domingo, 21 de abril de 2013

12- REQUISITOS DEL ARTISTA



12 Doceava Clase Teórica
REQUISITOS DEL ARTISTA
Arte es sinónimo de excelencia, virtuosismo, dominio y raciocinio inteligente. Independientemente de las opiniones sobre lo que determina o no a un artista, lo que la historia del arte nos demuestra en sus manifestaciones artísticas es alguna dosis de esa cualidades antes mencionadas. El arte de calidad es el que contiene raciocinios o justificaciones inteligentes, juicios justos, dominio sobre las habilidades de construcción, algún nivel superior de beneficio, ya sea emocional, intelectual o creativo y esas cualidades determinan su excelencia.
Decimos que Gaudi hizo obras de arte por su ingenio, originalidad, virtuosismo en la labor creativa y excelencia en su trabajo. Decimos también que Velázquez es un artista por la calidad de su trabajo, la factura del dominio de los procesos y la sensibilidad compositiva que los hacen resultar extraordinarios.
Seguramente hay otros sin esas dotes, pero tocados con la barita de la fortuna llamada fama, que por su difusión, precios altos, o pertenecientes a tal o cual movimiento, que en la defensa de su autor, su estilo rupturista o por la importancia de su mensaje publicitario han logrado, incluso superar en fama la importancia de la calidad artística de los clásicos. Esa es una realidad actual. Pero la calidad es un valor y la fama es otro distinto. Cuando se ponen los dos en el mismo plano se comete una injusticia.
Para no cometer una injusticia al comparar unos con otros, vamos a definir el significado del concepto “calidad”.

Si por Calidad se entiende  al conjunto de propiedades inherentes a un objeto que le confieren la propiedad de satisfacer la máxima necesidad del sujeto que lo aprecia y si se entiende por necesidad, al deseo de ser emocionalmente satisfecho, intelectualmente justo o ajustado y motivacionalmente ejemplar,
Sabremos, que calidad es una cualidad que satisface en tres aspectos al sujeto que la aprecia.

Existen muchos tipos de calidad, calidad humana, calidad del aire, calidad de la educación, calidad del trabajo etc, En todos estos casos, se sobreentiende por calidad, a la cualidad que satisface. Unos objetos satisfacen necesidades básicas y otros satisfacen necesidades extraordinarias. El LHC, por ejemplo, el mayor acelerador de partículas del mundo, satisface las necesidades extraordinarias de la ciencia contemporánea, y el número 5 de Jakson pollock satisfizo la necesidad de Carlos Slim quien pagó 110 millones de euros por él.
Pero también existen necesidades vulgares, como la necesidad de encontrar estacionamiento para el auto, comparar una bebida o comunicarse con un amigo. En todos estos casos podemos decir que existe algún determinado tipo de calidad, pero en las necesidades vulgares no se exige calidad extraordinaria, a pesar de que se puede ofrecer también y transformar eso vulgar en extraordinario en calidad. Por ejemplo, aquellos capaces de estacionar su auto en espacios reducidos, decimos que disponen de una habilidad extraordinaria y por lo mismo la calidad de la persona que estaciona disfruta de un mayor atractivo. Pero arte es el nombre que se le da a aquello que demuestra en su trabajo, una calidad superior a lo vulgar.

Hablar de calidad sin conocer su significado puede confundirnos y confundir a la audiencia. Necesidades hay muchas, podríamos decir que la necesidad es una constante eterna e infinita, porque es la carencia que motiva el actuar. Existen necesidades mínimas, necesidades adecuadas  y necesidades máximas. Cuando la suma de necesidades mínimas en el arte, se transforma en mayoría, la sociedad se encuentra ante la dictadura de lo mediocre. El creador es libre de elegir obras de calidad u obras mediocres, pero el apreciador no puede valorar ni validar lo mediocre como la obra de calidad. Puede que alguien, en algún momento y en algún lugar, pague por un Fiat 600 lo mismo que por un Rolls Royce, pero ese precio, no dictamina que la calidad de uno sea igual a la del otro.

Uno de los requisitos del artista es que conozca los valores del arte, para que logre en su trabajo, los niveles de calidad exigidos por el estándar de excelencia y  eleve la calidad de su propuesta  hasta el nivel que le permita ser calificada “obra de arte”.

El artista ha de ser sensible, pero más sensible de lo común. Sensible en captar las máximas necesidades, no las vulgares, ni cotidianas, las máximas admirables. De poco sirve mostrar al otro lo que el otro ve todos los días. Ni ofrecerle lo que puede comprar a menor precio en un pulguero. El artista ha de madurar en la sensibilidad de captar necesidades máximas universales, necesidades máximas humanas. Necesidades fundamentales de la Naturaleza. Imaginaos a un genio repitiendo lo que todos hacen, ¿le llamarían genio? O a un sabio que solo sabe lo que todo el mundo sabe ¿lo llamarían sabio? Entonces, ¿por qué llaman artistas a los niños de kínder cuando hacen un dibujo como lo haría cualquier niño de kínder?

La sensibilidad no es sensiblería, el artista no es sensible por amanerarse o afeminarse. Miguel Ángel pintó el martirio de San Antonio cuando solo tenía 12 años y La Piedad a los 23 años y a esa edad ya pretendía resolver necesidades máximas universales, como demuestra La Piedad. Eso es sensibilidad.

El artista ha de ser juicioso Miguel Ángel razona y considera la importancia de las personas desnudas en su Juicio Final y las pinta desnudas aun contrariando la cultura del momento y lugar en donde estaba pintando. Pero se ajustaba a razón el hecho de que al purgatorio no llevamos vestiduras.

El artista ha de ser un virtuoso en el dominio de los procedimientos. Ya hemos dicho que lo que distingue al artista es la calidad de sus trabajos, por lo mismo, ha de dominarlos por completo.

El artista ha de ser determinado a la conquista de lo supremo. Lo supremo despierta admiración, no por el tamaño, sino por la calidad.

El artista ha de ser una persona moralmente madura. Madura en el dominio del celo y los instintos, madura en el control de los extremos emocionales intelectuales y motivacionales y maduro en el dominio de las virtudes. Éticamente madura. Madura en la moderación de sus conductas, en el respeto y responsabilidad, maduro en el establecimiento de correctas relaciones humanas. Y ha de ser maduro en la estética de las propuestas, en la compresión de los órdenes y la armonía.

El artista se hace en el ejercicio de los hábitos repetidos, en la disciplina de dominio sobre sus pensamientos, palabras y obras. Y en el entrenamiento constante y continuo de sus habilidades, para lograr lo que otros no alcanzan  lograr. El obrero trabaja, el artesano trabaja y soluciona y el artista trabaja, soluciona y embellece. Esa cualidad de embellecer lo que soluciona con su trabajo debe ser manifiesta por sobre las otras dos para calificar de artista.

El precio del trabajo puede fijarse, el de la solución también pero el de la belleza no y esa es la razón del porqué existen los artistas. Sus productos no tienen precio cuando están dotadas de mucha belleza. La belleza es un atractivo sin límites, lo admirable no tiene precio. El precio del esfuerzo en su conquista es ínfimo comparado con el valor del atractivo de su belleza. Los objetos admirables, interesantes y supremos no tienen precio fijo. Todo artista ha de saber esto y buscar la admiración del observador. Cuantos más sean los admirados por la belleza de sus obras, mayor prestigio adquiere.
No debemos confundir la autoridad de la belleza con la belleza de la autoridad.

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