jueves, 25 de abril de 2013

EJERCICIOS DE REHABILITACIÓN DE LOS TRASTORNOS HUMANOS



EJERCICIOS DE REHABILITACION DE LAS TRASTORNOS HUMANOS

Entendemos por trastorno a cualquier carencia o exceso en las conductas del humano que “molestan” a sus pares. La amplitud de estos trastornos posibilita o no su recuperación. Existen trastornos extremos obsesivos que requieren de un tratamiento también extremo y trastornos de conducta que pueden ser tratados de manera individual, con cuidados especiales o particulares. Los trastornos excesivos deben ser tratados por especialistas, mientras que los no excesivos pueden ser reorientados por el mismo individuo. Aquí nos vamos a referir a aquellos que podemos modificar sin la intervención de un tercero.
Los trastornos se establecen entre dos personas y  suelen ser acusados por el receptor, sin que en ocasiones sean descubiertos o reconocidos por el emisor.  Existen trastornos emocionales, intelectuales y conductuales. Los trastornos emocionales o afectivos se derivan del exceso o carencia en la entrega. Afecto es darse por el bien del otro y en esa significación, la oferta puede ser insuficiente, adecuada o excesiva. En los casos de insuficiencia o exceso, el receptor acusa su insatisfacción o su hartura.  Harto se siente el sobreprotegido e insatisfecho se siente el que denota indiferencia, por lo tanto, sobreprotección e indiferencia, son dos trastornos conductuales afectivos.
Los excesos o carencias intelectivos se deben al exceso de conocimiento o a la ignorancia del mismo. El juicio justo ajusta al entendido con el aprendiz. El exceso de conocimiento suena a arrogancia en el aprendiz y la carencia de juicio justo suena a ignorancia en el aprendiz. Estos extremos intelectuales suponen un trastorno en la comunicación entre personas. Tanto la arrogancia como la ignorancia generan desconfianza en el receptor, por lo tanto deben ser corregidos.

Los escesos o carencias de responsabilidad también provocan el reclamo del que lo observa. El hiperactivo cansa al compañero y el flojo lo aburre, en ambos casos es necesaria la corrección.
La caracterización del ser  humano maduro es simple: responde libre y voluntariamente a las necesidades máximas del momento y lugar. La captación o descubrimiento de dichas necesidades máximas  irá en progreso a medida que resuelve las máximas urgentes e inmediatas. Desde niño se ha de educar en responder a dichas necesidades y a discernir en importancia entre las necesidades propias de él y las necesidades del entorno en el cual se inserta.
Esto es nuevo y es necesario pensárselo  bien durante un rato. ¿Qué mal podría causar la persona que responde siempre al cumplimiento del deber que beneficia a todo?  Se que alguno de ustedes va a pensar ¿Y qué es lo que beneficia a todo? Esta pregunta es propia de quien ignora lo que beneficia siempre a todo, pero quien reconoce que a todo beneficia el orden cósmico, ecológico, biológico y Natural, dispone del entendimiento para responder si lo que hace beneficia o no a esos órdenes. El ordenamiento Natural dictamina por instinto lo que corresponde con la Naturaleza de la biología de cada especie. A nadie se le ocurriría dar de comer una ensalada a un perro, o un pedazo de carne de cerdo a una vaca. Pero, estoy seguro de que hay quienes no saben que una vaca es hervivora y el perro carnívoro. Esa es la razón por la que es necesario educar en los fundamentos esenciales de la Naturaleza humana a cada individuo para que responda responsablemente al máximo deber necesario.
La respuesta voluntaria al cumplimiento de sus deberes lo transforma en responsable y digno de confianza. Esta orientación es nueva en la sociedad, pero es la adecuada para la maduración de las personas. Quien responde al cumplimiento del máximo deber necesario se libera de ser reclamado, acusado o rechazado. Quién beneficia siempre a todo no perjudica nunca a nadie.
Existen necesidades diferentes en importancia y en urgencia, el individuo ha de discernir de entre las máximas, la más urgente y adecuada, para eso, ha de discernir y sopesar la importancia de cada alternativa.  El mejor modo de desarrollar el intelecto es reconociendo las razones que justifican una necesidad máxima.

La simpleza de la Naturaleza humana reside en el comportamiento humano y ese comportamiento es el que he mencionado anteriormente. La diferencia entre el animal y el humano es que la dimensión de las necesidades del animal no sobrepasa las de su propia especie, sin embargo las necesidades humanas abarcan la totalidad del orden ecológico y biológico o natural.
Imaginen una empresa en la que la totalidad de sus empleados responden voluntariamente al cumplimiento de la máxima necesidad necesaria, siempre y en todo caso. ¿Disfrutaría la empresa de eficiencia o de ineficiencia? Eficiencia total. Imaginen ahora una familia en la que la totalidad de sus miembros responde siempre al cumplimiento de la máxima necesidad válida para la familia. ¿Disfrutaría o no de la eficiencia?¿ Lógicamente! El secreto de las relaciones humanas radica en ese comportamiento, aquello que beneficia siempre a todos no perjudica nunca a nadie. El modo de satisfacer a todos es captar la máxima necesidad grupal y resolverla o realizarla.
 Sigamos imaginando y ampliemos el ámbito de la operación. Imaginemos un presidente que responde siempre al cumplimiento de las máximas necesidades de la nación. ¿Disfrutaría de la eficiencia de su gobierno o no?  El tema es siempre el mismo, discernir para elegir la máxima necesidad válida para todo. Lógicamente la primera y primordial es la Educación. Es necesario, para que todo funcione, que todos estén de acuerdo en el comportamiento responsable. Si todos responden al cumplimiento del máximo deber necesario, todos disfrutarían del beneficio del bien común. Una vez educados todos en esa conducta responsable, las empresas operarían por el bien común y el excedente de sus beneficios se utilizaría para seguir satisfaciendo necesidades máximas válidas para todo. La salud también sería orientada en el máximo beneficio por todos compartido. Si el país dispone de una educación orientada en la responsabilidad, si la educación está orientada en la responsabilidad y la salud está orientada en la responsabilidad, el beneficio del trabajo sería también responsable y beneficiaría a la totalidad de sus ciudadanos. ¿El secreto? Muy sencillo, educar a todos para que respondan siempre al máximo deber válido para todo.
¿Es válido para todo que yo ahorre para tener una casa más grande? O entregarme al beneficio compartido para que todos disfruten de una casa más grande? ¿Es válido para todo que yo disfrute de un Ferrari? O ¿debería entregarme por el beneficio de todos para que todos puedan disfrutar de al menos un medio de transporte cómodo y eficaz?
La dificultad de esta realidad es la de reducir el ego a su posición de subordinado a la conciencia de la Naturaleza Humana. La Naturaleza humana sabe que es mejor lograr un medio de transporte cómodo y eficiente, válido para todos, pero el ego,  se nos infiltra y desorienta incitándonos  a preferir  el Ferrari.

