19 Diecinueveava Clase Teórica
NORMAS DE COMPORTAMIENTO HUMANO
El
comportamiento humano es producto del actuar propuesto por la pretensión del
individuo.
Existen
dos tipos de pretensión: la del que pretende algún beneficio individual y la
del que pretende un beneficio compartido. El humano natural prefiere y propone
siempre el beneficio compartido y el humano artificial prefiere el beneficio
personal.
1-Cuando
el humano natural, que existe en todo individuo, pretende un beneficio
compartido, ajustado a la naturaleza humana, el proyecto, sea
cualquiera que sea, gratifica y beneficia a todo. En esa gracia derivada de la
gratificación que el receptor agradece porque le agrada, se conectan todos en
el valor establecido.
2-Cuando
el humano artificial, que existe en todo individuo, pretende un beneficio
personal, desajustado con la naturaleza humana, el proyecto, sea
cualquiera que sea, gratifica y beneficia al individuo y perjudica al resto de
la totalidad, lo que conlleva al reclamo, a la acusación y al rechazo del resto
de la totalidad.
Esta
realidad del comportamiento, produce beneficio, en el primer caso y daño en el
segundo caso.
El
humano, por naturaleza es sensible, pero la sensibilidad es una capacidad que
debe madurarse y en muchos casos, esa sensibilidad, es incapaz de sentir el
daño causado por optar en el comportamiento por la alternativa individual.
Generalmente, el individuo tiende a pensar, que como uno es el beneficiado, ese
beneficio es suficiente. Y no es suficiente, lo suficiente benéfica a todo.
El
comportamiento humano responsable, ha de
sentir la necesidad de optar en todo, por lograr el beneficio máximo que
satisface a la totalidad de las especies, porque esa totalidad de las especies,
es la Naturaleza de la Creación y la Naturaleza Humana es responsable del
ordenamiento completo de todo lo creado, a eso se le llama ser ecológico.
Pero
los ecologistas no tienen claro cuál sería el comportamiento ecológico. Piensan
que no se debe dañar a las especies, pero ignoran qué es lo que les daña,
porque desconocen las leyes de la creación.
El
desarrollo de la sensibilidad
hace sentir que la pretensión de un beneficio desajustado con las normas
naturales, deja siempre a algo, o a alguien insatisfecho y asume la responsabilidad de restituirlo o
resolverlo. Pero la sensibilidad inmadura, justifica el beneficio individual en
su propio agrado. Le agrada lo que hace, independientemente de que perjudique
al resto, pero como su conciencia del valor es inmadura, lo sigue repitiendo. A
ese estado le denominamos adolescencia. El individuo adolescente hace lo que
prefiere su adolescencia.
Adolescencia
no es un plazo de tiempo, es un estado de ignorancia de las normas de la
naturaleza. Cuando ignoramos nuestra naturaleza conectiva nos desconectamos,
por eso los adolescentes se desconectan de otros adolescentes, o de sus primos,
hermanos o familiares, en algunos casos incluso se desconectan de sus padres.
¿A qué se debe esta desconexión, afectiva, intelectual o tradicional, a que
conocen su naturaleza conectiva o a que la desconocen? Si entendieran que a
todo el mundo le agrada el afecto y la amabilidad, la sinceridad y el juicio
justo y el cumplimiento del deber, ¿no cambiarían su actitud de indiferencia,
de reclamo, acusación o rechazo, por una actitud amable, comprensiva y
motivante? Pero, ¿cuantos canales de televisión o emisoras de radio, le repiten
al adolescente, que su naturaleza humana es conectiva en la amabilidad,
sinceridad y responsabilidad? ¿Cuántos medios de comunicación le repiten en sus
anuncios que el respeto es responder al cumplimiento del bien común? Y ¿Cuántos dicen que la libertad es la
capacidad de optar por lo que es siempre y para todo válido? Y en cuantos
diarios han visto escrito que el amor es darse por el bien del otro para el
bien de todo, o que el afecto es atender, entender y estar atento a las
necesidades naturales del otro. A lo sumo han escuchado que el amor es darse
por el bien del otro, pero existen miles, sino millones de trabajadores
actualmente que se dan por el bien de las empresas mientras odian a sus
empresarios. No basta con darse por el bien del otro, si ese bien no beneficia
a la naturaleza humana. No basta con ser honesto consigo mismo sin ser honesto
con la legalidad humana y no basta cumplir con lo que se quiere, si eso que se
quiere no cumple lo que se debe realizar. Ya somos adultos para pensar que:
“como doy de comer a mis hijos soy responsable”. ¿Qué tipo de responsabilidad
es esa de proteger, educar y ser amable con la familia, si se es, odioso con la
sociedad, ignorante de la naturaleza humana e indiferente frente a los deberes
sociales?
