14 Catorceava Clase Teórica
REQUISITOS
DE LA OBRA DE ARTE
Una obra de arte debe contener ciertos requisitos para ser
admirable y que califique como “obra de arte”. Los requisitos de una pintura,
al manifestarse en imagen, son los propios de la imagen. Imagen es un objeto
lectivo porque contiene información. Todo acto contiene información en
potencia. Todo acto contiene intencionalidad, selectividad o justificación y
poder. Esta realidad nos dice que la imagen contiene alguna razón. Si la imagen
no es lectiva, se pierde su información, imaginaos que quiero decir –casa- y lo
escribo –saca-
Lógicamente se pierde la información que pretendía que el otro
comprendiese.
Con las imágenes pictóricas pasa lo mismo. Por lo tanto, si
pretendo explicar una maternidad con charco de sangre, por mucho que se
explique a quien observa el charco de sangre, que eso significa la sangre que
una madre pierde al dar a luz a su hijo, la información de la imagen del charco
de sangre, no se lee como maternidad. Si quiero dar a entender los problemas
económicos de una familia desfinanciada, no puedo pintar una cesta repleta de
dólares. Esto que parece lógico, no lo es, cuando no se tiene desarrollada la
habilidad de la comunicación visual.
El artista plástico se comunica
mediante imágenes alusivas a la intención de lo que pretende que el observador
reconozca. Por eso el tema es de primordial importancia, pero antes del tema es
necesario que el motivo esté claramente definido por el creador. El motivo por
el cual va a optar por un tema u otro ha de estar determinado antes de pensar
en el tema. Si el motivo es impresionar al espectador con una imagen atractiva
que lo enamore, el tema debería mostrar una escena, con un protagonista
atractivo, vestido con ropa elegante y cara, iluminado de forma sugerente y en
un ambiente que provoque o llame la atención del observador. Los detalles del
tema deberán complementar el motivo. Una vez determinado el motivo y elegido el
tema, es necesario un plan de acción. Motivo, tema y plan, son aspectos
fundamentales de una obra de arte. La lectura de la imagen ha de ser objetiva
en su primera lectura y subjetiva en la segunda. Lo que se quiere decir ha de
ser claro y directo pero rodeado de aspectos significativos que pueden ser
interpretados. La dualidad en la lectura objetiva y subjetiva debe ser
complementaria. El beso de Gustav
Klimt se lee a primera vista, lo que no está tan claro, es si el hombre es de
raza blanca o negra, ni por qué una joven tan bella aparentemente acepta un
hombre sin definir. En esta obra se ve la dualidad entre lo objetivo y lo
subjetivo de la comunicación.
Una obra de arte ha de contener aspectos de interés, no solo
temáticos, sino también compositivos, gráficos, tonales, cromáticos y técnicos,
etc.
El arte ha de nacer de lo anunciado y enunciado, para que no
sea denunciado. Lo anunciado por la norma, dictamina el enunciado, por eso es
necesario ser virgen frente a lo anunciado. Lo virginal no está contaminado.
Una obra de arte virginal, es aquella en donde se evidencian
y manifiestan aspectos admirables que motivan la adoración de los artistas.
Despertar la exclamación: ¡Lo adoro! En el observador, declara que tu obra es
admirable y eso, es una obligación en el arte.
Fijar la atención en lo anunciado es lo contrario a caer en
la defensa de lo preferido. De lo anunciado por la Naturaleza surge el
enunciado Natural. En la medida que el artista desarrolla su espiritualidad o
su sensibilidad natural, sus propuestas adquieren los condicionantes lógicos
del respeto, interés y atractivo contenidos en los objetos naturales.
La expectativa del observador frente a una obra de arte es,
por todos compartida: todo espectador espera sentirse satisfecho. De donde se
deriva que todo autor debiera conocer el modo de satisfacer al espectador.
El arte, en todas sus manifestaciones es una actividad dual.
El artista crea para que el espectador lo aprecie. Al apreciar la obra,
aprecia, al mismo tiempo al autor de la obra. El artista pretende y en esa
pretensión espera consecuentemente la imagen pretendida. El artista emite un
comunicado para ser reconocido. Por lo tanto, vemos que la actividad artística
es dual en todos sus aspectos.