Pensar en grande es mucho para una mente chica y pensar en chico es poco para una mente grande. Por eso es necesaria la educación en  los valores máximos  absolutos.
La rehabilitación de las conductas extremas de sobreprotección afectiva o de indiferencia afectiva se soluciona respondiendo siempre a las máximas necesidades afectivas familiares. De este modo superamos las carencias y los excesos afectivos.
La rehabilitación de las conductas arrogantes o ignorantes se soluciona al descubrir  captar y reconocer las máximas razones que justifican una realidad. Esa persona que descubre y reconoce las máximas razones que justifican un juicio justo se hace justa, segura de si misma y sincera. De ese modo recupera la moderación de los extremos de la arrogancia o de la ignorancia.
La rehabilitación de las conductas creativas, conductuales o laborales, de hiperactividad, violencia o negligencia, así como la flojera o desmotivación, se solucionan respondiendo al cumplimiento del máximo deber necesario por ser válido para todo. Esa conducta rehabilita la responsabilidad del individuo eliminando su trastorno conductual.

¿A dónde hemos llegado con esto? Hemos llegado a solucionar los problemas de personalidad, de raciocinio y de conducta, así como los problemas sociales, de educación, salud y trabajo.  Acabamos de descubrir la verdadera conducta de las relaciones humanas,  porque no perjudica nunca a nadie. Descubrimos la manera de solucionar las crisis de identidad, crisis vocacional y crisis existencial. Acabamos de descubrir el sentido de la vida. Una vida plena, justa y responsable. Tenemos la solución en el manual, ahora es necesario comenzar la rehabilitación de cada uno. ¿Por dónde empezar? Por donde todos debemos comenzar: respondiendo al cumplimiento del máximo deber  necesario en la casa, en el trabajo, en la sociedad. Y lógicamente en uno mismo.
Una persona saludable es una persona que controla y domina los instintos y el celo. Controlar los instintos de protección, conservación y reproducción no es nada fácil. Podemos ayunar un día, pero, decir que no ante la tentación de una mujer, no es tan fácil. Quizá sea fácil el primer día, pero después de su insistencia una y otra vez, resulta cada vez más difícil. En realidad, la tentación es un llamado al amor y a eso, es a lo que no podemos resistirnos, sobre todo cuando se ignora el significado del amor.  Si por amor entendemos el acariciarse, besarse, tocarse y acostarse juntos, entonces el atractivo es incontrolable, pero si se entiende por amor el darse responsablemente por el beneficio del otro, en ese caso,  el atractivo de las caricias, puede ser controlado porque  quizá al otro, no se le beneficie con nuestra conducta embarazosa o cargándole con una responsabilidad para la cual, no dispone de los recursos necesarios para asumirla o resolverla.

Una persona saludable es alguien bien alimentado, que se ejercita para estar fuerte y sano, es una persona disciplinada en el sueño y en el descanso  y sin adiciones o dependencias y sin enfermedades.
Como antes mencionamos el mejor modo de rehabilitar a una persona es educándola en responder voluntariamente al cumplimiento de la máxima necesidad valida para todo, pero en casos especificos, donde se manifiestan tendencias sobreprotectoras, es necesario que el sobreprotector se reconozca habituado a esa conducta. Sobre la base de su reconocimiento, la persona ha de liberar al sobreprotegido entregándose a su  maduración respondiendo a sus máximas necesidades. Máximas necesidades no son solo la alimentación, el vestirle o indicarle su higiene. Las máximas necesidades pueden ser, en ocasiones, el consejo para que responda al cumplimiento de deberes, o el modelo para motivarle a repetir esa conducta. En esos casos, es la voluntad del extremado la que debe orientarse. No sirve de nada la indicación, si no hay una determinación propia a restaurarse. Lo mismo opera en el arrogante o ignorante o en el hiperactivo o en el inactivo.

¿Por qué se necesita educar a todos en el cumplimiento del máximo deber responsable? Porque si  uno responde voluntaria e incondicionalmente a entregar afecto, conocimiento o servicios a una comunidad irresponsable, el servicio, el conocimiento compartido o el afecto entregado es recibido y no compartido. Cuando entre dos no se comparte la entrega, el que entrega se agota. Cuando entre dos  no se reconocen los juicios justos, el justo se agota, y cuando entre dos no se comparte el servicio, el servidor se agota. La educación es necesaria para producir relaciones cooperativas sostenibles en el tiempo. Sin la cooperación no existe la posibilidad de sostener una relación en el tiempo. La revolucionaria idea progresista de la lucha de opuestos es solo una falacia que se agota en el reclamo, acusación o rechazo entre los opuestos. Esa idea no funciona.
Porque es necesario compartir, es al mismo tiempo necesario coincidir en el criterio de la responsabilidad.

