domingo, 21 de abril de 2013

8- EL ANIMAL HUMANO


8 Octava Clase Teórica
EL ANIMAL HUMANO
EL ser humano, como todo lo creado es un ser con una naturaleza dual. Dispone de mente y cuerpo. La mente opera en el ámbito de las necesidades, de los intereses y de los deseos y el cuerpo opera en función de los apetitos y del miedo. El animal humano se comporta como cualquier animal. La necesidad alimenticia es propia de la naturaleza humana, pero los apetitos son propios del instinto. El hombre necesita alimentarse y el instinto le dice a la mente lo que le apetece. Cuando los instintos superan a la necesidad humana, se produce un trastorno. La devoción al apetito provoca adición. El adicto a la comida engorda, el adicto al descanso provoca trastornos de sueño, o trastornos nerviosos, el adicto al sexo provoca celos y la pérdida de su función humana.
Instinto es una conducta no aprendida que se transmite genéticamente de generación en generación y que produce respuestas semejantes ante una serie de estímulos o sensaciones. El instinto no es consciente de la razón que lo motiva a obrar. Por eso que la adición a los instintos, ciega la conciencia del individuo. El animal humano debe ser controlado y dominado por la conciencia natural del ser humano. Por eso consideramos patológico el descontrol de los impulsos y normales a quienes los controlan.
El descontrol de los impulsos puede derivar en conductas anormales como por ejemplo: trastornos explosivos intermitentes, agresividad desproporcionada. Cleptomanía, “robos injustificados”. Rascado cutáneo compulsivo. Tricotilomanía “arrancarse el pelo”. Ludopatía “juego patológico”. Compra impulsiva, etc. Además de los trastornos obsesivos, trastornos de personalidad, “antisocial”, parafilias “adicción al sexo”, alcoholismo, etc.

El control del animal humano y su dominio garantiza el equilibrio necesario para el desarrollo del individuo, sin ese equilibrio es imposible el crecimiento normalizado de la persona.
La conciencia humana tiene dos áreas de las que debe responsabilizarse, una es el área de las virtudes,  las que debe educar y madurar: la prudencia, la firmeza y la templanza y la otra, es la que se refiere al control y dominio del instinto de protección, mantenimiento y reproducción.
 ¿Cómo se cumple esa misión?

Las virtudes deben ejercitarse.
Prudencia es el servidor custodio de la alternativa válida, esto indica que ante cualquier alternativa, es necesario detenerse antes a distinguir si es una alternativa válida para uno o para un grupo reducido, o si es una alternativa válida para todo. Ese discernimiento es necesario realizarlo siempre, ante cualquier opción por la que se determine el individuo a elegir. Del hábito repetido al discernimiento por la alternativa válida para todo, se desarrolla la prudencia.
Firmeza es el servidor custodio del logro. Ante cualquier proposición considerada válida para todo y máxima en urgencia y necesidad, la firmeza transforma la determinación en consecuencia. Para educar la firmeza es necesario repetir el hábito a la conquista, no por la recompensa, sino por el beneficio al común de las especies naturales. La conquista no debe lograrse para disfrutar de recompensa alguna, sino por disfrutar del derecho al beneficio del cumplimiento del deber. De ese modo se educa la firmeza.
Templanza es el servidor custodio de las diferencias entre sujeto y objeto o entre causal y consecuencia. La templanza se educa asumiendo de antemano, que en toda relación complementaria, existen individualidades distintas. Toda existencia es conectiva, pero contiene una identidad particular diferenciada.
La consciencia de esa dualidad en conectividad y diferencia, posibilita la templanza frente a cualquier diferencia.
De este modo se maduran las virtudes.

¿Cómo madurar en el control y dominio sobre el animal humano instintivo?
Existen tres grandes áreas instintivas con sus particularidades cada una de ellas: el instinto de protección, de mantenimiento y de reproducción. Vamos a indagar en cada uno de ellos.

