17 Diecisieteava Clase Teórica
INTENCIÓN
IDEA E IMAGEN
Existe la convicción de que la Naturaleza determina los
procesos de desarrollo de las especies. Ese determinismo, en tanto a la
orientación de los procesos de consecución de cada propósito específico de la
condición del ser, exige su cumplimiento, dentro de las normas de la naturaleza
y es incluyente en cada individuo de la especie que sea. Lo que no quita, que
el ser humano pueda decidir por sí mismo, si se realiza en él o si se excluye
de él. En otros términos: “la naturaleza obliga, pero no impone”, en tanto la
naturaleza exige y dictamina lo absolutamente natural, pero el individuo,
haciendo uso de su libertad, cumple o deja de cumplir con el dictamen obligado
por la naturaleza, porque la naturaleza no impone, motiva. Las leyes civiles,
de cualquier estado o constitución, obligan, pero no imponen, por eso se pueden
transgredir o violar. Quien las viola es un delincuente, pero es delincuente
por su propia libertad. En el resto de las especies naturales, no existen
delincuentes, porque carecen de libertad.
La finalidad humana natural es solo una: ser uno con su
naturaleza humana y la opción por ser uno con la naturaleza humana, posibilita
al individuo, ser, o no ser uno con ella y en ella. Y para ser uno con la ley,
es necesario conocerla.
Si asumimos que somos un colectivo conectivo, por
naturaleza, la exclusión, el rechazo y la incompatibilidad son imposibles de
aceptar. ¿En qué somos conectivos? Somos conectivos en el afecto ¿A qué persona
normal no le agrada que le atiendan, entiendan o estén atentos a sus
necesidades? Si, a todos los humanos normales, les agrada que les atiendan,
entiendan y estén atentos a sus necesidades, todos los humanos se conectarían
en el afecto. ¿Por qué no se conectan? O porque no se les atiende, o porque no
se les entiende, o porque no encuentran la atención necesaria para establecer
una relación agradable. Cuando el humano encuentra indiferencia, se desconecta,
cuando se le contradice o desmerece, se desconecta, o cuando se le rechaza,
acusa o reclama, se desconectan. Por lo tanto, todo humano es conectivo en su
naturaleza cuando se le valora y excluido cuando se le devalúa.
Si asumimos que lo que nos une es el valor, de la
amabilidad, la sinceridad y la responsabilidad, debemos llegar a la conclusión
de que el valor es el centro de las relaciones humanas, por lo tanto el dominio
sobre el centro de toda relación lo ejerce el valor. Es decir, que cuando se
encuentra una persona con una actitud amable, esa amabilidad encanta y atrae,
se transforma en el centro de atracción. Cuando se encuentra una persona
sincera y juiciosa, su raciocinio certero y verídico interesa y atrae, por lo
tanto la verdad, domina al atraído y lo interesa en el reconocimiento de lo
justo. Cuando se encuentra una persona responsable en el cumplimiento del
deber, despierta la atención del beneficiado por su cumplimiento y se necesita
para cumplir lo necesario, esa necesidad domina la relación. El dominio sobre
el centro de las relaciones ha de ser el valor, para que se haga posible la
continuidad.
Cuando el centro de las relaciones es la amabilidad, la
sinceridad y la responsabilidad, se establecen relaciones duraderas.
No existen contraindicaciones frente a esos valores. Nadie
reclama, acusa o rechaza la amabilidad, la sinceridad ni la responsabilidad.
¿Por qué deberían rezarlas, de qué podrían acusarlas y por qué deberían
reclamarlas?
Unirse en la dinámica relación de dar y responder con
amabilidad, sinceridad y compromiso responsable, excluye el odio, la mentira,
el delito.
Separarse de lo excluyente, contradictorio y delictual,
orientando la fe en la unidad mente y cuerpo, repartiendo las funciones
espirituales y fisiológicas, manteniéndose cautivado durante el tiempo que sea
necesario para la consecución de lo conectivo, es la actitud normal de
cualquier humano que espere conectarse con algo o con alguien.
En esa conectividad se establece siempre un proceso inicio,
medio y término. Un periodo de formación de la relación, de crecimiento de la
relación y de cumplimiento de la relación, es cumplido en esa dinámica
conectiva.
Al cumplimiento del deber de conectarse libre y
voluntariamente se le denomina responsabilidad.
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