Ahora que entendemos la razón que justifica las relaciones humanas, podemos ir al mundo y compartir esta premisa con nuestros inmediatos para el beneficio de todo.
Aquello que beneficia siempre a todo se transforma en verbo. El verbo integra a lo masculino y a lo femenino (genero), al pasado, presente y porvenir (tiempo), a lo singular y plural (cantidad). Cuando decimos “amar” no estamos afirmando a ningún género, ni en ningún momento, ni en lugar alguno, pero  tiempo, espacio y existencia, existen incluidos en el verbo, porque de no existir, el amor no tendría sentido. Se suele decir que en el comienzo el verbo se hizo carne, se hizo presente, en un determinado género y en un lugar, para hacer posible a cada una de las singularidades, la experiencia de la unidad, es decir, del verbo. Esto que os digo no es nada nuevo, ya se conocía hace mil años, Alfarabi habla de esta particularidad, lo extraño es que lo hayamos olvidado. Para compartir es necesario coincidir y esa es la razón por la que somos todos un aspecto o porción del verbo.

domingo, 21 de abril de 2013

1- ORIGEN DEL ARTE "THE TRUTH WILL SET YOU FREE"


1-Primera clase teórica
ORIGEN DEL ARTE - “THE TRUTH WILL SET YOU FREE”

Para comprender algo es necesario reconocer su origen, identidad y propósito.
¿Cuál es el origen del arte, cómo se origina?

Arte es una actividad emocional y emoción es la capacidad sensible que nos permite captar lo necesario. El arte es producto de una necesidad.
¿Qué es necesidad? Necesidad es una sensación de carencia que espera ser satisfecha. Acabo de afirmar algo complejo.
Sensación es una respuesta de desacomodo, lo que acomoda no se siente, se asume. Las sensaciones son siempre y en todo caso: excesos o carencias.
El exceso de calor provoca la transpiración y el individuo se siente acalorado, cuando se siente miedo se produce la falta de seguridad y esa falta es una carencia; cuando se siente hambre es porque el cuerpo carece de nutrientes.  La certeza, la justicia, el bienestar, no producen sensación alguna, el estado de satisfacción o de plenitud provocan un estado de acomodo en el que las sensaciones no se declaran porque no existen. Lo que vale no se siente, se establece.
La alegría por ejemplo, es una sensación de conquista se logra algo que no se tenía y por eso se muestra gratitud, la risa o la eufórica alegría  son manifestaciones extremas de gratitud, pero son extremas. Se manifiestan solo en el exceso o demasía. La sensación es una demostración de exceso o carencia. 
¿Qué es gratitud? Gratitud es una manifestación de agradecimiento.  Es el reconocimiento de un favor o beneficio recibido o que se nos hizo.

Sentimos frio al bajar la temperatura, calor cuando se supera la temperatura corporal, hambre cuando se carece de nutrientes, empacho cuando se excede en ellos. Miedo cuando se teme perder la estabilidad, seguridad o salud, etc, etc. Las sensaciones son alarmas de una posible pérdida de la estabilidad, por la posibilidad de un cambio de estado, un exceso o carencia.

Si la necesidad es una sensación de carencia, ha de existir el carente que necesita ser satisfecho. De no existir el carente no existiría posibilidad alguna de necesitar. Por lo tanto, el origen del arte surge de una imperiosa  necesidad perteneciente a un carente.
El origen del arte se desprende de la creación y el origen de la creación es un carente que necesita del beneficio de lo creado.
¿Puede una creación crearse a sí misma o por sí sola?  Si decimos que crear es el producto resultante de una necesidad, y si comprendemos que cualquier necesidad para que sea satisfecha o manifiesta, ha de establecer la estructura base de cuatro posiciones, entonces, la creación no puede hacerse a sí misma o por sí sola, necesita irremediablemente del propósito y de un creador. El creador de una creación, tampoco es quien lo origina, el origen de la creación es la necesidad, el creador es un intermediario.
Antes afirmamos que la necesidad es una sensación de carencia, y sabemos que toda carencia necesaria, se pretende, se espera satisfacer y lo que satisface a cualquier necesidad vale al carente que lo pretende; lo satisface, o en otras palabras, lo agrada, se ajusta a la razón que lo declara necesario y lo beneficia. Aquello que beneficia, se ajusta y agrada es un valor. El valor establece una reciproca correlatividad emocional, intelectual y beneficiosa, por lo tanto, se adapta y adecua; por lo mismo, no se producen ni excesos ni carencias. De donde se deduce que no se siente porque no produce ninguna sensación.
Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface al sujeto que lo aprecia. Acabamos de involucrar en la existencia del valor a “alguien” el apreciador. ¿Podría existir un valor sin quien lo aprecie? ¿Cuánto valdría un valor si no existe el –alguien- que lo aprecie? ¿Cuánto vale un dólar para nadie?

El valor contiene una dualidad importante a descubrir: se espera y se disfruta. El amor es un valor que se espera y se disfruta, la verdad es un valor que se espera y se disfruta, la bondad es un valor que se espera y se disfruta. Si se pretende… existe contenida en él una dosis de deber, “se debe buscar, se debe lograr, se debe reconocer, se debe recibir” para disfrutarlo. Y ese disfrute solo surge y se desprende de la satisfacción pretendida, de la razón justificativa y del propósito logrado o realizado, por lo tanto, la gratificación del disfrute es un derecho al que logra la conquista del valor. El que ama, al ser amado disfruta del amor; el sincero al decir la verdad recibe el beneficio de lo lícito en la justicia,  el que se propone algo, el algo que realiza beneficia su proposición.  Ahora comprendemos que el valor contiene un deber y un derecho, el deber de realizarse y el derecho al beneficio de lo realizado. En esa realización se establece la autoría y el respeto.
Autoría del autor de lo realizado, produce autoridad y respeto en la respuesta del objeto necesario realizado.  La autoridad no es de ningún modo el impositivo autoritario que se impone sobre los subordinados sometidos, eso no es autoridad, eso es imposición. Autoridad es el producto de la autoría. El padre es el autor de sus vinculados y el respeto de sus vinculados  declara su autoridad.
La autoridad sin respeto no es declarada, es asumida. Asumir la autoridad es distinto de establecerla. La autoridad se establece cuando el objeto realizado, convencido y motivado responde a la voluntad de su creador libre e incondicionalmente. Su respuesta  voluntaria es un signo de respeto y el respeto declara la autoridad. Para mantener la autoridad el sujeto debe seducir, persuadir y motivar al objeto a responderle sin
condiciones, convencido, y motivado. El ejército de un país cuando lo libera de las amenazas enemigas adquiere autoridad, pero cuando reprime a los ciudadanos sin una justificación se transforma en fascista impositivo y pierde la autoridad a pesar de su coerción o dominio.