Instinto de protección, es el servidor custodio del peligro. Ante un peligro, el instinto de protección alerta dando la alarma, para protegerse de él. Este acto de protección es, en extremo, un acto también de defensa. Ante el peligro surgen dos tipos de sensaciones parecidas pero distintas en sus consecuencias. Una de estas sensaciones es la ansiedad ante lo que se siente incapaz de lograr y la otra, es la angustia por sentirse sin posibilidad de evitarlo. La ansiedad es una forma manifiesta de querer lograr algo con urgencia, en este caso, frente a un peligro se quiere estar seguro, protegido y tranquilo. La angustia es una forma de expresar la impotencia frente a lo que se espera conseguir: tranquilidad, seguridad y protección. Ansiedad y angustia sumadas en su extensión producen miedo. El miedo es una sensación de un posible desenlace fatal; se teme al dolor, al sufrimiento, a la muerte. Pero también se temen posibilidades imaginarias, como cuando se entra en un lugar desconocido y se teme que alguien o algo aparezca y ocurra un desenlace fatal. El miedo debe ser controlado y enfrentado hasta superarlo. Ningún temor imaginario es real hasta que se establece la situación de peligro. Frente al peligro surge la reacción del instinto de protección para proteger; frente al miedo, no existe otra reacción que la de la conciencia de superarlo. El miedo paraliza o frena la actitud arriesgada necesaria para superar situaciones de riesgo. El riesgo no es en sí un peligro es solo una posibilidad. Para afrontar esa posibilidad de riesgo, el individuo, ha de valerse del discernimiento de la prudencia. Por lo mismo, la virtud es por sobre el instinto. Controlar la ansiedad y la angustia son necesidades naturales para evitar enfermedades físicas.

Enrique Echeburúa "En el caso de los trastornos de ansiedad, la respuesta de miedo funciona como un dispositivo antirrobo defectuoso, que se activa y previene de un peligro inexistente. Precisamente el ser humano actual está abocado a abordar el fascinante problema de cómo controlar los aspectos perjudiciales de las respuestas de miedo (que se pueden manifestar psicopatológicamente en forma de trastornos fóbicos y de ansiedad) conservando, sin embargo sus beneficios protectores".

Respuestas características de ansiedad

Preocupación, inseguridad, miedo, aprensión, pensamientos negativos, inseguridad, incapacidad, anticipación de peligro, dificultad en la concentración, dificultad para la toma de decisiones, sensación general de desorganización o pérdida de control sobre el ambiente.

Síntomas motores observables

Hiperactividad, paralización motora, movimientos torpes y desorganizados, tartamudeo y otras dificultades de expresión verbal, conductas de evitación.

Síntomas fisiológicos corporales

Síntomas cardiovasculares: Palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta, accesos de calor.

Síntomas respiratorios: Sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial, opresión torácica.

Síntomas gastrointestinales: Nauseas, vómitos, diarrea, aeorofagia, molestias digestivas.

Síntomas genitourinarios: Micciones frecuentes, enuresis, eyaculación precoz, frigidez, impotencia.

Síntomas neuromusculares: Tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza tensional, fatiga excesiva.

Síntomas  neurovegetativos: Sequedad de boca, sudoración excesiva, mareos.

La angustia es la sensación que experimentamos  cuando nos sentimos incapaces de superar algo, conseguir algo o, cuando nos preocupamos en exceso por la posibilidad de que nos ocurra algo temido sobre lo que no tenemos control. También surge esta sensación frente a cualquier amenaza a perder la estabilidad y el equilibrio, tanto mental como corporal. Provoca  angustia también, la baja tolerancia a la frustración. Como podemos observar, la ansiedad es una sensación de expectación extrema y la angustia, es una sensación de impotencia, de incapacidad ante lo que se pretende o se propone.

La sensación de incapacidad, o pérdida de lo que pertenece, angustia cuando se siente que se posee o que se debe realizar y no se puede. Para superar estas sensaciones, es necesario asumir que solo nos pertenecen nuestras experiencias, conocimientos y sentimientos, y que solo se logra lo que se ha cumplido.

El Instinto de mantenimiento es el servidor custodio de la alimentación, del descanso y del ejercicio del ser humano. Como custodio, se encarga de despertar el hambre, de inducir el sueño y de motivarnos al movimiento. Estos tres aspectos, nutrición, descanso y ejercicio, son, aparentemente simples, pero, en un cuerpo sin control mental, se transforman en conductas patógenas. La bulimia (exceso de comida) la anorexia (exceso de alimentación) los trastornos del sueño (insomnio)  trastornos por exceso de ejercicio (la neurastenia el estrés o la fatiga crónica) o todo lo contrario, la indiferencia ante la necesidad de ejercitarse (depresión o inactividad) Estos excesos deben ser controlados para mantener una conducta natural normada y saludable.

