domingo, 21 de abril de 2013

17- INTENCIÓN IDEA E IMAGEN


17 Diecisieteava Clase Teórica
INTENCIÓN IDEA E IMAGEN

Existe la convicción de que la Naturaleza determina los procesos de desarrollo de las especies. Ese determinismo, en tanto a la orientación de los procesos de consecución de cada propósito específico de la condición del ser, exige su cumplimiento, dentro de las normas de la naturaleza y es incluyente en cada individuo de la especie que sea. Lo que no quita, que el ser humano pueda decidir por sí mismo, si se realiza en él o si se excluye de él. En otros términos: “la naturaleza obliga, pero no impone”, en tanto la naturaleza exige y dictamina lo absolutamente natural, pero el individuo, haciendo uso de su libertad, cumple o deja de cumplir con el dictamen obligado por la naturaleza, porque la naturaleza no impone, motiva. Las leyes civiles, de cualquier estado o constitución, obligan, pero no imponen, por eso se pueden transgredir o violar. Quien las viola es un delincuente, pero es delincuente por su propia libertad. En el resto de las especies naturales, no existen delincuentes, porque carecen de libertad.

La finalidad humana natural es solo una: ser uno con su naturaleza humana y la opción por ser uno con la naturaleza humana, posibilita al individuo, ser, o no ser uno con ella y en ella. Y para ser uno con la ley, es necesario conocerla.

Si asumimos que somos un colectivo conectivo, por naturaleza, la exclusión, el rechazo y la incompatibilidad son imposibles de aceptar. ¿En qué somos conectivos? Somos conectivos en el afecto ¿A qué persona normal no le agrada que le atiendan, entiendan o estén atentos a sus necesidades? Si, a todos los humanos normales, les agrada que les atiendan, entiendan y estén atentos a sus necesidades, todos los humanos se conectarían en el afecto. ¿Por qué no se conectan? O porque no se les atiende, o porque no se les entiende, o porque no encuentran la atención necesaria para establecer una relación agradable. Cuando el humano encuentra indiferencia, se desconecta, cuando se le contradice o desmerece, se desconecta, o cuando se le rechaza, acusa o reclama, se desconectan. Por lo tanto, todo humano es conectivo en su naturaleza cuando se le valora y excluido cuando se le devalúa.

Si asumimos que lo que nos une es el valor, de la amabilidad, la sinceridad y la responsabilidad, debemos llegar a la conclusión de que el valor es el centro de las relaciones humanas, por lo tanto el dominio sobre el centro de toda relación lo ejerce el valor. Es decir, que cuando se encuentra una persona con una actitud amable, esa amabilidad encanta y atrae, se transforma en el centro de atracción. Cuando se encuentra una persona sincera y juiciosa, su raciocinio certero y verídico interesa y atrae, por lo tanto la verdad, domina al atraído y lo interesa en el reconocimiento de lo justo. Cuando se encuentra una persona responsable en el cumplimiento del deber, despierta la atención del beneficiado por su cumplimiento y se necesita para cumplir lo necesario, esa necesidad domina la relación. El dominio sobre el centro de las relaciones ha de ser el valor, para que se haga posible la continuidad.

Cuando el centro de las relaciones es la amabilidad, la sinceridad y la responsabilidad, se establecen relaciones duraderas.
No existen contraindicaciones frente a esos valores. Nadie reclama, acusa o rechaza la amabilidad, la sinceridad ni la responsabilidad. ¿Por qué deberían rezarlas, de qué podrían acusarlas y por qué deberían reclamarlas?

Unirse en la dinámica relación de dar y responder con amabilidad, sinceridad y compromiso responsable, excluye el odio, la mentira, el delito.

Separarse de lo excluyente, contradictorio y delictual, orientando la fe en la unidad mente y cuerpo, repartiendo las funciones espirituales y fisiológicas, manteniéndose cautivado durante el tiempo que sea necesario para la consecución de lo conectivo, es la actitud normal de cualquier humano que espere conectarse con algo o con alguien.

En esa conectividad se establece siempre un proceso inicio, medio y término. Un periodo de formación de la relación, de crecimiento de la relación y de cumplimiento de la relación, es cumplido en esa dinámica conectiva.

Al cumplimiento del deber de conectarse libre y voluntariamente se le denomina responsabilidad.

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