En el valor originario de la creación existen deber y derecho. Deber es una obligación motivada por el derecho a disfrutar de un beneficio, y derecho es la garantía a disfrutar del beneficio del cumplimiento de un deber.

Tanto el deber como el derecho son sensaciones y esas sensaciones son producto de una capacidad emocional, pero existen deberes sensibles, deberes cognoscitivos y deberes creativos, motivados por los derechos a la libertad de actuar, a la justicia y a la salud.

Si el valor se debe y se disfruta, ha de someterse a alguien con la capacidad emocional de sentir. Alguien capaz de captar lo necesario y de responder con lo adecuado. Y ese alguien contenido en la sensibilidad que juzga necesario o adecuado ese valor, es un servidor custodio de ciertas normas. Normas que declaran necesario o satisfactorio ese valor.  Al custodio de las normas, eso que declara valido, justo y bueno, es lo que llamamos conciencia. Conciencia  es el código rector que dictamina lo legal, lo legítimo, lo bello, lo bueno y al mismo tiempo es lo que desprecia lo malo, lo falso y lo desagradable.
La necesidad espera siempre y en todo ser satisfecha, porque la necesidad es una sensación de carencia que espera y pretende ser satisfecha. Si la conciencia no admite lo malo, lo falso o lo invalido, porque no le satisface, no se justifica lícito o no le beneficia y por lo mismo no lo admite, podemos llegar a la conclusión de afirmar que la necesidad creativa se origina en la conciencia del valor. Pero la conciencia  tampoco puede establecerse a sí misma o por sí sola, necesita del establecimiento consciente del valor de la bondad, lo bien hecho, lo que se debe; del valor de la justicia y del valor de la unidad. La conciencia del valor se hace consciente en su consecución.  Para que exista conciencia de lo legal o de lo legítimo es necesario de la ley para que exista conciencia del amor es necesario de la unidad con el amado o con lo amado y para
que exista conciencia de la bondad es necesario de lo bueno cumplido, o completado. De donde se deduce que la creación, es  el objeto necesario para la declaración de conciencia.

Todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder, absolutamente todos. Luego, todos los actos son productos de una conciencia que los declara necesarios, justos y beneficiosos, por ese motivo existen. Llegar a esta conclusión es todo un logro, porque estamos demostrando la existencia de un origen causal, dotado de conciencia que en el establecimiento de su creación se hace consciente en la participación y conexión recíproca con su creación. Por lo dicho, se comprende que la consciencia de la conciencia exige del objeto creado y apreciado en cuya recognición, correlativa se establece la consciencia.

Conciencia es un código rector custodio, pero además es un originario de lo
creado y es a la vez el receptor del beneficio de lo creado. Podría decirse, con lo comprendido que la conciencia disfruta, justifica, pretende y propone, pero en realidad no es la conciencia la que pretende, es el valor. El valor contenido en lo esperado y que al mismo tiempo es potencia en quien espera, es el verdadero gestor de la motivación a actuar. La conciencia discierne y determina válida la elección en base al juicio de lo que considera lícito.

Estamos declarando a “algo” que quiere, sabe y puede, dotado de libertad, porque crea, dotado de autonomía porque discierne, juzga y reconoce por si sola y dotada de responsabilidad porque responde al cumplimiento del deber necesario. La llamamos conciencia del valor, pero ese nombre le queda chico, muy chico, esa conciencia es una entidad anímica, porque se anima a ser satisfecha, se anima a crear lo justo para ser satisfecha, en ese sentido es absoluta. Solo se motiva a cumplir con lo que se
debe, solo reconoce lo legitimo y solo disfruta de lo que la satisface. A esa entidad dotada de poder, juicio justo y libertad, que es siempre y en todo responsable, siempre y en todo justa y siempre y en todo válida… ¿qué nombre se le debería poner? Esa entidad es el origen de la creación y esa entidad es el origen del arte.

Esa entidad no solo existe en ti y en mí o entre y en nosotros, existe en todo acto creado. Si todo acto es producto resultante de una fuerza y fuerza es acción, dirección y recorrido, y si la única manera de que esa acción dirección y recorrido vuelva a su lugar de origen es con una orientación pretendida, es decir, con una proposición necesaria contenida en la pretensión de la energía originaria de la fuerza originada, podemos llegar a la conclusión de que la energía creadora de la primera fuerza, llamémosle “PRIMERA ENERGÍA UNIVERSAL” contiene en si conciencia de lo necesario, de lo justo y de lo bueno. Contiene conciencia del valor y por el derecho al beneficio, se debe al cumplimiento de lo creado. Lo creado es necesario para la experiencia de ser consciente en el valor, sin esa consciencia la conciencia no se satisface y el valor no se establece. Valor es la cualidad que satisface y para eso, ha de ser correlativa entre deber y derecho, solo puede ser reciproco aquello que concuerda
y es similar. Por eso me atrevo a afirmar en forma categórica que el creador, espera en su creación los elementos que permitan establecer correlatividad, similitud o semejanza. Si observamos las diferentes categorías de las especies, podremos descubrir en su comportamiento una directriz que dictamina en cada una de ellas, la pretensión del similar. Cada individuo de cada especie busca unirse con el complemento de género que le permita la creación de un similar. El centro medular de cada una de las especies es la unidad, unidad con sus semejantes en especie (las manadas) y la unidad con sus semejantes en especie complementarios en género, para reproducir similares. En la similitud se ordenan ecológicamente, se reproducen y mantienen el equilibrio natural. ¿De dónde proviene este dictamen? De la Naturaleza de la Creación.

La conciencia del valor libre, autónomo y responsable espera la concordia, coincidencia y reciproca correlatividad con otro igual, un semejante en la capacidad de ser libre, autónomo y responsable, que responda voluntaria y libremente al cumplimiento de la razón de madurar, esa es la razón que justifica al arte y al artista. Si la obra no se asemeja a lo que se pretende o se propone, ni el arte puede decirse realizado ni el artista puede sentirse satisfecho.
Todo origen se justifica en el destino, y todo destino es producto consecuencia de un origen. El arte o la creación son el producto de una necesidad creadora y toda necesidad creadora se justifica y satisface en lo creado.
Valor es un inmenso poder creativo inagotable, porque conoce el beneficio del derecho a disfrutar de lo creado y ese beneficio de lo conseguido, lo motiva de nuevo a otra conquista.