El
desarrollo intelectual hace
sentir que el juicio racional, según el criterio adolescente, no asegura por
completo en el juicio justo. La razón del que ignora las normas se justifica en
el criterio adolescente, pero no se ajusta en el criterio de lo absoluto. Para
un adolescente, el sentimiento de atracción que siente por su novia, supera al
que siente por sus padres y piensa que es su deber amar a su novia más que a
sus padres. Bajo el punto de vista de sus padres, ese razonamiento es injusto
porque los padres lo crearon, lo criaron, lo educaron y lo maduraron para no
perder el vínculo afectivo que construyeron con él. Y lo que los padres esperan
es el reconocimiento de su realización espiritual. Si el hijo prefiere el amor
de su novia, por sobre el amor de sus padres, pone a los padres en una posición
indigna y cualquiera de ellos pensaría que es injusto que el amor de un par de
años o tres, que lleva con su novia, supere al afecto de los veinte o treinta
años de atención, entendimiento y cuidados ofrecidos por los padres. Pero no
solo por la lógica de la cantidad, sino también por la lógica de la calidad.
Los padres lo dieron todo por los hijos, dieron su propia sangre, sus propios
genes, su tiempo entero, su propio alimento, sus posesiones, sus logros,
conocimientos y cumpliendo el compromiso de madurarlos, sanarlos, limpiarlos,
protegerlos, etc, etc. El hijo que muestra al padre una intensidad mayor de
afecto por su pareja que por sus padres es indigno de esos padres, porque en su
indiferencia hacia ellos les desagradece su sacrificio y dedicación. Esto no
nos lo repiten los publicistas en sus campañas, todo lo contrario, repiten que
los derechos del individuo, y los derechos del niño…y los derechos a la
libertad de pensamiento… y los derechos a la libertad de expresión… y los
derechos a la libertad sexual…Pero y… ¿los deberes? ¿No existen deberes? ¿A
quién se debe lo creado y lo criado? ¿Se deben a sí mismos? Quienes piensen que
sí, podrán obrar en consecuencia y quienes piensen lo contrario, también
deberían obrar en consecuencia.
El
maduro intelectual, reconoce las normas de la Naturaleza Humana y razona en
consecuencia. Reconoce los fundamentos de la creación y en esa legalidad razona
juicios justos. La conciencia del maduro, no es adolescente, reconoce y
comprende la naturaleza de la creación y juzga en consecuencia. El maduro asume
la posición de un líder, de un maestro y de un padre en sus juicios.
Maduro,
no significa que lo conoce todo, eso es pensar adolescentemente. Maduro es el
que dispone del conocimiento de su origen, identidad y propósito; reconoce la
dinámica de la relación, sus fundamentos, funcionar y función y conoce la
naturaleza de la creación con la que conectar su naturaleza humana. Ese es el
contenido que garantiza la madurez humana.
El
criterio maduro hace posible iniciar relaciones con la correcta actitud de amabilidad,
sinceridad y respeto. Posibilita el
seducir con afecto, persuadir con verdad y motivar con el ejemplo de lo
adecuado.
El
desarrollo del respeto por lo natural y la responsabilidad de su cumplimiento, hacen posible la realización del bien común. Respeto y
cumplimiento del deber motivan y desarrollan la voluntad de las personas. La
falta de respeto desmotiva y cumplir lo preferido, deja lo preferente sin hacer
y eso frustra. La frustración sin respeto no se puede superar. Para afrontar y
superar la frustración es necesario respetar lo natural. ¿Cuál es la conducta
natural humana? La de atender, entender y estar atento a las necesidades
máximas del momento y lugar, la de atender con amabilidad, la de entender con
interés en el reconocimiento de la verdad, la del respeto al atender con
determinación y el compromiso de cumplir, resolver y realizar la satisfacción
de lo que se debe hacer.
