de los trastornos permanece repitiéndose, desde el origen de la historia hasta nuestros días. El joven adolescente que, por su naturaleza, crece hasta disponer del apetito intergenital, tiende a dejarse llevar por el apetito del instinto, sin lograr controlarlo, hasta descubrir y disponer del conocimiento de su función normal. Es común que a esa edad, entre los 10 y 18 años, el poder de la fuerza del instinto supere a la razón desconocida del verdadero amor. ¿Cómo no va a ser superior la fuerza del instinto que la justa razón del intercambio genital, cuando se ignora cuál es su función natural, si se ignora esa razón? Esto es similar al ¿cómo no va a ser superior la fuerza del hambre que la costumbre de esperar hasta que comience el anfitrión, si no se sabe que el anfitrión es el primero en comer en un ambiente educado?  O ¿cómo no va a ser superior la fuerza del celo a trasladarse, en quien desconoce que debe guardar la fila? La fuerza del instinto es superior a la fuerza de la conciencia cuando la conciencia es inmadura, pero cuando la conciencia es madura, la fuerza de la conciencia es superior a la fuerza del instinto. En el adolescente ignorante de la naturaleza humana, el poder del apetito intergenital es superior a la conciencia de la concepción natural, que por beneficiar a todo no perjudica a nadie. Si el adolescente comprendiese que, antes de reproducirse, debe descubrir las normas de la naturaleza humana, para realizarse responsable, autónomo (uno con la ley) y de ese modo liberarse del reclamo, acusación o rechazo de sus inmediatos, estableciéndose maduro en el dominio de las virtudes, del celo y los instintos. Y siendo respetado, confiado y ligado a los miembros de las dos familias que se conectan en el afecto en esa relación conyugal que va a establecer, evitaría trastornar en el afecto, en la confianza y en el respeto a todos ellos. Pero todos ellos deberían estar maduros en el entendimiento de la naturaleza humana. Eso, no existe todavía. Y por eso, las relaciones conyugales provocan trastornos afectivos, intelectuales y conductuales. Provoca sobreprotección extrema o indiferencia extrema, arrogancia o ignorancia y agresividad o inoperancia.  Cuando se ignora que el amor es una relación afectiva en donde ambos deben atender, entender y estar atentos a las necesidades fundamentales del otro, el amor se transforma en egoísmo. Cuando se ignora que el hombre maduro es quien controla las virtudes, el celo y los instintos, el individuo se transforma en imprudente, destemplado e irresponsable. Con estas actitudes es imposible que controle el celo emocional, intelectual o motivacional y se establece imprevisible, y por lo tanto, es imposible confiar en él. Y si ignora que debe controlar los instintos de protección, conservación y reproducción, sus conductas serán o temerosas hasta el extremo de llegar a las fobias, en bulímico o anoréxico, con trastornos del sueño y libertino en sus conductas reproductivas, originando bastardos. En ese individuo desleal a la norma, no se puede confiar. Al no confiarse en él, es imposible establecer la conexión en el vínculo afectivo y se le pierde el respeto.
La causa más importante de los trastornos de personalidad es el caer en la tentación del apetito intergenital prematuro. Ustedes comprenderán en qué consiste el apetito intergenital prematuro. Si no se dispone del conocimiento de la naturaleza humana, no se dispone de elementos de juicio para educar al descendiente y este, debe realizar un doble esfuerzo para madurar; el esfuerzo de limpiar sus hábitos anormales y madurar en la normalidad.
El hijo, no es una suerte de regalo, es una responsabilidad inmensa. Su mente es un poderoso contenedor de memoria en el que los recuerdos son utilizados para evaluar conocimiento. Cuando los recuerdos son traumáticos, la evaluación de un juicio puede ser injusta. Quien tuvo la experiencia de sufrir un accidente en aviación, suele temer subirse en otro, aun sin que este presuponga peligro alguno. Quien ha sido robado tiende a sobreproteger sus cosas, agrediendo con esa actitud a los legítimos compañeros. Quien ha sufrido la falta de respeto suele temer asociarse libremente con los respetuosos.
El originar descendencia sin el conocimiento de las normas naturales, defunciona al descendiente. Todos creemos ser suficientemente maduros a los 30 años como para tener hijos, pero, ¿Quién es capaz de reconocer las normas de la naturaleza y los roles naturales en la relación filio paternal, fraterno conyugal o paterno filial, que garantice la reciprocidad en el respeto,  la concordia y en la unidad que certifique la felicidad de la familia?