2- LO INMUTABLE Y LO VARIABLE


2-Segunda clase Teórica
LO INMUTABLE Y LO VARIABLE
La creación, existe como aspecto variable, dentro del perímetro inmutable del valor absoluto.
El generador de la creación no es la necesidad variable, es la pretensión, persecución y establecimiento del valor inmutable de satisfacción (plenitud) ajuste (justicia) y cumplimiento del deber (beneficio) que producen libertad autonomía y dignidad.
Ningún valor de complacencia satisface más que el sentimiento de plenitud. Plenitud es el máximo valor emocional que siempre y en todo satisface y porque es siempre y por todos perseguido lo denominamos absoluto.
¿Qué determina lo absoluto? Absoluto es total, sin restricción, expresa la máxima cualidad, lo absoluto existe implícito siempre y en todo. Plenitud es la sensación máxima de gozo sin extremos, es por todos esperada y siempre beneficia a todo, por eso lo declaro Valor Absoluto.
Justicia es el máximo establecimiento racional del juicio que se establece por ser justo e insuperable, por eso lo defino Valor  Absoluto. Y el cumplimiento del deber, no posibilita nada más que lo supere, lo completo o lo cumplido son un valor insuperable, compartido y deseado por todos siempre, por lo tanto: lo declaro “Valor Absoluto”. La pretensión creadora espera la consecución de un bien que la satisfaga y en la satisfacción se establecen: el cumplimiento, el ajuste y la plenitud. Estos valores, motivan a hacer uso de la libertad, generan la sensación de autonomía y dignifican al autor que cumple su pretensión.

El valor de plenitud, justicia y cumplimiento es inmutable, no varía existe en toda pretensión pero no en toda proposición. La proposición es variable, puede llenarnos o no, puede ajustarse o no, puede estar completa, cumplida o no, pero la pretensión siempre se satisface en lo esperado.  Ninguna necesidad puede declararse sino es con el impulso de la determinación a ser satisfecha. En eso es invariable e inmutable.
La necesidad es una sensación de carencia que espera siempre ser satisfecha, esta condición invariable o inmutable es la que posibilita la variabilidad. A la inversa no funciona, lo invariable, lo cambiante no convence, no genera lo inmutable, el juicio justo es solo uno, el que se ajusta y no surge de lo desajustado, ni de posibilidades, porque en el juicio justo, no existen posibilidades, pero en lo no ajustado, existen cantidades infinitas de  posibilidades de desajuste. Por ejemplo en una circunferencia el centro de la totalidad de la circunferencia es solo uno, pero la circunferencia está compuesta por infinidad de puntos que sin el referente de la circunferencia indican infinidad de posibilidades de ser el centro de otras de menor escala.
La relación entre centro y circunferencia será siempre constante. Por lo mismo, dentro de lo inmutable existen infinitas posibilidades variables.

El valor contiene en él la naturaleza de ser siempre y para todo valido pero las expresiones en variabilidad del valor son infinitas. El Amor, por ejemplo es la fuerza que une y en ese sentido es invariable, pero las variabilidades del afecto en ser filio-paternal, fraterno-conyugal, paterno-filial, son infinitas en sus variaciones demostrativas. Todas las especies se unen, en la unión son inmutables, pero la cantidad y variación de las especies es infinita y variable.

La verdad del conocimiento se deriva del juicio justo, pero las razones que justifican al juicio justo son infinitas. La razón que justifica un lapicero es aquella que lo determina necesario, pero la cantidad de necesidades que puede satisfacer un lapicero son infinitas. En todas y cada una de ellas, la verdad se establece en la invariabilidad o inmutabilidad de ser la razón que se justifica necesaria, pero las variables en el disfrute de su valor son infinitas.

El máximo cumplimiento del deber es siempre el mismo, el logro de la consecución de satisfacer a la necesidad que lo propone o pretende, pero lo pretendido es variable y la realización de lo que se pretende es infinita.
La condición humana es solo una: “ser humano” con las características, capacidades y habilidades humanas que así lo designan, pero cada humano en el desarrollo de su potencial humano alcanza infinidad de diferencias, hasta el extremo de no existir ninguno igual al otro en posibilidades, siendo todos iguales en su finalidad humana. Ninguno es igual en el desarrollo de sus aspectos sensibles, cognoscitivos o motivacionales, pero todos, absolutamente todos los humanos, son productos resultantes de la Naturaleza Humana.

El arte es un ejercicio creativo que como tal, es inmutable en su estructura y proposición, pero es infinitamente variable en sus pretensiones y posibilidades. En la creación artística se establece siempre una estructura base de cuatro posiciones, pero la diversidad en la creación artística es infinita en sus posibilidades.

¿Qué es lo que nos ha hecho pensar que las cosas son relativas? La ignorancia de la dualidad en variabilidad e inmutabilidad de los valores. La  filosofía, la ciencia y la religión, han observado las variables y no han profundizado en el encuentro de las facultades inmutables de las cosas. Hemos observado a muchos artistas haciendo obras diferentes sin conocer lo que es el arte. A muchos científicos ofreciendo conocimientos diferentes sin comprender lo que es la verdad y a muchos ideales postulados por una enorme variabilidad de personas, sin conocer lo que es la Naturaleza Humana. Ni la religión ha conseguido religar al hombre con su humanidad, ni la filosofía ha logrado el encuentro de la verdad del ideal de la creación, o la verdadera sabiduría, ni la ciencia ha podido encontrar la justicia de los principios de la creación, y al carecer del biotipo estándar paradigmático de estos valores absolutos, la única posibilidad, era considerar que todo es relativo. Todo es posible y no posible, probable y no probable, capaz e incapaz, verdadero y falso. Cuando no se dispone del norte es imposible orientarse.

¿Qué cosa es al mismo tiempo que no es? Lo existente es aquello capaz de ser evaluado, ¿puede aquello que es evaluado no existir? Si es evaluado es percibido y solo se percibe lo existente.  Se perciben sensaciones que son alteraciones del estado natural, causadas por procesos naturales (frio, calor, distancia, equilibrio, sustancias, imágenes, colores, sonidos, angustia, ansiedad, miedo) Todas estas sensaciones, son respuestas a una realidad existente o imaginada en cuyo caso, es una existencia producida por una idea. Idea es una pretensión imaginada y en imagen existe ante la evaluación del intelecto.