El instinto reproductor es el servidor custodio de la perpetuidad. El instinto reproductor se encuentra contenido en el órgano reproductor. Por órgano se entiende la herramienta que cumple una función. La función del órgano reproductor es la de reproducir. Todo órgano produce bienestar en el cumplimiento de sus funciones y malestar en el no cumplimiento de las mismas. El corazón, por ejemplo, en el cumplimiento de sus funciones beneficia, pero si se extrema bombeando más o menos de lo adecuado, crea problemas. La insuficiencia cardiaca puede producir la muerte por un fallo cardíaco. Una arritmia cardiaca puede dañar el cerebro. Lo mismo ocurre con los extremos del pulmón, por ejemplo el asma o la taquipnea, aceleración del ritmo respiratorio, pueden producir daños fatales. Cada órgano ha de cumplir su función sin extremar el uso de sus facultades. Uso no es abuso y maduro, no es prematuro, lo justo no es delito, ni lo adecuado es insuficiente o demasiado. Por lo que vemos, los órganos del cuerpo operan según lo adecuado cuando son maduros, pero el órgano reproductor, encargado de la reproducción de la naturaleza dual humana, a lo largo de la historia, ha venido reproduciendo, al animal humano, sin reproducir al humano espiritual maduro en sensibilidad, inteligencia y conciencia humana. Por eso observamos conductas prematuras y abusivas, o lejos del dominio de la justicia humana. Al no ajustarse a lo humano se deshumaniza.

El instinto reproductor perpetúa al mismo tiempo al animal humano y al espíritu humano. Para que ambos puedan decirse sanos y normales, deben estar saludables y sin contaminar. Deben ser maduros. Maduro es por sobre prematuro  y  a lo prematuro, le falta algo, es insuficiente, no dispone de todo. No se ajusta y por lo mismo, ¡no puede decirse licito, o legal, ni justo! El abuso, por el contrario, es un exceso, no se ajusta a la norma, se excede y se transforma en ilícito, fuera de lo justo, fuera de la ley. Luego, ¡no es justo!

¿Cuál debería ser entonces la función correcta del órgano reproductor humano? El órgano reproductor humano es dual. Ni el órgano reproductor masculino por si solo reproduce, ni el femenino por si solo reproduce al ser humano. Ambos son uno en la reproducción. Cada uno de ellos se debe a su complemento y si no se entregan, libre, voluntaria  e incondicionalmente el uno al otro, el abuso de uno u otro, se denomina violación y ese es un terrible delito, no solo ante la ley civil, sino ante la integridad de la familia.

Violar es privar al otro de lo que le pertenece, en este caso, la pureza, la integridad. La reproducción humana no es un deseo que nace en la imaginación del individuo y que por ser de él, hace con su idea de reproducir lo que le apetezca, sin por eso agredir a nadie. ¡No! La reproducción viene dada en el genoma humano de la naturaleza creadora. Es decir, es previa al individuo. Se construye a las 8 semanas de la gestación, cuando no existe aún consciencia en el individuo. Por lo tanto, no es un órgano del que el individuo pueda, ni deba, apropiarse, porque no lo hizo él. Y si no lo hizo, no le pertenece. Tomárselo, o apropiarse de él, al no ser suyo, lo transformaría en ladrón. ¿De quién es el órgano genital? En principio, se debe a su complemento, porque sin su otra mitad, no existe posibilidad de reproducirse. Y juntos los dos: masculino y femenino, macho y hembra, pistilo y estambre, catión y anión y positivo y negativo, se deben a su naturaleza. Lo positivo y negativo se deben a la electricidad de donde salieron. Los pistilos y estambres se deben a la naturaleza vegetal que los originó. Los machos y las hembras se deben a la naturaleza de la especie animal a la que pertenecen (hagamos hincapié en “pertenece”). Lo masculino y lo femenino, siguiendo la lógica de la naturaleza de la pertenencia, -pertenece- a la Naturaleza Humana. Si pertenece a la Naturaleza Humana, no es propiedad de individuo alguno. A no ser que el individuo se apropie de él, en cuyo caso se transforma en posesión, y  una posesión, no es pertenencia.

Si el órgano reproductor pertenece a la Naturaleza Humana, veamos cómo debería ser utilizado de forma natural sin que perjudique nunca a nadie, ni a nada. Pero antes de explicar el funcionamiento natural normado del órgano genital. Vamos a darnos una vuelta panorámica, para ver, cómo el dominio de los instintos, facilita la sanidad mental y la salud física del ser humano. Comencemos descubriendo cual es el producto del control y dominio sobre el instinto de protección.

Si nuestra conciencia controla los extremos de  ansiedad y  angustia que derivan en el miedo, en una actitud defensiva, eliminamos los extremos tensionales, es decir nuestras conductas serían moderadas, amables, seguras y tranquilas, lo que produciría encuentros pacíficos.

Si nuestra conciencia controla los extremos alimenticios, las dependencias y adiciones y se alimenta naturalmente, con las dosis apropiadas de proteínas, carbohidratos, grasas o lípidos y vitaminas o minerales, si dejamos operar al instinto de conservación para que nos conserve, estaríamos bien alimentados y eliminaríamos las enfermedades físicas derivadas de la escasa, inapropiada o sobrealimentación. Si se controla el ejercicio y la disciplina del sueño, o del descanso, el físico del humano estaría sano.