El 4 de julio de 1776, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, se declaró una norma jurídica que decía: “Todos los hombres tienen derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”. Esta declaración, produce la actitud a exigir el derecho al beneficio de lo que se ignora cómo cumplir. ¿Con qué razón se justifica el derecho a la vida, si se ignora la razón que justifica vivir? El derecho a la vida se obtiene como resultado de nacer sano. ¿De qué sirve exigir el derecho a la vida a quien hereda una enfermedad mortal? Vivir no solo es estar activo, vivir es un proceso para cumplir una razón, la razón de madurar en la naturaleza humana. Si se ignora cómo madurar, el proceso no se realiza y el humano se deshumaniza.
Exigir el derecho a la libertad sin comprender, que solo te libera aquello que te exime de culpa, de acusación, de reclamo y de rechazo, es una exigencia en vano. Y solo nos liberamos de ser culpables del reclamo, de la acusación y del rechazo, cuando optamos por lo que beneficia siempre a todo. Por lo tanto, libertad es la capacidad de optar siempre por lo que es válido para todo. Lo que obliga a descubrir y reconocer los fundamentos esenciales del Todo, es decir, las normas de la Naturaleza. Una vez comprendidas y aplicadas estas normas en la conducta de los individuos, pueden todos beneficiarse del derecho a la libertad. El derecho a la libertad se deriva del cumplimiento del máximo deber necesario, que por ser válido para todo, no perjudica nunca a nadie. ¿De qué sirve exigir el derecho a la libertad de un individuo que nace en un sistema opresor como el de Corea del Norte?
El derecho a buscar la felicidad se deriva del cumplimiento del deber interesarse por encontrarla. Sin interés en buscar no se puede exigir el derecho al encuentro. Cuando se ignora el significado de la felicidad, es imposible reconocerla. Si se considera que la felicidad es cualquier estado de complacencia, la felicidad se encuentra en cualquiera de esos estados. Por ejemplo al comer, al dormir, al reírse, al viajar, al conocer algo nuevo, etc etc. Pero cuando se comprende la razón que justifica la máxima felicidad, la orientación de la búsqueda se define en la dirección adecuada. Buscar la felicidad de un individuo sin establecer la felicidad del resto, no garantiza felicidad alguna en ese grupo social. La felicidad solo se desprende del establecimiento intravincular en el respeto y en la máxima confianza en las normas naturales. Solo se puede determinar que se es legítimo en el cumplimiento de las normas naturales. La jurisdicción de un país no garantiza la felicidad de las personas, porque solo sirven para regular el orden del país. Pero al ser estas distintas a las del país vecino, el individuo que viaja, sufre el producto de las diferencias y pierde su derecho a ser feliz. Por ejemplo, el empresario estadounidense que emprende su negocio en Venezuela, cuya legislación nacionaliza a las grandes empresas, no puede ampliar su negocio porque se lo quitará ese gobierno, por lo tanto, puede lograr sus metas en su nación pero no en la otra. Luego, la jurisdicción de una nación, no garantiza la felicidad. Por eso es necesario que la jurisdicción no sea limitada a los países, sino que estén basadas las de todos los países en el cumplimiento de las normas naturales.
Las normas naturales, garantizan la felicidad del individuo, de  la familia, de la nación y de la sociedad en su totalidad. El derecho a la felicidad se desprende del máximo cumplimiento del deber ser natural.
El deber ser natural elimina los trastornos de personalidad. El ser natural es altruista en su actitud y la pone siempre al servicio del cumplimiento del máximo deber necesario, que beneficia a Todo. Siempre y Todo, son aspectos de tiempo y espacio generados para el responsable. El responsable que no siempre responde o que no cumple todo, no acredita la certificación de responsable. El individuo egoísta no puede comprender la significación del Siempre ni del Todo, porque fragmenta el tiempo a momentos y el Todo a sus espacios. Se tiende a pensar que el individuo que cuida su casa y su familia es responsable, porque responde a las necesidades de su hogar, pero eso no califica responsable al indiferente ante el vecino. La máxima responsabilidad se deriva de responder al máximo cumplimiento del deber, que por incluir en él al mínimo, satisface a todo. Jesús lo describió de una manera sabia: “Ama a Dios (Todo) por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Quien se une con las normas naturales (porque amor es la fuerza que une) y trata al prójimo como ser natural, unido con la naturaleza, se realiza humano. Estas sabias palabras, interpretadas por la mentalidad inconsciente de las normas naturales, derivaron en significados imaginarios que resultaron en convicciones ajenas a la naturaleza de las mismas. El autor de esta frase debe sentirse frustrado al ver que nadie la comprendió.