¿Puede entonces aquello existente anular su existencia por sí solo?  Ninguna cosa capaz de ser evaluada puede dejar de existir por sí sola, pero si puede, existiendo, no ser evaluada, en cuyo caso la existencia no es y no es al mismo tiempo, sino que es, pero no es avaluada. El término relativo no significa que una cosa es y no es al mismo tiempo como han pretendido indicarnos algunos pensadores. El principio de no contradicción nos dice que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Aristóteles nos lo dejó muy claro  "Nada puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido."

El término relativo tiene varios sentidos, uno de ellos es que es relativo a algo por ejemplo intentamos resolver los problemas relativos a la economía. Pero también dice el término relativo que no es absoluto por ejemplo: se dice que la felicidad tiene un valor relativo. En este caso, esta afirmación es una falacia,  la felicidad no es relativa, porque siempre complace. Lo que en realidad se pretende decir, es que la felicidad es variable en su disfrute  e inmutable en su cualidad de hacer feliz. La felicidad, siempre y a todos hace sentirse bien. Bajo este punto de vista es absoluta, pero produce distintos bienes, bajo este punto de vista, es relativa, es decir, proporcional al grado de beneficio recibido. Por eso repito que la cualidad del valor de ser siempre valido es inmutable porque siempre beneficia, se justifica y complace, pero es variable en tanto al grado de beneficio apreciado por quien lo evalúa.  El primer gol del Barcelona contra el Milán gustó mucho pero no remontaba el 2 a cero que el Milán le marcó en Italia en el partido de ida. El segundo gol fue más celebrado porque  se conseguía la igualdad, pero el tercer gol fue apoteósico porque significaba la clasificación y el cuarto gol fue el certificado que garantizaba su clasificación. Cada gol estableció un estado de complacencia, pero los niveles de intensidad variaron entre el primero y el último. No porque varíen los estados de complacencia deja de establecer la conquista de cada gol un estado de complacencia.

La Naturaleza Humana se dice con frecuencia que es relativa, el biotipo estándar de humanidad, ni los psiquiatras lo tienen claro. Para la medicina el estado de salud es un estado carente de enfermedad y para la psiquiatría "La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. En 1992 un investigador amplió la definición de la OMS, al agregar: "y en armonía con el medio ambiente" hombre normal es el que no muestra trastornos, pero cuando tratamos de  encontrar cuales son los trastornos de personalidad, resulta que no encontramos el estándar de la normalidad. La psicología nos dice que la causa exacta de los trastornos de personalidad no se conoce.

Lo que no se conoce es el estado normal de ser humano. Un humano normal y sin enfermedades mentales es un ser libre, autónomo y responsable.
Libre porque capta siempre y en todo, las máximas necesidades válidas para todo y las resuelve. En este sentido, podemos decir sin temor a equivocarnos que es emocionalmente sano, Libertad es la capacidad de optar por lo que es siempre y para todo válido. Por lo tanto, quien capta y descubre la máxima necesidad válida para todo es en extremo el más sensible. Quién beneficia siempre a todo no perjudica nunca a nada.
Autónomo porque reconoce en cada necesidad máxima la razón que la justifica necesaria. Quien reconoce el juicio justo de la razón es inteligente, y quien reconoce el juicio justo de la máxima necesidad válida para todo es el más inteligente. Y su intelecto, en ese reconocimiento del juicio justo de lo que se debe hacer porque es lo más necesario, se declara seguro y saludable.

Responsable es quien libre y voluntariamente responde al cumplimiento del máximo deber válido para todo.
 El cumplimiento de lo que beneficia siempre a todo no perjudica nunca a nadie y en este caso se establece la salud del responsable.

Estas tres conductas son normales porque responden al dictamen de la norma de la Naturaleza Humana. El derecho Natural obliga al cumplimiento de los deberes naturales y los tres deberes naturales de la Naturaleza Humana son los antes mencionados:

1-      Captar la máxima necesidad válida para todo
2-      Reconocer la razón que justifica justa esa elección necesaria.
3-      Responder al cumplimiento del deber de solucionar o realizarla.

En realidad, la finalidad humana es solo una: captar, reconocer y responder al cumplimiento del máximo deber necesario. Si todos y cada uno de los humanos vivieran orientados en la práctica de esa función, la naturaleza de la creación entera funcionaría adecuadamente. Estamos afirmando con eso que solo una norma, bastaría para la normalización de todas las especies naturales.

Captar la máxima necesidad válida para Todos, es satisfacer a todos, solucionarlo todo y servir al bienestar de todo. De ese modo se elimina el egoísmo, causal de todas las desgracias humanas. Pensar en todos, interesarse por reconocer lo que todos necesitan y enfocarse en solucionarlo es una actitud madura.
La historia ha sido escrita por sus líderes, por sus sabios y por sus personajes ejemplares. Los artistas son personas ejemplares, los científicos y filósofos son sabios y los políticos heroicos son líderes. El ideal es que el líder, el sabio y el ejemplar sea uno mismo, cada uno de nosotros.

El humano normal es el normado y normarse en base a la naturaleza humana obliga a ser incondicional frente a las necesidades máximas. Piensen en lo que digo, no lo lean por encima, capten la profundidad de dichas afirmaciones. Practíquenlo en sus casas con sus familiares. Traten de descubrir cuál es la máxima necesidad del grupo familiar y cuando la reconozcan, busquen solucionarla y verán el tipo de atracción que se genera.

El individuo que beneficia siempre a todo no perjudica nunca a nadie, ténganlo presente y busquen su experiencia. Hagan realidad esa frase y disfrutarán del verdadero derecho a la felicidad.

