12 Doceava Clase Teórica
REQUISITOS
DEL ARTISTA
Arte es sinónimo de excelencia, virtuosismo, dominio y
raciocinio inteligente. Independientemente de las opiniones sobre lo que
determina o no a un artista, lo que la historia del arte nos demuestra en sus
manifestaciones artísticas es alguna dosis de esa cualidades antes mencionadas.
El arte de calidad es el que contiene raciocinios o justificaciones
inteligentes, juicios justos, dominio sobre las habilidades de construcción,
algún nivel superior de beneficio, ya sea emocional, intelectual o creativo y
esas cualidades determinan su excelencia.
Decimos que Gaudi hizo obras de arte por su ingenio,
originalidad, virtuosismo en la labor creativa y excelencia en su trabajo.
Decimos también que Velázquez es un artista por la calidad de su trabajo, la
factura del dominio de los procesos y la sensibilidad compositiva que los hacen
resultar extraordinarios.
Seguramente hay otros sin esas dotes, pero tocados con la
barita de la fortuna llamada fama, que por su difusión, precios altos, o
pertenecientes a tal o cual movimiento, que en la defensa de su autor, su
estilo rupturista o por la importancia de su mensaje publicitario han logrado,
incluso superar en fama la importancia de la calidad artística de los clásicos.
Esa es una realidad actual. Pero la calidad es un valor y la fama es otro
distinto. Cuando se ponen los dos en el mismo plano se comete una injusticia.
Para no cometer una injusticia al comparar unos con otros,
vamos a definir el significado del concepto “calidad”.
Si por Calidad se entiende al conjunto de propiedades inherentes a un
objeto que le confieren la propiedad de satisfacer la máxima necesidad del
sujeto que lo aprecia y si se entiende por necesidad, al deseo de ser
emocionalmente satisfecho, intelectualmente justo o ajustado y
motivacionalmente ejemplar,
Sabremos, que calidad es una cualidad que satisface en tres
aspectos al sujeto que la aprecia.
Existen muchos tipos de calidad, calidad humana, calidad del
aire, calidad de la educación, calidad del trabajo etc, En todos estos casos,
se sobreentiende por calidad, a la cualidad que satisface. Unos objetos
satisfacen necesidades básicas y otros satisfacen necesidades extraordinarias.
El LHC, por ejemplo, el mayor acelerador de partículas del mundo, satisface las
necesidades extraordinarias de la ciencia contemporánea, y el número 5 de Jakson
pollock satisfizo la necesidad de Carlos Slim quien pagó 110 millones de euros
por él.
Pero también existen necesidades vulgares, como la necesidad
de encontrar estacionamiento para el auto, comparar una bebida o comunicarse
con un amigo. En todos estos casos podemos decir que existe algún determinado
tipo de calidad, pero en las necesidades vulgares no se exige calidad
extraordinaria, a pesar de que se puede ofrecer también y transformar eso
vulgar en extraordinario en calidad. Por ejemplo, aquellos capaces de
estacionar su auto en espacios reducidos, decimos que disponen de una habilidad
extraordinaria y por lo mismo la calidad de la persona que estaciona disfruta
de un mayor atractivo. Pero arte es el nombre que se le da a aquello que
demuestra en su trabajo, una calidad superior a lo vulgar.
Hablar de calidad sin conocer su significado puede
confundirnos y confundir a la audiencia. Necesidades hay muchas, podríamos
decir que la necesidad es una constante eterna e infinita, porque es la
carencia que motiva el actuar. Existen necesidades mínimas, necesidades
adecuadas y necesidades máximas. Cuando
la suma de necesidades mínimas en el arte, se transforma en mayoría, la
sociedad se encuentra ante la dictadura de lo mediocre. El creador es libre de
elegir obras de calidad u obras mediocres, pero el apreciador no puede valorar
ni validar lo mediocre como la obra de calidad. Puede que alguien, en algún
momento y en algún lugar, pague por un Fiat 600 lo mismo que por un Rolls
Royce, pero ese precio, no dictamina que la calidad de uno sea igual a la del
otro.
Uno de los requisitos del artista es que conozca los valores
del arte, para que logre en su trabajo, los niveles de calidad exigidos por el
estándar de excelencia y eleve la calidad
de su propuesta hasta el nivel que le
permita ser calificada “obra de arte”.
El artista ha de ser sensible, pero más sensible de lo
común. Sensible en captar las máximas necesidades, no las vulgares, ni
cotidianas, las máximas admirables. De poco sirve mostrar al otro lo que el
otro ve todos los días. Ni ofrecerle lo que puede comprar a menor precio en un
pulguero. El artista ha de madurar en la sensibilidad de captar necesidades
máximas universales, necesidades máximas humanas. Necesidades fundamentales de
la Naturaleza. Imaginaos a un genio repitiendo lo que todos hacen, ¿le
llamarían genio? O a un sabio que solo sabe lo que todo el mundo sabe ¿lo
llamarían sabio? Entonces, ¿por qué llaman artistas a los niños de kínder
cuando hacen un dibujo como lo haría cualquier niño de kínder?
La sensibilidad no es sensiblería, el artista no es sensible
por amanerarse o afeminarse. Miguel Ángel pintó el martirio de San Antonio
cuando solo tenía 12 años y La Piedad a los 23 años y a esa edad ya pretendía
resolver necesidades máximas universales, como demuestra La Piedad. Eso es
sensibilidad.
El artista ha de ser juicioso Miguel Ángel razona y
considera la importancia de las personas desnudas en su Juicio Final y las
pinta desnudas aun contrariando la cultura del momento y lugar en donde estaba
pintando. Pero se ajustaba a razón el hecho de que al purgatorio no llevamos
vestiduras.
El artista ha de ser un virtuoso en el dominio de los
procedimientos. Ya hemos dicho que lo que distingue al artista es la calidad de
sus trabajos, por lo mismo, ha de dominarlos por completo.
El artista ha de ser determinado a la conquista de lo
supremo. Lo supremo despierta admiración, no por el tamaño, sino por la
calidad.
El artista ha de ser una persona moralmente madura. Madura
en el dominio del celo y los instintos, madura en el control de los extremos
emocionales intelectuales y motivacionales y maduro en el dominio de las
virtudes. Éticamente madura. Madura en la moderación de sus conductas, en el
respeto y responsabilidad, maduro en el establecimiento de correctas relaciones
humanas. Y ha de ser maduro en la estética de las propuestas, en la compresión
de los órdenes y la armonía.
El artista se hace en el ejercicio de los hábitos repetidos,
en la disciplina de dominio sobre sus pensamientos, palabras y obras. Y en el
entrenamiento constante y continuo de sus habilidades, para lograr lo que otros
no alcanzan lograr. El obrero trabaja,
el artesano trabaja y soluciona y el artista trabaja, soluciona y embellece.
Esa cualidad de embellecer lo que soluciona con su trabajo debe ser manifiesta
por sobre las otras dos para calificar de artista.
El precio del trabajo puede fijarse, el de la solución
también pero el de la belleza no y esa es la razón del porqué existen los
artistas. Sus productos no tienen precio cuando están dotadas de mucha belleza.
La belleza es un atractivo sin límites, lo admirable no tiene precio. El precio
del esfuerzo en su conquista es ínfimo comparado con el valor del atractivo de
su belleza. Los objetos admirables, interesantes y supremos no tienen precio
fijo. Todo artista ha de saber esto y buscar la admiración del observador.
Cuantos más sean los admirados por la belleza de sus obras, mayor prestigio
adquiere.
No debemos confundir la autoridad de la belleza con la
belleza de la autoridad.
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