El hombre natural es moderado en su actitud prudente, templada y firme en la determinación altruista a ser normal, en el cumplimiento de las normas de la naturaleza, que lo realizan natural. Es voluntariamente firme en el dominio del celo y los instintos, satisfaciendo las carencias y controlando los extremos. Y por sobre todas las cosas, es altruista en la determinación a cumplir con lo que es válido para todo. La sociedad contemporánea está muy lejos de ser normal. Muy lejos de restituir los trastornos de personalidad, porque los ignora. Conoce su existencia, pero no comprende dónde y cómo se originan. La pérdida del altruismo, de la incondicionalidad y de la filantropía ha trasformado al hombre en egoísta. La superación del egoísmo, del dolor y del daño, solo puede ser posible al encontrar, reconocer y comprender la naturaleza humana. Solo de ese modo puede realizarse verdaderamente humano.
La sociedad contemporánea, padece de dos grandes tensiones: la ansiedad por no saber ser y la angustia al saberse no realizado. La lesión de estas dos graves tensiones, solo puede eliminarse en el descubrimiento de la verdadera realización humana.
Sobre el autor
Martin Soria nace en una familia campesina de clase media, en Muñana, provincia de Ávila (España)  el 25 de noviembre del año 1955. Pocos años después, se traslada junto con su familia a Madrid. Su padre trabaja de cuidador en la hacienda de un abogado y Martín vive sus primeros años rodeado de vacas, caballos y galgos, de los que adquiere la noción de un comportamiento natural instintivo sin extremos. Al ingresar en el colegio y comparar el comportamiento de los niños, con el comportamiento de los animales, sufre, al no entender cómo es posible que los niños se comporten de un modo tan diferente al de sus animales. Entre los animales respiraba confianza y acomodo a las situaciones, pero entre los niños, sentía el desacomodo de las diferencias y eso le motivó a buscar la razón que justificaba tal desacomodo social. A los 8 años de edad, se rompe los nudillos del puño al golpear desesperado los azulejos de su cocina, pidiendo a Dios que se manifieste. En ese momento comprendió que la totalidad solo puede ser manifiesta al quien la descubre. A partir de ese momento, Martín  inicia su labor investigativa. Leía biografías de  Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y Francisco de Asís, entre otros, pero algo le decía que eran insuficientes para resolver los trastornos de personalidad a nivel global. Buscó en la filosofía y se sintió muy motivado con el método socrático investigativo y con la duda descartiana. Estos dos métodos de comprensión forjaron su desarrollo. Martín Soria dudaba de todo lo que no se justificara con una razón clara y se preguntaba el por qué de lo escuchado, hasta lograr descubrir el fundamento o la ignorancia del emisor.
 A los 14 años de edad dejó su familia y se puso a trabajar en una pastelería. Compartía un departamento con un japonés, un americano, un iraní y un español, de quienes tuvo la oportunidad de aprender mucho. El japonés era sintoísta, el americano, protestante, el iraní  islámico y el español católico. La experiencia con estos compañeros de “hogar” le hizo pensar en la unidad de las culturas. En ese pequeño departamento vivían juntas 5 culturas y su interrogante era: ¿por qué no pueden en el gran departamento de la sociedad, compartir juntas esas mismas culturas? Comprendió que a los cinco les unía algo en común y que las culturas carecen del común que los una.
Martín Soria indagó visitando y conociendo movimientos religables que existían en aquél momento. Todos y cada uno de ellos defendían sus diferencias, pero ninguno abogaba por entregarse al común que los una a todos. Existían movimientos ecuménicos que buscaban ligar a otros en su ecumenismo, pero sin que su visión fuera lo suficientemente  globalitaría como para eliminar los trastornos de la humanidad. Martín exigía el conocimiento del biotipo humano natural, no podía ligarse a grupos de tendencia partidista, no buscaba un partido, necesitaba del entero. Y el entero no existía. Ingresó en la Escuela de Bellas Artes  de Madrid motivado por el encuentro de los grandes valores. El arte es sinónimo de lo supremo y quizá los supremos artistas conocerían lo que él buscaba. Pero no lo encontró. Fue llamado por el ejército español para cumplir su servicio y destinado a la base del Copero, un helipuerto militar de las FAMET en Sevilla. Sirvió como asistente de controlador de vuelo. En su servicio pudo sentir la esclavitud militar y comprendió que nadie es libre en una sociedad amenazada, que se protege para defender. La sociedad actual carece de integridad. En cualquier lugar se puede perder la vida en una sociedad que no controla y elimina las amenazas.