3- EL ORIGEN DE LA CREACION


3-Tercera clase teórica
EL ORIGEN DE LA CREACIÓN
Hemos descubierto ya algunos fundamentos esenciales, como por ejemplo, que el valor es el motor de la naturaleza creativa, que la libertad está ligada al valor indisolublemente y que libertad es la capacidad de optar por lo que es válido, lo válido para todo, no perjudica nunca a nadie, luego, la verdadera libertad es la capacidad de optar por lo que es siempre y para todo válido.
Hemos descubierto también, que todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder en su existencia y que la intencionalidad, es producto de la emoción que al sentirse carente de algo se motiva voluntariamente a conseguirlo y esa conquista es transformada en el “deber” de su conquista, deber que es motivado por el “derecho” a disfrutar  del beneficio de su conquista.
Y hemos descubierto, que la selectividad opera en pro de la razón que justifica necesaria esa necesidad máxima, lo que obliga, a asumir en ese juicio, la existencia de una capacidad intelectual. También vimos, que la voluntad que motiva a la conquista, espera el cumplimiento de la misma en su respuesta motivada, lo que denota responsabilidad. La dinámica en la relación entre quien espera y responde es distinta de la dinámica -acción reacción-. La reacción es automática, la respuesta es voluntaria.
Responsabilidad, juicio justo  e intencionalidad son sometidas al criterio del rector de cada acto, al que denominamos conciencia, que en el ejercicio de su conquista realiza la experiencia de su consciencia para satisfacer al valor originario de su actuar.
Este sistema operativo ocurre en todo acto creado. Luego, todo acto implica posiciones de pretensión o propuesta que mediante el actuar de un activo constructor llamado sujeto, que transforma al receptivo en la respuesta consecuente con su causal originario, establece la recíproca correlatividad, concordia y semejanza en la unidad de las cuatro posiciones establecidas, a lo que denominamos “ bien compartido”.
Hemos descubierto que de la cooperación compartida surge el objeto creado y no de la lucha entre opuestos, sino del acuerdo, correlatividad y cooperación entre dos complementarios. Hemos descubierto además, que los objetos creados son intencionados, no son “casualidad derivadas de un “gran pun” que van “evolucionando” es decir  “mejorando” a la orden de una imperiosa lotería, o de la mano de una misteriosa suerte casual y fortuita, porque lo casual no conduce ni origina, solo se establece.
También hemos demostrado que los procesos de desarrollo son constructivos en la realización de lo que se pretende o propone y no “mutaciones” deformes en donde lo deforme madura con normalidad. Y hemos descubierto que todo proceso, establece un tiempo en tres etapas: inicio medio y término de su consecución, con lo que eliminamos la posibilidad de vidas pasadas o futuras o de gloriosas  reencarnaciones en secuencias sin fundamento biológico que esperan conseguir, después del proceso de consecución natural, lo que en vida, naturalmente no se consiguió.
Hemos llegado a rotundas conclusiones  socialmente ignoradas, por lo tanto, ahora, debemos adentrarnos en  la biología y psicología del ser humano y en su proceso de desarrollo.
Si todo acto responde a la razón que lo justifica necesario, la humanidad, que es un acto, también debe responder a una razón que la justifique necesaria. ¿Cuál es esa razón?
Hemos explicado que el origen de la creación es el valor. Y que el valor es, además de la cualidad que satisface, es un deber motivante. El valor debe cumplirse para disfrutarse y por eso, dijimos que valor, es un deber y un derecho. El deber de realizarse y el derecho al beneficio de su disfrute en lo conseguido.
Este principio es necesario asumirlo y comprenderlo en su totalidad, porque de ello se desprende la necesidad por ser satisfecho, que como dijimos, es una sensación de carencia. El ser humano y todas las especies funcionan en base a esa sensación de carencia constante y continua. Porque carecen de la posición a donde pretenden ir, se mueven. Porque carecen de la maduración completa de sus facultades, crecen; porque carecen de la cooperación en la perpetuidad, se multiplican. Porque carecen del completo dominio, se ejercitan.
Todo lo creado crece, se multiplica y ejerce un determinado dominio. ¡Creced, multiplicaos y dominad! No solo es una mandato Bíblico, también es un dictamen de la biología. Es una obligación instintiva  o natural.  Quien no ejerce el dominio sobre sus conductas, no es normal es un neurótico, quien no crece no madura, y quien no se reproduce, no cumple su ciclo natural de perpetuar su linaje o su especie.  Este mandato natural de crecer multiplicarse y dominar es un dictamen natural, una obligación de todas las especies, incluyendo a la especie humana. Pero debemos descubrir de qué manera debe el ser humano crecer, y de qué manera debe multiplicarse y cómo y qué, debe de dominar.

Como dijimos que el ser humano es responsable, cada humano tiene por sí solo la responsabilidad de cumplirse en su naturaleza humana. Como también dijimos que es un ser autónomo, y auto es uno mismo y nomo es ley, cada humano por sí solo tiene el deber y la obligación de descubrir, cual es la verdadera razón que justifica su existencia, o lo que es igual, debe reconocer la razón que lo declara humano. Y eso consiste en encontrar la justificación  de su origen, identidad y propósito. Y como también dijimos antes que es un ser libre y libertad era la capacidad de optar, pero para liberarse del reclamo, de la acusación y del rechazo, debía optar siempre y en todo, por la opción válida para todo, el ser humano ha de realizarse en el servicio público, a nivel familiar, tribal y social. ¿Cómo se hace eso?