¿Qué problemas se derivan de un individuo sano físicamente y que controla la tensión y cuya actitud es pacifica? Aparentemente ninguno, pero, disponer de una actitud pacífica, sobre la base de la salud, es solo el inicio del desarrollo humano. Ese individuo sano y pacifico debe interactuar con el ambiente y en ese ambiente existen otros humanos. Los humanos nos comunicamos, no solo por enlaces, es decir, no solo estamos ahí, unos junto a los otros, también intercambiamos elementos motivantes, elementos intelectivos y elementos emocionales, y en ese intercambio o comunicación, también existen reglas de ajuste o desajuste.

Imaginemos que el individuo ejerce el control y dominio sobre los desajustes emocionales, ni sobreprotege, ni es indiferente; sería emocionalmente estable. Imaginemos que ejerce el control y dominio sobre los extremos intelectuales, ni arroga, ni ignora; sería intelectualmente justo. Imaginemos que ejerce el control y dominio sobre su motivación, ni se limita en el cumplimiento del deber, ni se extralimita imponiendo; sería motivacionalmente responsable.

Un hombre o mujer, responsables, justos y emocionalmente estables, que controlan y dominan la ansiedad y la angustia, por lo tanto son pacíficos, tranquilos y moderados y que disponen y gozan de buena salud, ¿disponen de todos los recursos para formar una familia y establecer una tradición normada? ¿Qué ocurriría, en el caso de que se sintieran tan normales con estos recursos y establecieran una relación reproductiva por su propia decisión y sin el conocimiento de la naturaleza humana? Imaginemos que han cumplido con todos los requisitos naturales de ejercer el control y dominio sobre sus extremos emocionales, intelectuales, motivacionales, sobre el instinto de protección, de mantenimiento y… ¿cómo se ejerce el control y dominio sobre el instinto reproductor? Volvamos a recordar que el hombre solo es hombre cuando domina sus  instintos. Y los instintos son tres.

Para mostrar su humanidad, en otras palabras, para que el animal humano pueda ser dominado por el espíritu de la naturaleza humana, los instintos humanos han de ser dominados por la naturaleza humana del espíritu al que le pertenecen. ¿Qué significa esto, que se debe ser célibe y virgen toda la vida? No. La Naturaleza ha creado los órganos reproductivos para reproducirse. Entonces, ¿cómo se cumple el dominio sobre el instinto de reproducción?

En primer lugar superando la tentación de apoderarse de él. El órgano genital masculino se debe al femenino y viceversa. Esto es semejante al Universal Serial Bus  (USB) y el computador, o al disco duro y el computador, ¿qué puede hacer un software sin un hardware? ¿No pertenece el software al hardware y el hardware al software? Si el hardware es expresado en el software y el software realiza el contenido del hardware, lógico sería que se reconocieran pertenecientes el uno al otro. Cuando algo no te pertenece porque pertenece a otro la lógica nos dice que se debe respetar.

La naturaleza de la reproducción humana exige el respeto por el órgano que pertenece al otro. Si se asume mutuamente que es del otro, el individuo, tanto masculino como femenino han de descubrir de qué otro se trata y qué condiciones debe contener. La Naturaleza Humana, exige y obliga a que el otro o la otra sean maduros. Pero seguimos sin entender cómo se logra la madurez del dominio sobre el instinto reproductivo.

Como hombre y mujer, deben establecer su relación coital reproductiva, sobre la base del dominio sobre el instinto reproductor, ambos deben ser declarados por la Naturaleza Humana, maduros en ese dominio. Como la Naturaleza Humana, todavía no dispone de medios para comunicarse con nosotros, la determinación de ese dominio viene dado por pruebas o condiciones.

Si durante un tiempo prudente, se acuerdan mutuamente, respetar sus órganos genitales y entregárselos en condiciones intachables, luego de cumplir esa condición o cuarentena, de respetar sus órganos y sobre la base del control y dominio sobre el celo extremo y los instintos, se pueden ambos relacionar normal y naturalmente, como quieran y cuantas veces quieran.

¿Qué problemas sociales, familiares o individuales se derivan de este actuar?

Si los dos complementos reproducen hijos sobre la base de educarlos en el control y dominio de la ansiedad y la angustia, siendo pacíficos, justos en sus pensamientos y expresiones, y respetuosos y responsables en el cumplimiento de su deber, si tienen una alimentación equilibrada un ejercicio adecuado un descanso suficiente para descansar y controlan y respetan el órgano que pertenece al complemento y establecen su función en consecuencia con las normas de la Naturaleza Humana,  tendríamos, no solo pocas enfermedades físicas, sino también muy pocos trastornos de personalidad. Piensen en esto.

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