Después viajó por España y fue a Inglaterra cuya cultura protestante mostró un sentido de responsabilidad distinto al experimentado. La sumisión católica a la voluntad del de arriba no existía entre los protestantes ingleses. Cualquiera podía asumir el liderazgo, nombrarse pastor y orientar a un grupo en la dirección de su propia convicción. En España se escuchaba la biblia de las bocas de los de arriba, en Inglaterra la boca del que estudiaba la Biblia la interpretaba según su modo de comprenderla.
Años después se instaló en los Estados Unidos y se encontró con una libertad para la  interpretación y expresión de convicciones que rozaba lo libertino, allí la biblia no solo podía acercarnos a Dios, sino también a su opuesto, Satanás. Era algo en extremo  incomprensible. Martín Soria comprendió que una sociedad “democrática”, no garantiza la libertad de sus miembros hasta no definir los límites de la libertad. Y los límites no provienen de regulaciones jurídicas, provienen del entendimiento de la naturaleza. En la actualidad existen regulaciones jurídicas de todo tipo, pero la sociedad, no sabe cómo impedir el terrorismo. La amenaza del terrorista no se elimina con regulaciones jurídicas, se elimina con la comprensión completa de la naturaleza y sus normas. Hasta no disponer de una sociedad educada en las normas naturales no se podrá eliminar el terrorismo, porque este, es motivado por la voluntad íntima de un individuo. Y en lo más íntimo de la voluntad, no existe otra limitación que la de la conciencia. Solo se puede limitar la voluntad agresiva de una conciencia inmadura, madurando esa conciencia. La conciencia madura es consciente de la naturaleza y no la viola, porque reconoce y comprende el daño que establece.
Martin Soria ha dedicado 40 años de su vida al estudio de las razones constantes e inmanentes, que garanticen la normalización humana. El humano maduro, no necesita unirse a un determinado grupo porque ha de unirse con su naturaleza. Cada uno es responsable de descubrir, conocer y comprender la naturaleza de la creación y la naturaleza humana, para realizarse en ella. En esa realización solo interviene la determinación de cada uno. Ser devoto seguidor de los demás, no realiza al individuo que se olvida de afrontar sus propios trastornos. La  naturaleza no nos va a realizar por creer en ella, ni por asociarnos con el que se ha realizado, eso no realiza. Lo que realiza es el establecimiento de la experiencia de ser maduro.
El inmaduro debe descubrir por si solo y desde su inmadurez, las normas para madurar. De no ser así, no tendría sentido madurar. Que madure uno solo no es suficiente en una sociedad de inmaduros. Para que en un colegio maduren los alumnos, es necesario que la mayoría de los asistentes sean maduros. Los colegios actuales no educan en el crecimiento de la normalidad humana, solo enseñan tecnicismos que no producen felicidad.
Para Martin Soria existen dos orientaciones educativas, la academicista o de conocimientos técnicos, que es útil para el ejercicio de una determinada profesión y la orientación humana que es propia del desarrollo de la realización integra de la persona. En la actualidad se han disgregado, incluso hasta el extremo de olvidarse la una de la otra. La intención de estos análisis de Martín Soria, es la de ofrecer sus pensamientos a quienes deseen encontrarse con su realidad interna. No todos se interesan en el descubrimiento de sí mismos o, no todos se interesan en ello en todo momento, pero si estos pensamientos pueden ayudar a mejorar en algo los trastornos humanos, creo que se habría satisfecho  la labor de este ensayo.
Martín Soria ha escrito numerosos artículos y ensayos sobre diversos temas de interés, algunos de ellos están en internet. Si consideras que este ensayo puede beneficiar a alguien cercano, no dudes en recomendárselo o en estudiarlo juntos. Recuerda que el mejor modo de aprender, es enseñando.