Comencemos con el primero de los temas ¿De dónde venimos?
Nuestro origen está muy lejos de nuestro momento y muy cerca de cada uno al mismo tiempo. Y como dijimos que en el valor existen dos cualidades una  inmutable y otra variable, en el origen de la humanidad existen al mismo tiempo esas dos cualidades, la originaria de la naturaleza humana y la originaria de cada ser humano. El origen del ser humano es su composición genética, animada por una condición heredada, la condición de realizarse. Ese deber cumplirse no lo origina el gene, viene de la pretensión que espera de ese humano su completa realización. El gene contiene información.
Esa pretensión es constante en cada individuo y en cada generación. ¿Dónde se origina esa pretensión?  Si toda pretensión es originada en una sensación de carencia a la que denominamos necesidad, el origen del ser humano es una necesidad similar que espera la maduración de su pretensión.
Vamos a ver esto en detalle. La humanidad pretende al ser humano, no al ser deshumanizado, a ese no lo pretende su naturaleza, a ese lo determina el inhumano. El individuo humanizado es aquel cuyas facultades emocionales intelectuales y motivacionales  saludables operan en función de la salud y sanidad. Un individuo sano y saludable es carente de enfermedad. Sano, en el caso del ser humano es distinto del sano animal o vegetal, el vegetal o el animal sano es aquel cuyos órganos e instintos cumplen su función.
En el caso del ser humano, decirse sano implica no solo disponer de los órganos y sistemas en perfecto funcionamiento así como sus instintos, además ha de funcionar mentalmente saludable y eso implica no ser reclamado, acusado o rechazado. Ese ser no rechazado por su origen, no acusado por su origen y no reclamado por su origen, sería uno con él. Por lo tanto, el origen del ser humano es la naturaleza humana sensible, justa y completa. Pero la Naturaleza humana es una porción de la Naturaleza de la creación, puesto que el ser humano es una de las especies creadas, luego, la Naturaleza de la Creación ha de contener todos los aspectos fundamentales de todas las especies.
Vamos a ver esto:
Todas las especies son efecto de una causa originaria que debe ser descubierta y reconocida en sus facultades fundamentales.  Si, de acuerdo con el principio de Causa y efecto, todo efecto es a su causa y toda causa es manifiesta en el efecto, estudiando los elementos constantes del efecto, podremos deducir las características constantes de su causa.
Si dividimos las especies es seis categorías:
Partículas, átomos, moléculas, vegetales, animales y el hombre. En todas ellas queda manifiesta la dualidad de sus componentes directivo y dirigido. Todas las especies contienen una Naturaleza Directiva Inherente y un objeto o cuerpo dirigido a cumplir su objetivo. Si en cada una de las seis categorías antes mencionadas se establece esta dualidad de mente y cuerpo, la causa o el originario de las mismas, debe contener en sí una naturaleza directiva o mente y una estructura dirigida o cuerpo a cumplir su finalidad.
En cada una de estas seis categorías se establece otra dualidad la de género, en todas ellas existe una caracterización de género, en el hombre existen hombre y mujer, en los animales, macho y hembra, en los vegetales, pistilos y estambres, en las moléculas catión y anión, y en los átomos y partículas, valencias positivas y negativas. Si la caracterización de género existe en todas las especies, el originario de las mismas o la naturaleza creadora debe contener aspectos  de masculinidad y de femineidad o, positividad y negatividad.
Pero estas dualidades existen para unirse porque son complementarias en la labor de perpetuar la especia. Si existen para unirse,  tanto mente y cuerpo, como sujeto y objeto en todo lo creado, es lógico pensar que el origen de la creación espera también la unidad y que contenga en sí también algún elemento cooperativo que la haga posible. Sabemos que la fuerza que une es el amor y si toda la creación busca la unidad armónica que coopera con el orden ecológico y biológico, lógicamente el origen, o la naturaleza  del orden ha de esperar unirse de igual modo con alguien que se ordene voluntariamente como él o como ella. Y ese único dotado con una sensibilidad universal capaz de captar las máximas necesidades válidas para todo,  el único dotado con una capacidad intelectual capaz de razonar el juicio justo o legítimo de las leyes naturales o principios de la Creación y el único, capaz de realizarse en libertar responsablemente, es el hombre.
De donde se deduce, que el origen del ser humano es una entidad con los atributos de: ser sensible, inteligente y responsable. Pero profundicemos un poco más en ello.

Todo lo creado está compuesto de energía y la energía ni se crea ni se destruye, es absoluta, eterna e infinita. Si todo está compuesto por un tipo de energía eterna Absoluta e infinita, la naturaleza creadora u originaria de la creación  ha de ser o estar compuesta de energía.
La energía manifiesta en la creación opera siempre y en todo, en pro del ordenamiento natural, en otras palabras, responde siempre al cumplimiento de la máxima necesidad válida para todo.
Se ajusta siempre en todo a las normas de la naturaleza y cumple con el máximo deber necesario. Esa es la Naturaleza de la energía.  En la energía no solo existe información, la necesaria para normarse, en la energía existe además, el regulador custodio de la norma, porque sin él no podría normalizarse y ese regulador custodio de la ley, es la conciencia.

Todo humano frente a la ley tiene la posibilidad de cumplirla o no, porque está dotado de discernimiento y  libertad, pero para ayudar a que descubra cual es la mejor opción, la más justa o la adecuada, dispone del regulador custodio de su conciencia. El mismo regulador custodio existe contenido en el origen creador de la Naturaleza Humana.
A esa entidad que es energía con atributos de positivo y negativo, o masculino y femenino, con carácter y forma y con el deber de unirse con un semejante para disfrutar del derecho al beneficio de lo creado, le llamaremos PRIMERA ENERGÍA UNIVERSAL.  Ese es el origen del hombre.

Cuando hablamos de Energía, estamos refiriéndonos a un tipo de sistema operativo muy distinto de lo que la ciencia determina como fuerza o poder; estamos ante un sistema operativo completo que pretende y propone, que regula y fiscaliza, que determina y dictamina reglas y principios, deberes y derechos intransables y absolutos que deben ser respetados y establecidos.
El origen de la existencia es este regulador inmanente y eterno, sensible e inteligente, justo y responsable cuyo nombre no determina su función ni su finalidad. Es el que es. Origen y finalidad de todo lo creado.

La sociedad ha forjado mitos inexplicables, misterios irracionales y devociones absurdas que han dictaminado la adoración a lo desconocido. Casualidades o enigmas a las que se les denominan milagros que la gente asume verdaderos, aun sabiendo que son desconocidos e ignorados, pero los dotan de divina veracidad, aún sin saber de qué se tratan. Dioses que premian y castigan con llamas eternas a los hijos amados por ese mismo Dios que los castiga. Pero nadie se pregunta qué es un castigo, ni cómo corrige ese castigo. Ni cómo un ser absoluto en el amor, puede actuar de forma tan violenta con sus amados hijos, sin perder su condición de absoluto. Se dice que Dios es omnipresente pero no se explica su presencia en el infierno al que envía a sus castigados. Se afirma al Dios absoluto omnipresente y al mismo tiempo se afirma también a un anti dios en un infierno en el que Dios no puede estar.