El
individuo sensible a la necesidad conectiva del valor en los vínculos
afectivos, lícitos y responsables, afronta las relaciones con la auténtica
actitud normal natural; la actitud de la unidad. Para lograr la unidad sensible,ww
provoca sensaciones agradables en el otro o en lo otro. Esas sensaciones
responden a la actitud amable, cariñosa, cordial, simpática, apreciativa, interesada
o afectiva. La sensibilidad madura capta lo necesario en el otro, lo que el
otro necesita y porque lo reconoce necesario lo respeta, respondiendo al
cumplimiento de su deber de resolverlo, solucionarlo o realizarlo.
La
conducta normal del ser naturalmente humano es la de responder al cumplimiento
del deber necesario, sin condiciones, libre y voluntariamente. La
incondicionalidad frente al deber es la actitud normal del comportamiento
natural humano. Busquen los ejemplos que se les vengan a la memoria para
corroborar esta idea y encontrar a quienes consideran más normales. Si
consideran normales a aquellos que frente a una necesidad no se motivan a
resolverla, el tiempo y sus experiencias les demostrarán que están equivocados.
La incondicionalidad ante el deber, no es un mandato civil, ni ciudadano, ni
social, ni costumbrista, es una obligación natural. La conciencia humana no
perdona, no tiene cómo perdonar a quien no responde adecuadamente. El perdón es
un invento contra natura. La naturaleza no pide perdón por los desastres que
produce un terremoto, porque para la naturaleza, lo que produce un terremoto no
es ningún desastre. El desastre lo consideran solo el individuo o el grupo de
afectados, pero no la naturaleza y por lo mismo, el perdón lo solicita el
afectado, no la naturaleza. Perdón es una súplica que permita o tolere cierto
error. Cuando el error no es importante, se puede tolerar, pero la perdida de
la pureza, o de la integridad, ¿cómo se perdona? ¿Conocéis a algún empresario
que perdió a su hija en las manos de un violador, que ponga al violador a cargo
de la administración de su empresa, o que lo nombre encargado de sus finanzas,
o consejero familiar? ¿Qué es entonces el perdón?
El
ser humano debe asumir conductas responsables, lo que significa ser capaz de
responder al cumplimiento de lo que se debe hacer. Lo que se debe hacer, es
siempre la máxima necesidad. Por lo mismo, quien cumple siempre con resolver o
realizar la máxima necesidad válida para todo, no perjudica nunca a nadie. Esa
es la conducta natural normal. Ese es el verdadero comportamiento humano justo,
porque se ajusta a la justicia natural. Si se consigue orientar a los
estudiantes en esa determinación, el pueblo será más eficiente, justo y
afectivo. La educación ha de partir de esa premisa: “responde siempre
voluntariamente al cumplimiento del máximo deber válido para todo”.
Cuando
todos, responde libre y voluntariamente al cumplimiento del máximo deber válido
para todo, se solucionan todos los problemas sociales, familiares e
individuales. Los políticos han de comprender este planteamiento, los periodistas
también, los publicistas, escritores, docentes, representantes, líderes
sociales, alcaldes, concejales, diputados, senadores, jueces y encargados del
orden público, han de saberlo y exigirlo desde su posición de orientadores. El
día que este conocimiento sea implantado en los jardines infantiles de la JUNJI,
en los colegios municipales y particulares, en las universidades estatales o
privadas, gozaremos de la eficiencia que hoy por hoy nos es ajena y enajena.
Es
importante que los líderes sociales reconozcan que el modo de mejorar la salud,
la educación y la producción del país se basa en los fundamentos de la
Naturaleza Humana, no en decisiones partidistas de partidos que no son enteros,
ni de planteamientos económicos que no economizan, ni en ideologías subterráneas
que no promueven la libertad de optar
por la opción válida para todo. El futuro de la humanidad lo determinamos hoy
nosotros, tu que lees esto y yo que lo escribo. Los dos debemos asumir la
responsabilidad de publicar este antibiótico social, para curar el letargo de
una tradición social dormida en el sueño de su realización. Para garantizar la
realización de cada uno es necesario antes, realizar al todo, a la comunidad
entera del lugar en el que habitas. Ahora tenemos la solución, el resto es
publicitarla y comenzar a obrar de acuerdo con las normas naturales del ser
normal para madurar.
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