Quizá sea el aspecto comunicativo el más significativo de la
actividad artística. Sin el reconocimiento de lo propuesto, el artista se
declara incomprendido. La comunicación implica la existencia de un lenguaje
compartido. El arte plástico utiliza el lenguaje de la imagen. Una imagen sin
el potencial de ser reconocida se ignora. Quien no reconoce algo no lo sabe, es
decir, lo ignora. Lo mismo ocurre con un espectador frente a una imagen
indescifrable, no la puede reconocer y la ignora. El informalismo es una corriente
cuya característica es la de excluir la identidad de la forma y prescindiendo
de una imagen concreta, espera la respuesta del espectador frente a una lectura
sin lenguaje. Lógicamente se emiten respuestas frente a otros aspectos
distintos al de la imagen ilegible y se dice que es armónico en sus órdenes
cromáticos, cuando esto se manifiesta, o es novedoso cuando no se vio algo
igual, o es distinto; pero no se lee la imagen, se leen otros aspectos
distintos de la imagen. En este sentido no se establece comunicación plástica,
se establece comunicación por color, por textura, por lo novedoso, pero no se
reconoce lo que el autor quiso decir, porque no se quiso decir nada. ¿A dónde
nos lleva esto? Imaginemos una película de cine sin guión, o una obra literaria
con palabras al azar, o una orquesta sin director ni partitura, ¿podríamos
decir que el resultado de estos ejemplos sería algo admirable, supremo y
maravilloso? Si, seguramente muchos dirían que sí, pero esos muchos seguramente
no entenderían absolutamente nada en cada uno de esos ejemplos y al no entender
nada, lógicamente se olvidarían de lo que vieron, escucharon o leyeron. En la
pintura ocurre lo mismo. Una pintura sin imagen no representa una idea porque
idea es una pretensión imaginada y si lo imaginado es lo casual, lo casual no
es pretendido y por lo mismo no establece comunicación. Ni el autor se expresa,
porque solo realiza el experimento del azar, ni el observador aprecia porque no
reconoce el contenido propuesto.
¿Por qué existe entonces el arte abstracto? Son varias las
razones que justifican la existencia de un arte sin lenguaje y sin
comunicación. La necesidad de una arte pictórico mudo, se justifica en la
necesidad de entender la libertad. Hemos estado presos de la opresión social
por muchos años y el arte abstracto simboliza y es el abanderado de quienes
desean abrir esa opresión y demostrar la necesidad de ser libres. Pero esa
intuición libertaria, ha llevado la libertad al extremo contrario de la misma
libertad, desembocando en la total indiferencia frente a la real libertad.
Libertad no es declararse indiferente ante la opción válida, eso es
irresponsabilidad. Y muchos de los informalistas declarados “artistas” se han
mostrado indiferentes frente al arte, haciendo uso de su libertad de optar por
lo incorrecto. Arte es sinónimo de excelencia, supremacía y admiración. Muchos
de los informalistas ignoraron la noción de libertad y en lugar de optar por lo
que es siempre válido para Todo, eligieron únicamente lo que prefirieron válido
para ellos. Si solo ellos reconocen sus propuestas y las declaran
conceptualmente en conferencias, textos o explicaciones, deben asumir que sus
proposiciones no comunican por si solas y que es necesario acompañarlas con la
justificación verbal o escrita de sus autores, en cuyo caso a obra plástica
adolece de autenticidad y asume la muletilla literaria para poderse sostener.
Eso no eleva al arte a una categoría superior, como ellos defienden, sino todo
lo contrario la reduce en su cojera.
Un cuadro ha de hablar por si solo de sus virtudes, del
mismo modo que un libro debe entenderse en su lectura. Si el libro necesita de
la imagen para entenderse, se transforma en fotonovela y reduce de ese modo su
calidad literaria. Imagínense una
película con un orador que la vaya
explicando, ¿dirían ustedes que es una película o que es una presentación tipo
power point?
Debemos reconocer que las artes plásticas han sido objeto de
interés político, social y moral. En ocasiones sirvieron a las doctrinas
mitológicas, en otros casos fueron objetivo de los procesos políticos y en
otros, sirvieron a intereses económicos, pero, debemos reorientar las artes
plásticas en el verdadero sentido de las artes, en el logro de trabajos
excelentes, ideas brillantes y propuestas admirables, independientes de lo
económico, lo político o lo mitológico.
El arte es para gozarlo, disfrutarlo, entenderlo y
apreciarlo. Ha de ser motivante, no angustiante, admirable, no vulgar, supremo,
no mediocre.
En la actualidad existen demasiadas propuestas declaradas
artísticas por el mero hecho de contener un soporte unos colores y un marco.
Hemos transformado la excelencia en vulgaridad y nos cuesta diferenciarlas. Nos
han lavado el coco con postulados publicitarios
titulados con slogans intelectuales sin aparente significado. Le ponen
títulos que presuponen algo indescifrable como por ejemplo “vanguardia”
“contemporáneo” “cotidiano” “onírico” títulos para clasificar sin ser posible
de clasificarlo. Por contemporáneo se entiende al arte abstracto, pero
contemporáneo es todo aquello que ocurre en un mismo momento. Vanguardia se
entiende por novedoso, pero resulta que todo lo recién creado es novedoso, cotidiano
a lo que hacemos con frecuencia pero el arte se hace con frecuencia en todas
sus manifestaciones. Le ponemos nombres a algo cuya finalidad es muy sencilla,
la de satisfacer al espectador.
El artista ha de aprender que su propuesta ha de agradar y
todo el mundo espera ser agradado con aquello que le satisface. Esperar ser
satisfecho es una necesidad emocional, intelectual y motivacional. Aquellos
artistas que comprendan esto y descubran como agradar más, serán los designados
genios.
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